Policiales

El precio de la carne no para de subir y podría dar otro salto antes de Navidad

El bolsillo del consumidor cordobés percibe que la carne está cada vez más “dura”.

La apreciación no surge de la calidad del producto sino de la suba de los precios en el último eslabón de la cadena: el mostrador.

Las pizarras de las carnicerías confirman que no se trata de una sensación sino de un hecho contundente.

La impresión cobró fuerza en las últimas tres semanas.

En ese lapso, el kilo de carne vacuna trepó entre el 20 y el 25 por ciento, según coinciden carniceros locales, un dirigente del Mercado Norte y un representante de la industria frigorífica, consultados por La Voz.

“Calculamos que el aumento interanual del precio de la carne su ubicará por encima del 50 por ciento, en relación con 2019”, estimó Daniel Urcia, presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra).

De confirmarse la conjetura, el encarecimiento superaría por 15 puntos o más a la inflación proyecta por el Indec para 2020 (alrededor del 35 por ciento).

Urcia asegura que el sensible incremento de los precios no es consecuencia de la especulación de los productores sino de razones propias de “uno de los mercados más transparentes” de la economía argentina.

“La cadena de ganado y carne tiene varios defectos pero un activo de gran valor: la transparencia en la formación de precios porque no hay posiciones dominantes en ningún eslabón que pueda manipularlos”, argumentó.

“En Argentina hay unos 200 mil productores, alrededor de 400 frigoríficos; más de tres mil matarifes y abastecedores, y unas 80 mil carnicerías. Es decir, tenés demanda y oferta suficientes y es esa relación la que determina el precio de mercado”, sostuvo el dirigente empresario.

¿Por qué sube tanto?

Urcia atribuyó el reciente incremento de precios a una combinación de factores entre los que destacó la suba en los valores de la hacienda en el mercado de Liniers (reflejada también en el de Jesús María), la falta de animales en los corrales de engorde y el aumento generalizado de la cotización internacional de los granos (especialmente del maíz).

Hecho el razonamiento, resumió el comportamiento de los valores en 2020.

“En este año singular por la pandemia, la carne vacuna tuvo una suba importante en las dos semanas posteriores al inicio de la cuarentena; los precios se mantuvieron en los niveles de marzo hasta la primera semana de setiembre. Volvieron a subir fuerte en noviembre y es probable que den otro salto en lo que queda de diciembre con lo que el incremento interanual se ubicaría por encima del 50 por ciento” resumió”, Urcia.

Por su parte, el gerente del Mercado Norte, Fabián Lattanzi, coincidió en general con el dirigente empresario y precisó que las últimas subas se notaron más en cortes especiales, como peceto y lomo.

Aclaró también que los puesteros del centro de abastecimiento “tratan de trasladar a precios el menor porcentaje posible para que no sigan cayendo las ventas; nuestros principales clientes son los hoteleros y los gastronómico, dos sectores muy castigados por el aislamientos social” para prevenir el Covid-19, explicó.

Detrás del mostrador

A su turno, Ignacio Marconetti, propietario de la carnicería ‘En carne propia’, de barrio Colón, indicó que la suba de precios en la segunda mitad de noviembre y en lo que va de diciembre ha sido del 20 al 25 por ciento.

“Se notó más en el asado”, apuntó.

Dijo también que subieron el pollo y el cerdo, pero en un porcentaje inferior.

“El motivo de los aumentos nos excede a los pequeños negocios; nosotros nos acomodamos como podemos a las circunstancias”, comentó.

En los mismos términos se manifestó Soledad, de carnicería ‘Los Mellis’. En ese punto de venta de barrio Ayacucho, la costilla y el vacío se venden a 600 pesos el kilo; el peceto, a 610 y el matambre, a 620 pesos el kilo. Los cortes más económicos como el osobuco y la aguja, se despachan a 350 y 380 pesos el kilo, respectivamente.

El abrupto aumento de la carne vacuna se viene dando en el tramo final de un año complicado y de alta sensibilidad social, con las fiestas de Navidad y fin de año encima.

Seguramente impactará en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), en el bolsillo de los asalariados y en la economía doméstica de los sectores más vulnerables.

En ese escenario, el Gobierno nacional busca cerrar un acuerdo con los frigoríficos exportadores para que las celebraciones navideñas encuentren al menos el asado a precios “populares”.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior