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Sorpresa y críticas por la deuda a 100 años que tomó el Gobierno

Las reacciones predominantes ayer fueron claras: sorpresa y críticas. Fue cuando, sin que nadie lo previera, el Ministerio de Finanzas de la Nación anunció que había tomado prestados 2.750 millones de dólares a 100 años de plazo. Al dato lo había filtrado, unas horas antes, la agencia Bloomberg.

La sorpresa no fue sólo por el plazo, inédito para Argentina, un país que está entre los que mayor cantidad de defaults declararon en su historia, que en los últimos 23 años fue el peor pagador de todos (tres ocasiones en ese lapso) y que, en el último caso, en 2002, declaró la mayor moratoria de la historia. Lo llamativo fue también la tasa de interés que se comprometió a pagar el país: 7,125 por ciento anual, vista como elevada.

“Esta operación se enmarca en el objetivo del Gobierno de asegurar el financiamiento en las mejores condiciones posibles para el crecimiento de la economía y la generación de empleo”, dijo el ministro Caputo. Remarcó que otros países con emisiones a 100 años son México, Bélgica, Irlanda, China, Dinamarca y Suecia.

Claro que unas centésimas de diferencia de tasas, en tantos años, significan mucho. Matías Daghero, de la firma cordobesa de asesoramiento financiero DLC, comparó con el bono a 100 años que colocó México en 2014. Al 5,75 por ciento, por cada 100 dólares que tomó pagará 575 en intereses en la centuria. Argentina, al 7,125 por ciento, pagará 713 dólares.

“La tasa que convalidó Argentina es alta si se compara con la que están pagando (aunque no a 100 años) Brasil, Uruguay o Chile, que están entre 300 y 400 puntos básicos más abajo”, sostiene John Walker, director de la casa financiera cordobesa Dracma.

“Pero es baja si se recuerda que hasta el arreglo con los holdouts , Argentina tomaba deuda por plazos de apenas cinco años, pagando rendimientos del orden del 13 al 15 por ciento”, sostiene Walker.

No es lo mismo tasa y rendimiento. La tasa es lo que el Estado se compromete a pagar, que en este caso es 7,125 por ciento anual. Pero el rendimiento es lo que el inversor embolsará, que depende de lo que pague por cada bono de 100 que emite el deudor. En este caso, se pagó menos, por lo que el rendimiento final es 7,91 por ciento.

“La tasa es razonable en el actual contexto”, dice Lucas Croce, de DLC. “Tal vez hubiera sido mejor esperar para obtener una tasa mejor en el futuro. Pero también hay que ver que la Reserva Federal de Estados Unidos acaba de iniciar un ciclo de reversión de su tasa, que está empezando a subir. Si dentro de un año eso sigue, esta tasa puede haber llegado a ser buena, porque lo que paga Argentina tiene dos componentes: el costo internacional del dinero más unos puntos extra que el país tiene que pagar por su nivel de riesgo si es que quiere conseguir inversores”.

Otro analista, de la Capital Federal, que pidió reserva de su nombre, remarcó otro aspecto: el del plazo. Argentina viene ofreciendo rendimientos de 7,10 por ciento anual para sus bonos a 30 años. “7,91 para 100 años no parece tanto, teniendo en cuenta que siempre, al estirarse los plazos, las tasas suben.

Tanto Walker como Croce apuntaron al otro elemento que llamó la atención. Al Ministerio de Finanzas le ofrecieron unos 9.000 millones de dólares. Pero tomó menos de un tercio. Walker remarca que en lo que va del año el Gobierno ya tomó (en gran medida para renovar vencimientos, es decir, no es deuda nueva) más de 50 mil millones de dólares. El monto de ayer no llega al 5 por ciento del total. Por eso, algunos especularon con que la operación podría estar atada a asegurar la declaración del país como mercado emergente para las acciones de firmas argentinas en Nueva York.

El exministro de Economía de Cristina Fernández, Axel Kicillof, había criticado la medida: “¡Así no se puede seguir! Deuda que se va a pagar por 10 generaciones”, dijo. Caputo lo aludió al recordar que los gobiernos K se endeudaban a cinco años a tasas del 15 por ciento con Venezuela.

Desde los sectores ortodoxos también hay fuertes críticas.

“Están reconociendo que no van a poder bajar la tasa a futuro”, dijo el exsecretario de Finanzas Guillermo Nielsen. “Los hechos muestran que se decidió no bajar el gasto”, sostuvo el economista Agustín Monteverde.

“Estamos aprovechando un momento de tasas muy bajas a nivel mundial (…) No hay que perder perspectiva: lo que pagamos en esta emisión es lo mismo que pagaba Estados Unidos por su deuda a largo plazo en la década de 1990”, dijo Caputo.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior

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