Economía

La canasta del súper se disparó un 10% en la primera quincena de agosto

Aumentó $ 11 mil en apenas dos semanas, producto de la suba del dólar y la incertidumbre política. Una familia tipo de clase media necesita $ 126.512 para realizar sus compras del mes.


La importante devaluación del peso decidida por el Gobierno nacional tras la victoria en las primarias de Javier Milei está impactando de lleno en los precios de los productos de primera necesidad.

Según el relevamiento que periódicamente se realiza en cuatro de las principales cadenas minoristas de la ciudad de Córdoba, en los primeros 15 días de agosto la canasta del súper para una familia tipo de clase media integrada por cuatro personas se encareció un 9,86%.

A fines de julio dicha canasta demandaba un gasto de $ 115.160, mientras que el miércoles pasado (día en que se realizó el nuevo relevamiento) el mismo conjunto de productos costaba $ 126.512. Una diferencia de más de $ 11 mil en apenas dos semanas.

Si se mensualizara esa suba, el incremento en todo agosto podría llegar al 20%, un nivel de ajuste en los precios de la canasta básica que hace muchos años no se observa en la economía argentina.

Y en lo que va del año, el aumento en los precios es realmente alarmante: 70,33%. A fines de 2022, la misma canasta para una familia tipo costaba $ 74.276, unos $ 50 mil menos de los que se necesitan ahora.

Desde la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Córdoba (Casac) le confirmaron a este diario la recepción de nuevas listas de precios, y ubicaron los aumentos entre un 15% y un 20%.

“Tras la devaluación, el mismo lunes a la tarde comenzamos a recibir nuevas listas. Y hasta el día de hoy las seguimos recibiendo, dependiendo de la empresa proveedora. Estamos rechazando las listas que llegan con subas exorbitantes”, le dijo a La Voz Víctor Palpacelli, presidente de la cámara minorista.

Según los supermercadistas, están a la espera de que haya alguna resolución por parte de la Secretaría de Comercio de la Nación, que establezca topes de aumentos por empresa. “Por eso estamos siendo cuidadosos en el traslado de las subas a las góndolas. Si podemos, estamos desdoblando la aplicación de las nuevas listas, para que el impacto no sea tan grande”, aseguró Palpacelli.

GÓNDOLAS “CALIENTES”

En lo que va del mes de agosto, las mayores subas de precios se observaron en los productos frescos, particularmente en las carnes.

En este último rubro la suba parcial en el mes llega al 20,4%, con las pulpas (nalga, cuadrada, bola de lomo) rondando los $ 3 mil. Los cortes más caros, como el peceto, la colita de cuadril y el lomo ya “cotizan” entre $ 3.500 y $ 4 mil por kilo.

El asado fue otro corte que aumentó mucho en la primera quincena de agosto, aunque la presencia en las góndolas de los Cortes Cuidados amortiguó una suba que podría haber sido mayor.

En rigor, las carnes ya habían comenzado a ajustar sus precios antes de las elecciones del domingo pasado, en parte debido a la implementación del denominado “dólar maíz” que encareció el costo de engorde de los animales. Pero tras las Paso, la tendencia a la suba se consolidó y el precio de la mayoría de los cortes siguió en alza sin que todavía encuentre techo.

LOS AUMENTOS, RUBRO POR RUBRO

El pollo fresco también se encareció en las últimas dos semanas, con un alza del 7,6% y un precio promedio de $ 569 en los súper e hipermercados cordobeses. En las pollerías de barrio ronda entre los $ 700 y los $ 800 por kilo.

Aunque en un escalón menor, los lácteos también subieron de manera significativa. El rubro mostró un aumento general del 8,4% en las dos primeras semanas del mes, aunque el precio de la leche entera se incrementó bastante por arriba de ese promedio: 14,5%.

De hecho, el sachet de leche entera de primera marca se vende a $ 390 por litro, aunque en algunos supermercados lamentablemente ya superó la barrera de los $ 400.

Aunque sus precios deberían estar más condicionados por el clima que por la política, las frutas y las verduras también aumentaron en la primera quincena de agosto.

Con las únicas excepciones de la zanahoria y la manzana, el resto de los productos relevados en esta categoría subieron en precio. El tomate se encareció un 60% (se vende a $ 940 por kilo), la papa el 22% ($ 660) y la lechuga criolla o arrepollada un 16% ($ 990).

Los productos secos y empaquetados, habitualmente más sensibles a las corridas del dólar y producidos a escala industrial, mostraron un alza promedio del 4,4% en las dos primeras semanas del mes.

Las galletitas (de agua y dulces), el arroz, la harina y el azúcar fueron los alimentos que más subieron, con aumentos que se ubicaron entre el 7% y el 12%.

REMARCACIÓN Y STOCKEO

Durante la recorrida que hizo este diario el miércoles pasado por las principales cadenas minoristas de la ciudad de Córdoba, fue posible observar cierto frenesí entre los empleados de los súper, recorriendo permanentemente las góndolas y registrando los precios de los productos exhibidos.

“Estamos revisando todos los precios, porque están llegando aumentos y tenemos que cambiar las etiquetas. Algunas subas son menores, pero otras son más altas, de hasta el 20%”, le dijo uno de los empleados.

En ese sentido, fue particularmente notoria la dispersión de precios entre las distintas superficies comerciales. Como si algunos negocios ya hubieran aplicado listas nuevas, mientras que otros estuvieran esperando algún tiempo para hacerlas efectivas.

“Dale viejo, llevá tres o cuatro. Me parece que todavía no aumentó y por eso mejor compremos algunos más y los guardamos en casa”, se escuchó a una señora proponerle a su marido frente a la góndola de los fideos. Obediente, el señor cargó cuatro paquetes y siguió empujando.

Como esa pareja, aquellos que podían buscaban stockearse de los productos que más consumían, sobre todo si notaban que los precios todavía eran accesibles y que no habían pegado un salto demasiado importante en su precio.

“En los últimos días crecieron un poco las ventas, porque la gente tiene miedo de que todo siga aumentando. Se nota una mayor demanda que la habitual, aunque no es una locura. Porque esto también es una realidad: la gente no tiene dinero”, afirmó Palpacelli.

En general, no se advirtió durante el relevamiento falta de productos ni desabastecimiento, aunque la mayoría de las cadenas tenían cupo para la compra de ciertos artículos, como por ejemplo el aceite de girasol o el azúcar.