Salud

Ceprocor: 30 años de desarrollos con alto impacto social y productivo

En sus tres ejes de trabajo (salud humana, ambiente y producción), el Centro de Excelencia en Productos y Procesos de Córdoba tiene muchas investigaciones exitosas. Hay desarrollos que generaron importantes beneficios a personas, empresas e instituciones, y se utilizan en forma masiva. Doxorrubicina en liposomas, sincronización del celo en vacas y variabilidad genética de especies nativas son algunos de los hitos.


En sus 30 años de existencia, cumplidos el viernes pasado, el Centro de Excelencia en Productos y Procesos de Córdoba (Ceprocor) realizó cientos de desarrollos e investigaciones de alto impacto social y productivo, que beneficiaron y siguen beneficiando a muchas personas, empresas e instituciones. En algunos casos, los productos fabricados a partir de estos desarrollos alcanzaron un uso masivo.

Esta emblemática institución de la ciencia que tiene la provincia de Córdoba, dependiente del Ministerio de Ciencia y Tecnología, aborda sus trabajos e investigaciones sobre la base de tres grandes ejes: salud humana, medio ambiente y producción.

A continuación, se comentan algunos de los desarrollos realizados por los científicos que se desempeñan en el Ceprocor, cuya sede se encuentra en Santa María de Punilla.

Doxorrubicina en liposomas

En el rubro salud, el científico del Ceprocor Ismael Bianco lideró un equipo de investigadores que desarrollaron la doxorrubicina en liposomas tras cinco años de esfuerzos. La doxorrubicina es un fármaco quimioterápico que destruye células cancerígenas.

Bianco y equipo desarrollaron los métodos de fabricación de los liposomas, “vehículos” que transportan la doxorrubicina en la sangre. Se trata de bolsitas de lípidos invisibles a la vista, de 100 nanómetros cada una. En estos liposomas se carga el principio activo utilizado en los tratamientos oncológicos. Se aplican por vía endovenosa y las bolsitas viajan en la sangre hasta los lugares donde deben ejercer su acción curativa.

“Este sistema disminuye los efectos adversos de la droga sobre los tejidos no tumorales”, explicó Bianco.

El desarrollo del Ceprocor se empezó a investigar en 1999 e ingresó al mercado en 2004, a través de una empresa farmacéutica nacional. El producto resultó muy exitoso. La doxorrubicina en liposomas desarrollada es la más vendida en Argentina y en Latinoamérica. Es el primer medicamento en nanotecnología aprobado por la Anmat.

Los liposomas se fabrican mediante una técnica compleja y Ceprocor capacitó a personal del laboratorio para la producción y control de calidad de estos sistemas.

Bianco comentó: “La doxorrubicina en liposomas se fabrica por lotes de varios miles de unidades; el esquema productivo implica la fabricación de bolsitas, la carga de la droga, la esterilización por filtración y el envasado; le transferimos al laboratorio las recetas para fabricar y controlar el producto”.

Este desarrollo permitió que el Ceprocor diera el puntapié inicial para la construcción de una futura planta de medicamentos, que será financiada por la Nación y la Provincia.

Sincronización del celo en vacas

En el ámbito de la producción, el Ceprocor desarrolló un sistema para sincronizar el celo de las vacas que simplificó el trabajo veterinario en los establecimientos dedicados a la cría de ganado.

Desde 2005 y durante dos años de esfuerzos, un equipo de investigadores comandado por Dante Beltramo estudió la manera de sincronizar el celo bovino y diseñó un dispositivo intravaginal que libera progesterona. Colaboraron veterinarios del Instituto de Reproducción Animal de Córdoba (Irac), dirigido por Humberto Tríbulo.

Hasta aquel momento, en Argentina se usaba un producto importado para la sincronización del celo estral de las vacas.

Este dispositivo –validado en numerosos ensayos– se implanta en la vagina del animal durante siete días y en este lapso libera la citada hormona. Así, todas las vacas ovulan el mismo día.

“Según la cantidad de progesterona liberada, el sistema sincroniza a todas las vacas para que entren en celo el mismo día y sean inseminadas”, detalló Beltramo. El proceso suele durar 15 días, aproximadamente.

El dispositivo del Ceprocor fue transferido al laboratorio santafesino Zoovet, para su fabricación y venta a nivel latinoamericano. Su nombre comercial es Pro-Ciclar y lo expenden veterinarias dedicadas a la reproducción animal. El producto fue aprobado por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y por organismos similares de otros países.

Se usa mucho en establecimientos de producción ganadera de nuestro país con la finalidad de estimular la reproducción. Además, se exporta a Brasil. “Permitió que los veterinarios sepan cuándo es el día que deben inseminar e incentivó la preñez; es un verdadero éxito el dispositivo”, enfatizó Beltramo.

Variabilidad genética de especies nativas

En relación con el ambiente, en 2019 investigadores del Ceprocor encararon (y continúan) un estudio sobre variabilidad genética (ADN) de especies nativas de la flora, dirigido por el doctor en ciencias biológicas Juan Rondan. Trabajaron científicos pertenecientes a las unidades de Biología Molecular y de Recursos Fitogenéticos.

La investigación se enfoca en los árboles que forman bosques de altura, y apunta a la conservación y restauración del bosque serrano cordobés. Los científicos entienden que la mejor estrategia de preservación de la diversidad biológica es proteger los hábitats naturales, jaqueados por los incendios.

“El interés por las especies nativas y su variabilidad genética apunta al diseño de estrategias de conservación y reforestación”, sintetizó Rondan.

Se estudian árboles autóctonos como molle, coco, quebracho colorado y manzano de campo. Se recolectan muestras de hojas jóvenes, frutos, semillas, brotes y esquejes. “Empezamos el estudio porque quedan pocos bosques de altura en Córdoba; son árboles que demoran entre 100 y 300 años en desarrollarse”, indicó.

En un banco de germoplasma del Ceprocor, denominado Banco de Conservación de Especies Nativas, se resguarda la información genética de las especies arbóreas estudiadas. En el laboratorio se extrae ácido desoxirribonucleico (ADN), se secuencia parte del genoma y se analizan los datos obtenidos.

“Tomamos restos de hojas jóvenes y estudiamos el ADN de cada planta; son técnicas de biología molecular”, agregó Rondan. Estos conocimientos son de utilidad, ya que permiten diseñar estrategias de conservación de bosques, reforestación de cuencas hídricas y manejo sostenible de la flora autóctona.

En la actualidad, el Ceprocor fomenta la creación de una red nacional de investigadores involucrados en el manejo y conservación de los recursos fitogenéticos de especies nativas de la Argentina.