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“Llegaba a mi casa y no sabía si esa noche me iban a llevar”

Este 24 de marzo se celebra un nuevo aniversario del comienzo del último gobierno de facto que tuvo la Argentina. San Francisco también estuvo expuesta a las persecuciones y desapariciones. Alcides Cabrera, gremialista en aquel entonces, le cuenta a DSF en primera persona lo que fue vivir esa época.


Era miembro del Sindicato de Obreros de la Industria Maderera ya que trabaja en relación de dependencia para una empresa de ese rubro. Vivió de cerca la persecución de las patotas militares pero nunca fue detenido. Pese a ello vivió mucho tiempo con el miedo de ser capturado. La vuelta a la democracia la vivió con una inmensa alegría.

Cabrera era un obrero más de la industria maderera que formó parte del gremio sin ser uno de los altos directivos en la época de la dictadura. Ya con los militares al poder se enteró que era uno de los apuntados para seguir por los militares de nuestra ciudad.

Alcides contó que “ser sindicalista en esa época fue medio traumático y peligroso. Los trabajadores estábamos desprotegidos hasta que salió la ley de contrato de trabajo. Entonces en ese entonces la señora Nora de Gallardo (desaparecida durante la dictadura) nos daba clases sobre esa ley para que nosotros sepamos. Había mucha actividad sindical. Por ese motivo a ella los sectores empresariales la consideraron como una enemiga por abrirle la cabeza a los ‘giles’”.

Además también manifestó que el Doctor Gallardo, uno de los desaparecidos que tiene nuestra ciudad, era uno de los asesores de ese Sindicato como de muchos otros. Por estos motivos cree que el gremio quedó marcado por las altas esferas militares.

Ya con el gobierno de facto en el poder varios de los que pertenecían a ese Sindicato empezaron a ser perseguidos por las entonces patotas que respondían a los militares. “Creían que habían cosas raras en el Sindicato pero no era así. Estuvo intervenido por un par de semanas. El Secretario General fue el primero que manifestó que lo seguían”.

Cabrera tenía como habitualidad ir a tomar café en un bar céntrico y un día un compañero lo anotició de que había gente de la patota que preguntaba para saber de él. “Me dijeron que tenga cuidado porque andaban preguntando por mí. Por varios días me siguieron hasta mi casa y ahí empecé a tener miedo. Yo llegaba a mi casa y no sabía si esa noche me iban a llevar o no. Ya sabíamos que desaparecía gente y yo tenía miedo por toda mi familia”.

El gremialista afirmó que la gente sabía todo lo que estaba sucediendo en nuestra ciudad. Además aportó que después del golpe del 1976 a los pocos días Benjamín Menéndez con toda la plana mayor de Córdoba estuvo en San Francisco refugiado en el Colegio Inmaculada Concepción (hoy FASTA). “Hubo actos en los que hablaron mal de los gremialistas y los sectores más humildes. Había mucha gente que los fue aplaudir, entre ellos el sector empresario”.

El Sindicato de Obreros de la Industria Maderera permanece en el mismo lugar

Cabrera aceptó que el Sindicato de Obreros de la Industria Maderera tenía fuertes raíces peronistas. Si bien él se considera peronista no era un asiduo militante político, sino que sólo participaba de los paros del sector.

Otro de los puntos que reconoce de la época son las famosas listas negras que circulaban en la ciudad. “Había sectores que apuntaban a la gente en la ciudad. Por eso desaparecieron ciertas personas, porque estaban dentro de las listas negras que la elite preparaba”.

La vuelta de la democracia

El sindicalista argumentó, con lágrimas de emoción en sus ojos, que la vuelta a la democracia la tomaron con suma alegría.

“El día que asumió Alfonsín recuerdo haber estado en mi casa y me puse a llorar a pesar de ser peronista. Sabíamos que se había terminado la dictadura”, contó al borde del llanto tras recordar ese momento.

Agregó que “veníamos de tantos años que nos pisaban la cabeza, que no sabíamos si nos iban a matar o secuestrar. Llegamos a pensar en irnos de nuestras casas y dormir en plazas o parques porque sabíamos que nos seguían”.

Por último esgrimió que teme que se pueda volver a repetir lo sucedido hace más de cuarenta años. “Le han implantado mucho odio a la gente más humilde y a los más desprotegidos. Si mañana hubiera una elección y tendrían que votar que vuelva la dictadura, muchos lo votarían”.