Política

La gran perdedora fue la rosca política

Rodríguez Larreta y su maldición de eterno consejero. Macri y Milei como los grandes ganadores y Massa el gran perdedor.


Opinión por Eduardo Reina – Especial para DSF

En abril del año pasado dijimos en esta columna que Rodríguez Larreta, pese a sus intentos por encabezar la oposición, no podía con su mayor escollo que era él mismo y su maldición de eterno consejero, una tradición que le venía de su alcurnia familiar acostumbrada a ocupar cargos de burócratas estatales pero sin haber podido nunca ser relevantes en el esquema de poder.

Macri es el gran ganador porque demostró que, pese a que estuvo al borde del capricho de presentarse pese a que encuestas no le daban, supo leer el momento político a la vez apoyando en la interna a la ganadora, Patricia Bullrich; y haciendo un guiño hacia afuera al gran ganador “inesperado” Javier Milei.

Cristina también adelantó el hecho de que la elección sería de tres tercios y lo sostuvo contra las encuestas y los resultados en las provincias que mostraban a Milei pinchándose. Lo que también preveía con claridad, pero calló, fue que su espacio tenía tan altas chances de ser el tercio que se quedara afuera, por eso eligió correrse, para despegarse de la derrota y poder resurgir, como acostumbra, señalando los errores, que como siempre para Cristina, son ajenos.

La rosca centrada en la Ciudad de Buenos Aires terminó por cansar al interior. El fenomenal desempeño de Milei en las provincias que, pese a haber perdido las gobernaciones y, al menos en apariencia, no contar con un gran aparato, se pudo imponer con contundencia. También se ve reflejado esto en el divorcio que tiene el AMBA respecto del resto de la Argentina en los resultados, siendo que la Ciudad es no solo el lugar de origen de Milei, sino también lo que parecía ser su principal bastión.

La gran perdedora fue la rosca política en una elección que pierde ante la desesperación por encontrar algo nuevo que se aleje de las internas y la discusión por el poder que se olvida de proponer porque se concentra en buscar un enemigo para atacar o en tejer alianzas palaciegas.

Esto es un poco lo que determinó la interna de Juntos. Larreta parecía a último momento quedarse con todos los apoyos de los grandes líderes que quedaban en duda, pero esta rosca redundó en el abroquelamiento con la vieja política, como me dijo un puestero de mi barrio “me trajeron una boleta donde están todos los mismos de siempre”. Larreta se había jugado todo de acuerdo a sus creencias, incluida la comodidad de los vecinos a la hora de votar, para armar alianzas con el aparato del radicalismo. Boicoteó a Jorge Macri tras aceptarlo a regañadientes porque no le pertenecía y tenía cerrada una “sesuda” estrategia con el Coti Nosiglia, Yacobitti, Morales, en fin, toda la rosca UCR Coordinadora y lo más cercano a Sergio Massa que existe pero se olvidó de que la política de los grandes partidos empezó a caer con el Menemismo, sufrió un estocada mortal en el 2001 y ahora, tras la larga extensión artificial del kirchnerismo, parece estar dando su última bocanada. La gente dijo basta a los manejes de la política vintage de Larreta y a las intrigas palaciegas del oficialismo.

Juntos, a comienzos de este año, parecía perfilarse para devolverle al kirchnerismo la amarga derrota de las PASO 2019 y, por sentirse ganadores se dedicaron a dirimir la interna de espaldas a la gente porque sentían que quien se quedara con el espacio tenía una brillante victoria en primera vuelta asegurada. Ahora no es que Bullrich no tenga chances de ganar, todo lo contrario, pero es cierto que todo se perfila a que el asunto se defina en un balotaje. Y lo que se veía como una victoria que tenían comprada se muestra como un arduo y complejo trabajo de artesanía política que debe dar un volantazo para mostrarle soluciones a la gente y olvidarse de todas las peleas. De la mano de Patricia Juntos puede mejorar, crecer y hasta alzarse con el triunfo, pero no sin la incertidumbre.

Además de la rosca, es obvio que Massa es el gran perdedor porque logró menos que Kirchner en su momento inicial cuando fue impulsado por Duhalde. Ya nadie le cree y le llegó el momento en el que los intendentes propios le hacen la misma jugada que le ha hecho a Néstor en algún momento pidiéndole que corten boletas para preservarse.

El “Superministro” parece esforzarse por quedar afuera de balotaje a base del capricho y el fundamentalismo que lo están llevando lentamente hacia un caos de inflación y devaluación (no es opinión es dato). Eso pone nervioso al grupo abroquelado en la esperanza de salvar la provincia de Buenos Aires. Cada día es más evidente que no pudo ni podrá cumplir sus promesas al grupo íntimo de Cristina, arreglar con el Fondo sin trauma mientras mantiene la paz cambiaría y fortalecer la provincia.

Es el tiempo de la política y las charlas profundas que lleven a nuevas o viejas alianzas, estrategias, relatos y mensajes con final abierto para todos los sectores los tradicionales o los disruptivos.

«Puede que lo que hacemos no traiga felicidad, pero si no hacemos nada, no habrá felicidad» (Albert Camus)


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Eduardo Reina

Consultor especializado en Comunicación Institucional y Politica, Asuntos Públicos y Gubernamentales, Manejo de crisis y Relaciones con los Medios. Magister en Comunicación y Marketing Político. Universidad del Salvador, USAL, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 2004. Postgraduate Business and Management. Universidad de California Ext. Berkeley, EEUU. Actual Presidente Tres Cuartos Comunicación y es Docente Universitario. Anteriormente fue Vicepresidente de Estudio de Comunicacion, multinacional española que figura entre las 10 empresas del ranking de Merger Market de empresas Europeas. www.eduardoreina.com