Policiales

La Cuenta Final (“The Final Countdown”) o la carrera por la vacuna contra el COVID-19

Año 1986. El grupo sueco “Europe” lanza su sencillo “The Final Countdown” o en español La Cuenta Final, tema que alcanzó una rápida popularidad a lo largo del mundo, y que muchos afirmar está basada en las letras del legendario David Bowie, más precisamente en la canción “Space Oddity”, la cual me confieso, disfruto de sobremanera.

Ese mismo año, nos presentaba un mundo envuelto en los últimos coletazos de la Guerra Fría, en donde el endurecimiento de este conflicto geopolítico que había enfrentado a dos bloques antagónicos encabezados por Estados Unidos por un lado y la Unión Soviética por otro, había llevado a esta última a un desgaste económico, político y social sin precedentes, que generaría, en apenas unos años a la caída del Bloque Soviético y al fin del mundo bipolar como lo conocimos durante décadas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Parte de la constante rivalidad entre ambas superpotencias fue claramente observada a través de la carrera armamentística llevada a cabo por ambos y que puso al mundo en vilo por décadas con la inminencia de una posible guerra nuclear entre sus contendientes, y por supuesto la posible destrucción del planeta tierra, o por lo menos, de los seres vivos por los efectos de estas armas.

No obstante, y mucho más mediática, la carrera aero-espacial, llevada a cabo por EEUU y la URSS, significó, dentro del marco de la carrera armamentística, un capítulo aparte.

¿Quién podría poner en órbita el primer satélite?.¿Quién enviaría el primer ser vivo al espacio?.¿Quién lograría poner al primer ser humano fuera del planeta? Y finalmente, ¿Quién sería el primer humano en pisar la luna?. Estas incógnitas fueron develadas a lo largo de la década del 50 y 60, con hitos como el Sputnik 1, Laika, Yuri Gagarin y el Apollo 11 entre otros.

Estos encomiables logros fueron fruto del esfuerzo humano y económico (hoy podemos decir incalculable) de millones de mujeres y hombres de prácticamente todo el mundo, que contribuyeron a que la humanidad abandonará por primera vez, de manera exitosa a nuestro hogar, el planeta tierra.

Claro está que la carrera espacial no estuvo exenta de fracasos técnicos, ni tampoco de lamentables accidentes que implicaron la muerte de sus participantes. Desde el fallecimiento del primer ser vivo puesto en órbita, la famosa perra Laika, pasando por el Apollo 1, la Soyuz 1, entre otras, esta encomiable empresa humana se cobró la vida de decenas de hombres y mujeres que participaron de la misma, aún a sabiendas del riesgo que ello significaba.

Esta imagen de competencia por ser “el primero en” ha sido reeditada hoy, Martes 11 de Agosto de 2020, con los anuncios del presidente Vladimir Putin, premier ruso, al informar a la prensa de todo el globo, que Rusia ha registrado la primer vacuna “funcional” contra el COVID-19, siendo uno de sus primeros usuarios humanos, nada más y nada menos que una de las hijas de Putin.

De acuerdo a los informes, la llamada “Sputnik V” (en memoria del primer vuelo soviético que logró llevar seres vivos al espacio y traerlos de regreso sanos y salvos) fue desarrollada por el centro de investigación Gamaleya y el Fondo Ruso de Inversión Directa (RFPI). El nombre técnico es Gam-COVID-Vak, siendo la misma, en base a la escasa información con la que cuenta la prensa y el mundo científico, una vacuna de doble dosis que, podría estar en producción a partir de Octubre de este año, de acuerdo a las autoridades rusas.

Y es en este último punto es donde las alertas comenzaron a saltar no sólo en diversas organizaciones internacionales, como la OMS, sino también en la comunidad científica de todo el globo, que ve el anuncio de Putin, como un acto que roza lo irresponsable.

La razón de esta afirmación se sustenta principalmente en dos puntos: el primero, debido a las críticas hacia el procedimiento de pruebas en humanos, el cual muchos científicos afirman no se ha completado en su totalidad, y ha estado sujeto a discusiones éticas como la utilización de militares en estas pruebas, aún en contra de su voluntad (según medios globales han afirmado) sino además y principalmente por la falta (o ausencia) de publicaciones de rigor científico sobre la misma, requisito esencial para aplicar sobre estos procedimientos tan críticos, más aún en la época en que vivimos, los rigores del método científico.

En un mundo en donde el COVD-19 y sus consecuencias marcan la agenda global y aún no se tiene una cura para este nuevo virus, una afirmación como la de Putin, si está basada más en un intento de reedición de una nueva “carrera”, esta vez por ser el primero en descubrir la vacuna (no ajena por el tinte del anuncio a posibles motivaciones nacionalistas, muy del estilo del premier ruso) puede tener consecuencias graves no sólo desde el punto de vista de la utilización de una droga que no cumpla los protocolos de prueba necesarios para asegurar su eficacia e inocuidad, sino además para generar un clima de relajación en la población mundial, que con más o menos intensidad ha vivido distintos procesos de cuarentena y convive con la posibilidad de contagio.

Queda claro cuando uno analiza la historia de la Guerra Fría y las carreras armamentística y aero-espacial, no puede ser ajeno por un lado al progreso que muchos ámbitos de la ciencia han tenido como consecuencia de grandes avances científicos generados por ellos.

No obstante, por otro lado, ese camino ha estado plagado de errores, accidentes, muertes y otras catástrofes causadas por estas, que han echado sombra y han cuestionado los logros alcanzados, muchas veces a sabiendas de los distintos gobiernos partícipes que han ocultado información para no revelar los traspiés que han tenido a lo largo de la misma y no ver su cuota de poder relativo menguado.

Esperemos que el anuncio que hoy se ha dado en la tierras de los Eslavos del Este, no sea sólo un intento de ganar la “carrera contra el COVID-19” y sea el primer paso en la Cuenta Final contra esta enfermedad que hoy nos aqueja.

(*) Licenciado en Relaciones Internacionales. Master en Economía Internacional
Foto: Milenio.com

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Sebastián Rossa

Licenciado en Relaciones Internacionales. Máster en Economía Internacional