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Cuatro raras especies de las sierras que pueden desaparecer

Mimosa cordobesa, estrellita hedionda, tasi crespo y enredadera mutisia forman parte de “el arca” de 92 especies del centro del país que hay que proteger de su extinción, según Luis Eduardo Volkmann.

Volkmann es un naturalista conocedor de las sierras de Córdoba desde su niñez. Es socio fundador de la ONG Ecosistemas Argentinos. Hace unos meses, la editorial de la Universidad Nacional de Córdoba publicó su décimo libro llamado El arca. 92 especies en peligro de conservación de Argentina central.

Entre las especies vegetales incluidas en él destacan estas cuatro que son endémicas del Córdoba (no existen en otra parte del mundo) y cuya supervivencia pende de un hilo. Los incendios, el pastoreo del ganado y el avance de las especies exóticas son las principales presiones.

Melisa Giorgis, bióloga del Conicet y la UNC en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (Imbiv), es experta en la flora serrana.

Y agrega: “Además, son muy bonitas y sabemos muy pocos de ellas”.

MIMOSA CORDOBESA

Buena parte de la flora cordobesa fue descripta durante el siglo 19 y comienzos del 20 con la llegada de botánicos extranjeros. No es el caso de la mimosa cordobesa (Mimosa cordobensis). “Fue descripta recientemente, en 1986, por Luis Ariza Espinar. Es un arbusto de hasta dos metros de alto, lejanamente emparentado con el espinillo. Es una planta hermosa”, cuenta Volkmann.

Tranquilamente podría embellecer los jardines cordobeses. No tiene espinas, tiene un follaje verde oscuro, ramas pardas y las flores son pompones rosas. Según Volkmann, hay tres o cuatro poblaciones en todo Córdoba (y el mundo) en Villa Albertina, Candonga y el dique El Cajón.

“Yo la encontré sin querer hace unos años caminando por las Sierras Chicas. Es muy bonita y poco frecuente. Unos amigos la vieron en otros lugares de esa región, pero su frecuencia en el paisaje es bastante baja”, asegura Giorgis.

ESTRELLITA HEDIONDA

Matelea foetida es una enredadera perenne, pero la curiosidad está dada por sus flores con forma de estrella. Pero no solo eso: “Es un fenómeno floral muy interesante. Tiene olor a caca y color marrón. Entonces, es visitada mucho por moscas”, cuenta Volkmann.

Aunque hay registros por todo el noroeste argentino, se desconoce su estado de conservación porque la mayoría de sus detecciones históricas son ahora sitios urbanizados. Más de la mitad de los ejemplares presentes en herbarios fueron recolectados entre 1896 y 1903 en los alrededores de la ciudad de Córdoba.

Sus debilidades son que progresa en poblaciones con pocos ejemplares y sus frutos son vulnerables a parásitos. Volkmann detectó unos 25 ejemplares cerca de Los Cocos y también estaría presente en la Reserva Vaquerías de la Universidad Nacional de Córdoba.

MUTISIA

Mutisia castellanosii (variedad comenchingoniana) se encuentra refugiada en dos quebradas en la zona de Los Terrones y está asediada por los incendios.

“Ese sitio es un relicto de los que era una cobertura sedimentaria mucho más extensa. Mutisia es quizás la especie vegetal cordobesa que está en mayor riesgo de desaparecer”, asegura el naturalista.

Se trata de una enredadera que no supera los tres metros de altura. Las hojas son de un verde lustroso y las flores de un amarillo vistoso. “Es una enredadera hermosa”, dice.

Por su potencial ornamental y porque está en serio riesgo de desaparecer, investigadores del Ceprocor están estudiando replicarla asexualmente a partir de clones. “Las semillas de poblaciones que sufrieron estrés por sequías o incendios no son viables”, asegura Volkmann.

TASI CRESPO

El primer registro del tasi crespo (Araujia stuckertiana) es de la ciudad de Córdoba de fines del siglo XIX. “Es impresionante la diferencia que hay en los registros históricos y la actual evolución de muchas especies, una señal de la destrucción que han tenido los ecosistemas”, señala Volkmann.

Tasi crespo es un arbusto endémico del centro y norte de Córdoba. Solo se pueden encontrar pequeñas poblaciones en áreas de Sierras Chicas y el norte provincial.

“He caminado mucho las sierras y no la he encontrado. Solo la he visto en los faldeos de Capilla del Monte”, asegura.

Y agrega: “Ahora fue catalogada como una variedad de otras especie. Pero si yo fuera el experto en taxonomía, diría que es una especie distinta porque hay diferencias claras en las estructuras de la flor y el fruto”.

Fuente: La Voz del Interior.