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La UNC entre las mejores Universidades de América Latina

De acuerdo al último Ranking de Universidades Latinoamericanas 2017, la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y la Austral son las dos únicas altas casas de estudio argentinas entre las 81 mejores. A quienes vieron la selección, realizada por la revista británica Times Higher Education (THE), les sorprendió la ausencia de la UBA.

En tanto, la Universidad Estatal de Campinas, Brasil, fue elegida como la más importante de América Latina, de acuerdo al ranking de Educación Superior de la revista THE.

En su ascenso al primer lugar desplazó a la Universidad de São Paulo al segundo puesto del Ranking de Universidades Latinoamericanas 2017. Las razones principales del éxito se basan en que poseen un fuerte desempeño en términos de su influencia en el campo de nuevas investigaciones (citas) y el nivel de ingreso de sus egresados a la industria.

«Los resultados de la clasificación reflejan mejoras a largo plazo que la institución ha hecho a su estrategia de investigación y esfuerzos de transferencia de conocimiento en los últimos 15 años», explicó Marcelo Knobel, rector de la Universidad Estatal de Campinas. Y agregó que otras de las claves fue llevar adelante un «proceso muy selectivo en la contratación de nuevos profesores» y «trabajar en estrecha colaboración con las empresas de investigación».

El listado comprende a 81 universidades, de las cuales 32 son brasileras. Si bien su dominio regional es formidable, sólo 18 de ellas se encuentran dentro del Top 50, cinco menos que el año pasado. En total, 20 universidades brasileñas perdieron posiciones.

Para Phil Baty, editor de Times Higher Education Ranking, este dominio se produce debido a que Brasil invierte más en investigación y desarrollo con respecto a otros países de la región, aunque, aclaró, que el presupuesto destinado «sigue siendo bajo en comparación con los estándares mundiales».

«Brasil no debe ser autocomplaciente y asumir que va a liderar la lista en el futuro. Mientras las universidades en toda América latina se esfuerzan en aumentar la calidad de la educación y de la investigación, la competencia por los mejores académicos y estudiantes se hará cada vez más intensa», dijo Baty en un comunicado de prensa.

La tríada en crecimiento

Luego de Brasil, el país con mayor incidencia en el ranking es Chile, representado por 15 universidades en el Top 50, cuatro más que en la edición anterior, completando su participación con 17. Por su parte, Colombia también mostró un gran desempeño con 5 casas entre los puestos más preciados -más siete que se sumaron a la lista general.

La Pontificia Universidad Católica de Valparaíso es una de las más destacadas, al progresar de la franja 26-30 al puesto 20. De acuerdo al informe, esto se debió a un gran aumento en la reputación de sus docentes. Mientras que la colombiana Universidad de los Andes subió del décimo al quinto puesto con respecto a 2016.

Por su parte, Argentina se sumó por primera vez, con dos universidades emblemáticas: la Universidad de Córdoba (entre el puesto 26 y la 30) y la Universidad Austral (61-70), aunque con la llamativa ausencia de la Universidad de Buenos Aires, que en otro prestigioso ranking como el QS ocupa el puesto 75 en el mundo y se mantuvo como la mejor universidad iberoamericana por tercer año consecutivo.

«La razón principal de la ausencia de la UBA se debe a que simplemente no envíamos la información. A diferencia de otros rankings universitarios, el THE tiene la particularidad de solicitar toda una serie de indicadores, que para poder presentarlos se debe tener una oficina estadística aparte que los elabore», explicó a Infobae Patricio Conejero Ortiz, coordinador general de la Secretaría de Relaciones Internacionales, de la UBA.

«Otros rankings, como el QS, recopilan información a partir de fuentes oficiales, no a partir de lo que envía cada universidad. Si se toma cualquiera de los otros rankings con peso a nivel regional, Argentina siempre tiene entre 12 y 14 universidades. En éste solo dos, y en el realizado el año pasado solo se encontraba la Universidad Nacional del Sur. Es un ranking importante a nivel global, pero por su metodología no tiene mucho peso en América Latina», agregó.

De acuerdo a THE, Argentina tiene una alta proporción de investigadores y destaca además por contar con muy altas tasas de participación universitaria, así como una investigación de alto nivel.

La tríada de naciones compuesta por Chile, Colombia y Argentina pertenece a un grupo de élite, con muchas probabilidades de convertirse en futuras estrellas de la educación superior.

Para llegar a esta conclusión, THE se basó en un trabajo reciente, realizado en colaboración con el Centro de Educación Global del Instituto de Educación de la University College of London (UCL). Allí, identificaron a 7 países a nivel mundial con muchas chances de crecer con respecto al resto, entre los que se encontraban la tríada de América Latina.

Entonces, Argentina, Chile y Colombia pasaron a pertenecer a un nuevo grupo denominado «TACTICS» (Tácticos). Entre las características principales se encuentran la muy alta tasa de matrícula terciaria bruta, o sea, la proporción de estudiantes universitarios matriculados, que en los casos de Argentina y Chile representan un 80 y un 87 por ciento, respectivamente, como también un alto nivel de calidad en la investigación. En Colombia, por ejemplo, la producción de publicaciones de investigación creció un 49 por ciento desde 2011.

«Sin embargo, Colombia invierte menos en investigación y desarrollo y en educación terciaria que muchos de sus países vecinos y alberga una menor proporción comparativa de investigadores», agregó Baty.

El otro país sudamericano que ingresó por primera vez es Ecuador, con la Universidad de San Francisco de Quito (USFQ), ubicada entre los puestos 41 a 45; y la Escuela Politécnica Nacional, que quedó en el grupo del 61 al 70.

«Ambas universidades alcanzaron puntajes altos debido a su influencia investigativa (citas en publicaciones académicas) – USFQ está a la cabeza de la región en este parámetro- y a su proyección internacional. No obstante, estas universidades son mucho más débiles cuando se trata de sus esfuerzos en enseñanza, en entornos investigativos y en la transferencia del conocimiento», señaló Baty.

El crecimiento de estos países, lógicamente, supone la caída de otros. Uno de los casos más llamativos es el de México. Representado por 13 instituciones, solo seis alcanzan los 50 primeros, contra las ocho del año pasado. Por su parte, el único representante de Costa Rica, la Universidad de Costa Rica, se desplomó: pasó de ocupar la franja de 26-30 a la 41-45. Si bien la casa de altos estudios tica tuvo un mejor desempeño que en 2016, los especialistas abogan esta caída a un «aumento de la competencia en la tabla».

Aumento de matrículas

De acuerdo al último informe del Banco Mundial (WB), la cantidad de estudiantes -de 18 a 24 años- que se matriculan tanto en América Latina como en el Caribe se duplicó durante la última década, pasando de 21 por ciento en 2000 a 40 por ciento en 2010.

El trabajo En una encrucijada: la educación superior en América Latina Y el Caribe también reveló que a pesar del acceso desigual a la educación, durante los últimos 10 años hubo avances significativos: En promedio, el 50 por ciento más pobre de la población de la región representó sólo el 16 por ciento de los estudiantes de educación superior en 2000, mientras que para 2013 esa cifra había aumentado alrededor del 25 por ciento.

El aumento del sector privado

El informe del Banco Mundial también resaltó el aumento de la educación privada. Alrededor de una cuarta parte de las universidades de América Latina y el Caribe que operan hoy se inauguran entre 2000 y 2013, y muchas de ellas no pertenecer al Estado. En ese período, la proporción de universidades pagas aumentó del 43% al 50%. Esta estadística podría ser un indicador del crecimiento del número de universidades privadas en el ranking de este año.

A pesar del aumento de instituciones y de la matrícula, eso no significó un crecimiento de estudiantes graduados. De acuerdo al WB sólo la mitad de los estudiantes universitarios se gradúan a tiempo -basados ​​en el número de estudiantes de 25 a 29 años que aún no han obtenido un título-.

Para María Marta Ferreyra, economista principal para América Latina y el Caribe en el Banco Mundial y principal autor del informe, «la razón principal de las bajas tasas de graduación en la región es la escasa preparación académica». La especialista también resaltó que sorpresivamente «los estudiantes en instituciones no selectivas o en programas cortos de dos o tres años tienen más probabilidades de abandonar que aquellos en cursos más tradicionales y más exigentes».

Ferreyra sostuvo que otros de los problemas que generan deserción es que muchas instituciones «no se conectan muy bien con el mercado, por lo que los estudiantes tienen dificultades para ver la aplicabilidad de lo que están aprendiendo».

Juan María Segura, experto en educación e innovación, explicó: «Esto sucede porque hoy vivimos en un mundo interconectado, en donde el trabajo de las compañías demanda mucha creatividad, pero a la vez adaptabilidad estratégica. Todo esto genera una demanda enorme para un sistema que fue concebido para ayudar a los estudiantes universitarios a desenvolver su proyecto en este entorno». Y agregó: «Nada de lo que produzca el sistema educativo actual, que no capture parte de este desafío de época, va a ser deficiente».

Ferreyra explicó que en la región muchos programas de grado tienden a ser largos -hasta seis años, en comparación con cuatro años en los Estados Unidos y tres en el Reino Unido- y que esto sumado a la inflexibilidad para permitir que los estudiantes cambien su asignatura principal generan una barreras más: «Las universidades deben repensar el diseño de sus programas».

En ese sentido, Segura explicó que en la actualidad la «la tendencia mundial» busca generar «hábitos de pensamientos y no contenidos» y que para lograrlo se toman medidas como «acortar carreras, modulizar y permitir que esos módulos se vayan tomando de distintas instituciones y que las instituciones permitan hacer y realizar proyectos que sitúen en un territorio en donde se dialoga con proyectos de la vida real».

Fuente: Infobae. Infobae

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