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La pandemia castigó más fuerte a las mujeres: su sueldo promedio cayó el doble que el de los hombres

n términos de empleo y de salario, la pandemia tuvo mayor capacidad de daño sobre las mujeres que sobre los varones. El profundo deterioro que la crisis sanitaria produjo sobre la economía y, como consecuencia, sobre el mercado laboral en el Gran Córdoba profundizó todas las inequidades de género que ya existían.

Así lo muestran los últimos datos abiertos por el Indec para Córdoba Capital y alrededores, correspondientes al segundo trimestre de 2020 y relevados por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH).

La información fue procesada y analizada a pedido de La Voz por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa). Y comparada con datos similares de un año atrás: segundo trimestre de 2019 (abril, mayo y junio).
Vale destacar que se trata de uno de los trimestres más complicados del año, cuando la pandemia del Covid-19 hizo sentir a pleno su impacto sobre la actividad económica.

En ese contexto, las mujeres sufrieron en mayor grado que los hombres la expulsión del mercado laboral y la erosión de ingresos; y la brecha salarial entre ambos grupos en actividad creció un 30 por ciento respecto de 2019.

El fenómeno se debe a una combinación de causas que ya minaban la situación laboral femenina antes de la pandemia y que se profundizaron: los sectores con empleo feminizado formal e informal resultaron en general más castigados que otros por la crisis (empleo doméstico y en educación, por ejemplo); y fue sobre la mujer que recayeron con mayor peso las nuevas rutinas familiares, la escolarización en el hogar y la caída de las redes de cuidado causadas por la cuarentena.

“En épocas de crisis, las mujeres suelen ser las primeras afectadas y las últimas en recuperarse. Por la pandemia, gran parte de los trabajadores pasaron a la inactividad. Pero en el caso de las mujeres, la tasa de actividad (relación entre la población económicamente activa y la total) bajó a un piso inédito en más de una década: 35,2 por ciento”, señaló Virginia Giordano, coordinadora de investigaciones de Idesa.

Para los varones, ese indicador que grafica qué cuota de la población participa o intenta hacerlo del mercado de trabajo también descendió, pero al 52,3 por ciento.

Pasando en limpio, entre 2019 y 2020 se perdieron en el Gran Córdoba un 19 por ciento de los empleos femeninos de toda condición (54 mil) y un 15 por ciento de los masculinos (55 mil).

Por la pandemia, gran parte de estos trabajadores desocupados dejaron de buscar empleo y pasaron a la inactividad: pero mientras que entre los varones fue el 63 por ciento, entre las trabajadoras desplazadas lo hizo el 88 por ciento.

Informales, las más perjudicadas

Si se mira a los expulsados por categoría ocupacional, las trabajadoras informales fueron las más golpeadas: entre 2019 y 2020 descendieron casi a la mitad, un 42 por ciento (33.600 ocupadas menos); contra 24 por ciento de los
varones.

«Una cuota importante la explican las trabajadoras domésticas no registradas, que por la pandemia vieron restringida su actividad”, precisa Patricio Canalis, economista de Idesa que analizó los datos.

El segundo mayor descenso se dio en el empleo formal privado: 20 por ciento menos de mujeres que hace un año dijeron estar empleadas; una caída cercana en este caso a la registrada en el universo masculino (18 por ciento).
“La situación de jardines de infantes y de colegios privados llegó a ser dramática, y por cierre se perdieron empleos en blanco, distinta suerte corrieron las docentes públicas”, contextualiza Canalis.

En el sector público, en tanto, la encuesta muestra un crecimiento de ocupados varones entre 2019 y 2020 del 18 por ciento (principal motivo, mayor demanda de fuerzas de seguridad); y de sólo el uno por ciento en mujeres (docentes y salud).

Aferradas al cuentapropismo

Párrafo aparte merece el colectivo de “no asalariados”, patrones y cuentapropistas de muy diverso perfil, desde profesionales independientes hasta personas que realizan changas o gestionan un negocio unipersonal.

Los datos muestran cómo las mujeres se aferraron a esta modalidad para generar ingresos: entre varones, hubo un descenso interanual del 14 por ciento, contra una suba del uno por ciento en mujeres.

«Apareció una alternativa que, a pesar de ser empleo precario, salvó a varios hogares: la industria domiciliaria, es decir, mujeres autoempleadas, produciendo en su propia vivienda, por ejemplo, trabajos textiles o de reparación”, explica Canalis, quien aclara que no se trata de “teletrabajo”.

“Tal fue la magnitud que el 55 por ciento del empleo industrial femenino se realizó desde casa. Otras alternativas fueron el comercio minorista y el rubro de alimentos. El trabajo por cuenta propia fue el principal resorte en la crisis para las mujeres que perdieron su empleo”, destaca.

Más brecha salarial

La pandemia, que causó una erosión general de los ingresos, profundizó la inequidad salarial que ya existía entre hombres y mujeres en el Gran Córdoba.

En 2019, una mujer ganaba, en promedio, 26 por ciento menos que un varón; la brecha trepó al 34 por ciento en 2020.
A junio pasado, el ingreso promedio femenino declarado en el Gran Córdoba fue de 21.878 pesos, una cifra 9,8 por ciento (en términos reales, computando inflación) inferior a la de un año atrás. Para los hombres, el deterioro fue del 4,6 por ciento: su salario promedio fue de 29.217 pesos.

Las cifras quedan muy lejos de la Canasta Básica Total (CBT) medida por Indec para una familia tipo en ese mes, referencia para trazar la línea de pobreza: 43.810 pesos.

Un ejemplo especial lo aporta Juan Rousselot, delegado interventor en Córdoba de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos (Uthgra): “Las empleadas de comedores de Paicor, infantiles y de adultos mayores son unas tres mil en la provincia. No trabajan desde marzo y cobran el 50 por ciento de su haber, unos siete mil pesos mensuales. Por estar registradas, no accedieron a IFE”.

La magnitud de la brecha salarial por género suele atenuarse si se considera el salario horario, pero la caída de horas trabajadas fue muy similar para hombres y mujeres en 2020: 21 por ciento y 23 por ciento, respectivamente.
Desde Idesa, sintetizan: casi la mitad (48 por ciento) de las mujeres en actividad en el Gran Córdoba ganaron hasta 22 mil pesos en 2020. Entre informales y cuentapropistas, el porcentaje supera el 70 por ciento; muchas de ellas por debajo del salario mínimo vital y móvil. En los hombres, el 36 por ciento estuvo debajo de 22 mil pesos.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior