EconomíaPolítica

En un contexto adverso, arranca hoy la negociación con el FMI

No se esperan grandes novedades para el día, pero con la reunión de hoy entre el Gobierno y el FMI comienza a correrse una carrera contrarreloj para reestructurar la deuda externa de la Argentina antes del 31 de marzo.

El cara a cara de Martín Guzmán, ministro de Economía, y el FMI se dará en contexto adverso: ayer los bonos de la deuda se derrumbaron hasta 9,6 por ciento y el riesgo país escaló 3,4 por ciento a los 2.146 puntos, mismo nivel que el septiembre poselectoral de 2019.

La cita será en Nueva York. Guzmán se reunirá con Luis Cubeddu, jefe de la misión del Fondo para Argentina, y Julie Kozack, directora adjunta del departamento para el hemisferio occidental.

Allí Guzmán detallará la situación del país y expresará cuáles son las condiciones que pide el país: básicamente, dos años de gracia para comenzar a pagar un pasivo de 44.000 millones de dólares. Si no se crece, no se paga. Ese es el mensaje que lleva el ministro.

Ayer los mercados ratificaron su situación de agria espera: el Bonar 2024 en dólares cayó 9,56 por ciento y el Par 2038 bajó 4,9 por ciento, entre otros. Las acciones de empresas argentinas en Wall Street cayeron hasta 6,5 por ciento.

En el mercado local, el Gobierno colocó Letras a tasa Badlar por 18.714 millones de pesos, a mayo y agosto. Hubo ofrecimientos por 20.298 millones, pero con protagonismo de los bancos a los que se les pidió oficialmente que sean más activos para ayudar al Tesoro.

En ese escenario, el Banco Central tuvo que salir a vender 150 millones de dólares para contener a la divisa en el mercado mayorista, donde ascendió ocho centavos y cerró a 60,15 pesos, su máximo nivel desde el 14 de agosto, tras las elecciones primarias.

El contexto

Los movimientos negativos para los indicadores argentinos se registraron el día en el que la mayoría de los mercados financieros del mundo operaron en rojo debido a la expansión de la crisis sanitaria en China por los casos de coronavirus.

La cantidad de muertos por el brote de un coronavirus en China se elevó a 81 ayer, mientras el Gobierno extendió las vacaciones del Año Nuevo y un número mayor de grandes empresas comunicó a su personal que trabaje desde casa en un esfuerzo por frenar la propagación de la enfermedad.

El impacto que pueda tener la crisis sanitaria china en la segunda economía global genera pánico en los mercados, afectando sobre todo los activos de las empresas del gigante asiático y, por arrastre, a las economías emergentes inestables como la Argentina.

No obstante, a los activos argentinos les está pegando con dureza la incertidumbre que hay sobre cuál será la propuesta que presentará finalmente Guzmán ante los acreedores internacionales que tienen en sus carteras bonos argentinos en dólares.

Guzmán desayunó ayer con la titular del Consejo de las Américas, Susan Segal, y un nutrido grupo de banqueros, inversionistas y empresarios. “Nos fue muy bien”, acotó el ministro al salir del lugar. Adentro habló de “consistencia” de la política macroeconómica actual. Y a los acreedores les solicitó “buena fe”.

En las mesas del auditorio lo escucharon, entre otros 50 influyentes hombres de negocios, Pablo Golberg, del fondo Blackrock; Gerardo Mato, presidente para del HSBC para la Región; y representantes de Bank of America y JP Morgan. También Eduardo Eurnekian, presidente de Corporación América.

Pero al margen de su agenda, lo que más ruido genera –explicaron operadores de la city financiera porteña a La Voz– es la deuda bonaerense. La gestión de Axel Kicillof ofreció ayer a los tenedores del bono 2021 cancelar de manera anticipada y en su totalidad intereses por 7 millones de dólares. Fue una mejora en la oferta para que acepten postergar hasta mayo el pago de unos 250 millones de dólares de capital del papel. Para poder patear los pagos, Kicillof necesita que lo acepte el 75 por ciento de los acreedores. Pero, según reveló Guzmán ayer, hasta ahora adhirió sólo el 26 por ciento.

El Central espera caída de la inflación

Con cautela, pero con optimismo. Esas palabras podrían definir a los pilares que el Banco Central señaló ayer como bases para su política monetaria y los cambios que propone respecto a lo que aplicó el macrismo entre 2015 y 2019.

Esos cambios, dijo la entidad, son porque la gestión macrista sólo generó una inflación “muy alta” y “un intenso y persistente proceso recesivo, que se ha traducido en marcados niveles de desocupación, precariedad y pobreza”. Sobre la inflación, uno de los flagelos que más preocupan, dijo que se espera “su desaceleración hacia niveles marcadamente menores que el año 2019”.

Argumentó que ese será el resultado de la concurrencia de las políticas monetaria, cambiaria y fiscal, los acuerdos de precios y la coordinación de estrategias de corto y largo plazo, a través de distintos ámbitos institucionales.

Señaló que las tasas de interés no serán excesivamente elevadas, pero se mantendrán sobre la inflación proyectada.

La entidad dijo en un comunicado que considera necesario “asistir excepcionalmente al Tesoro” tanto en la eventualidad de pagos de deuda al exterior como, de ser estrictamente necesario y bajo “límites prudentes” que respeten el equilibrio en el mercado monetario, financiamientos en pesos.

Aclaró por ello que seguirá expandiendo la base monetaria, para atender la demanda que generará la –esperada– recuperación de la economía. Prometió una “expansión prudente de los agregados monetarios, evitando desequilibrios que afecten en forma directa o indirecta al proceso inflacionario”.

También se sostendrá el cepo para una política de “flotación administrada” del tipo de cambio. Y con ello propiciará la acumulación preventiva de reservas internacionales, sobre la base del ingreso genuino de divisas provenientes de las exportaciones que pueda registrar el país.

Impulsará la expansión del mercado de créditos para atender las necesidades de los hogares y de la producción.

Y aseguró que las políticas adoptadas hasta aquí permitirán ir definiendo un nuevo encuadre macroeconómico sustentado en la recuperación del mercado interno y el crecimiento de las exportaciones, induciendo aumentos en la inversión y la productividad, lo que decantará en un crecimiento del empleo.

El Central vendió 150 millones de dólares

Tomó la decisión para contener la demanda “verde”.

En un contexto global adverso y por las dudas que genera el resultado de la negociación argentina por la deuda, el Banco Central tuvo que vender ayer casi U$S 150 millones para contener a la divisa en el Mercado Único y Libre de Cambios, que avanzó ocho centavos y cerró a $ 60,15, su máximo nivel desde el 14 de agosto, tras las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso), en medio de una firme demanda.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior