Política

Gambito de damas en el gobierno

OPINIÓN: Por Eduardo Reina – Twitter: @ossoreina – Especial para DSF


Un gambito en el ajedrez es un sacrificio de una pieza, normalmente de un peón, en base al cual, quien lo realiza, busca obtener una ventaja. El gambito de dama implica el sacrificio de un peón para conseguir que el peón de dama (el que está frente a esta pieza) domine el centro del tablero lo que es muy ventajoso .Si las negras responden moviendo su propio peón de dama dos casilleros  adelante, las blancas responden adelantando dos espacios el peón de su alfil de dama para que el peón de las negras lo capture. Lo que logra el que plantea esta apertura si es que es aceptada, es controlar mejor el centro del tablero que es crucial. 

Nuestra reina blanca, Cristina, adelantó a Máximo que es el peón que tiene adelante suyo protegiéndola, como una maniobra distractiva para poder luego ofrecer el peón que será el que le resulta menos valioso, el presidente Fernández, como sacrificio para poder así controlar el centro del tablero con Máximo. 

En este planteo de juego, si bien podemos sacar la dama de su lugar original una vez completado el gambito, es algo muy riesgoso pues estaríamos poniéndonos a perderla. Lo mejor es que quede en su sitio la pieza, y que el resto del juego se arregle, por un tiempo al menos con la dama quieta en su lugar. Cristina, que tal vez ni sepa cómo se mueven las piezas del ajedrez, sabe muy bien cómo quedarse en su lugar para preservarse.  El poder impuesto por ella es notable:  sin una palabra,  sin un  escrito  y sin un gesto, pero con mucho peones, ha logrado permanentemente ofrecer en sacrificio a una pieza que considera un peón aunque debería tener la importancia del rey.

El 10 de diciembre del 2023 es algo que muchos desean porque ven ahí la posibilidad de pelear la presidencia y ganar el  lugar para ocuparlo ellos mismos. Sin embargo parecería que Alberto Fernández es el que con más ganas parece estar tachando los días en el almanaque a la espera de su gran día. Seguramente imagina un futuro distendido dando charlas por el mundo, España ( su lugar en el mundo no Rusia)  y consiguiendo algunos ¨curros¨ en base a su poder residual. Lo que es un tanto complicado es saber sobre qué temas versarán sus charlas después de sus años en el sillón de Rivadavia cuando: No supo manejar la pandemia,  no supo manejar el gobierno,  ni parece poder controlar la interna. Por otra parte su poder es en la actualidad bastante más residual que otra cosa: su palabra es devaluada.  Ese el precio qué pagó por haber entregado su dignidad por un cargo

La pieza que en nuestro tablero debería ser el rey, no hace más que ponerse a sí mismo en el lugar de un peón manejado por Crisitna. Hoy tiene serios problemas de gobernabilidad hacia afuera y hacia adentro de la alianza gobernante.  En el tablero de la Casa de Gobierno, son las damas las que manejan los resortes de la gobernabilidad. El plural es porque, aunque intente ocultarse, todos sabemos que Cristina no es la única.  La secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, está  muy ofendida y desilusionada con Alberto y su deriva. 

El puesto de la Secretaría legal y técnica parece el más burocrático y anodino del poder estatal, pero los entendidos saben que es el poder de la burocracia estatal encarnada en una persona. 

Vilma Ibarra como buena conocedora del asunto,  sabe mover los hilos de la secretaría, dilatando las firmas de los nombramientos solicitados por el gabinete cuando no son personas de su conocimiento o aprobación, y aún más los retrasa si las nombradas no son mujeres. Todos los ministros se quejan pero el presidente no parece arriesgar ninguna respuesta o acción que justifique o enmiende el hecho de que los nombramientos de funcionarios  demoren meses porque la secretaria lo deja cajoneado en un escritorio. 

Tras las internas via Carta de Cristina del Frente de Todos a propósito de la derrota en las PASO, la languidez del poder de Fernandez, se hizo patente a partir de la pérdida de su vocero, Juan Pablo Biondi, amigo y hombre de confianza ,como chivo expiatorio para apaciguar las aguas entre Alberto y La Cámpora. Esta situación de vació de poder se mostró irreversible cuando quien pasó a ocupar ese lugar de la voz del portavoz Presidencial, pasó a ser Gabriela Cerruti. Esta ex periodista propuesta por  Verbitsky, fue legisladora por el kirchnerismo de Sabatella, y luego de un tiempo decidió abandonar su carrera política para dedicarse nuevamente a su labor periodística.,todos conocemos de su época de legisladora su pensamiento y sus modos de actuar que incluyen declaraciones grandilocuentes, la permanentemente agitación  en redes sociales, la descalificación y la agresión.  

 Aunque no sabemos si lo hace como periodista o como polìtica, la constante en su vida es continuar con estas harto conocidas actitudes dando clases desde las desde el púlpito para desmentir los hechos que sus ¿colegas? pusieron en evidencia y quedar luego sin fundamentos teniendo que pedir disculpas por las agresiones y los exabruptos contra fuera de todo contexto.

Con el gobierno partido en mil quintas distintas, cada una viviendo una realidad propia, Alberto mira sin saber cómo reaccionar ante la jugada que lo pone como pieza prescindible a él mismo. No entiende si finalmente logrará un acuerdo interno para asegurarse los propios votos que aprueben el arreglo con el Fondo Monetario Internacional o será parte de un movimiento que lo deje fuera de juego. Tal vez sea por eso que Alberto aguanta todos los bochornos posibles, empezando por el escándalo en el INADI con Victoria Donda allá lejos y hace tiempo, continuando por el desafío de Luana Volnovich a la bajada de línea de vacacionar en el país, las trabas de Basualdo en energía, la poca gestion de Cabandié en el ministerio de medioambiente. 

Lo que es verdad es que todo esto deja en evidencia la ruptura de la alianza de gobierno que lo deja a Alberto sin poder manejar las sesiones extraordinarias. En diputados se le fue de la mano el kirchnerismo dejando que jugaran a la oposición al acuerdo con el FMI para quedar bien parados con los propios. Lo único que les resta esperar es la buena estrella de Sergio Massa para reconstruir algo del poder del oficialismo en el congreso.

Los movimientos en el tablero son permanentes y nadie sabe quién caerá. Por parte del gobierno apuestan a sus propias piezas y aunque son buenas, quienes las dirigen no parecen tener la astucia de Cristina. Esto se ve claramente en el caso de Cecilia Nicolini, primero asesora del presidente y ahora secretaria del Cambio Climático (virtual segunda en el Ministerio de Medioambiente y desarrollo sostenible). Motivos, además de la lucha de poder, sobran. El actual Ministro no sabe del tema, siempre estuvo bastante poco capacitado para ejercer la función pública  y poco ha hecho hasta el momento. Es difícil saber qué quiere lograr con su puesto, pero ocupa ese ministerio que históricamente ha sido bastante bastardeado pero es una de las principales preocupaciones del mundo moderno y de la juventud.

Como todos en el gobierno a esta altura, Kiciloff parece soñar con una carrera propia, y baila en el medio de las tensiones. Además carga con una responsabilidad enorme dentro del peronismo que es la de gobernar la provincia más importante para ese partido.  En ese lugar reside el núcleo interno del frente y el gobernador intenta superar la ruptura de la alianza gobernante un poco con Alberto un poco con Máximo y un poco con Cristina. Siguiendo los pasos de su mentora,  lo mandó al frente a Bernie mientras él guarda silencio sobre estos asuntos.

El gobierno piensa que corriendo el arco logrará dejar contento al variopinto grupo de la alianza oficialista y satisfecha a la oposición. Por eso si antes la lucha era contra el tarifazo, ahora parece que los subsidios debían ser un poco revisados y tal vez terminen diciendo que el ajuste del macrismo se quedó corto.  No está mal que sean revisados los subisdos ya que el interior se ve discriminado frente al AMBA, pero están jugando políticamente con el asunto y se encuentran con Larreta que está decidido a hacer crecer su capital político de cara a las presidenciales y que por lo tanto no les dejará ninguna ventaja en la carrera. 

El gambito de dama puede ser aceptado o declinado por el oponente. El movimiento ahora está en manos de la oposición que deberá proceder con cautela y no comerse cualquier peón que le pongan delante pues seguramente no sea más que una celada.

Sin embaro a ambos lados del tablero no parece haber movimientos tan coherentes como los esperables porque  la decisión la toman entre varios y mientras uno quiere ir para la derecha, otro se inclina a la izquierda. No hay organización de la jugada y en la oposición todos quieren hacer jaque a la vez pero no se organizan para completar el jaque-mate.

En el oficialismo a veces le ganan de mano a la reina y desarman sus jugadas pero los movimientos no son menos espasmódicos que en la oposición porque, mientras los gobernadores miran estupefactos sin poder reaccionar porque la caja la maneja el gobierno central,  los apoyos que logran y puede dar son los mínimos e indispensables. Ahora cada uno va a jugar su juego porque dentro de 2 años también corren  peligro de que los ofrezcan en sacrificio para lograr la reeleción o la obtención de un puesto.

«Veo en la lucha ajedrecística un modelo pasmosamente exacto de la vida humana, con su trajín diario, sus crisis y sus incesantes altibajos».  Garry Kaspárov (Número 1 del ajedrez desde 1984 a 2005)

Nota publicada en Perfil