Policiales

El Central saldrá a jugar fuerte para frenar la corrida

El Banco Central saldrá mañana a jugar fuerte para intentar frenar la corrida cambiaria: pondrá una suma grande de billetes arriba de la mesa, que podría ser de 3.000 millones de dólares, mientras analiza elevar los encajes bancarios para reducir la liquidez en pesos.

Fuentes de Casa Rosada dijeron a este diario que en paralelo el Gobierno hará en la semana una “convocatoria al diálogo a la oposición”. Será para aceitar la discusión en el Congreso del proyecto de ley para reperfilar la deuda de largo plazo que arranca el miércoles con la presencia del ministro de Hacienda, Hernán Lacunza.

Y se esperanzan con la idea de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) anuncie también la fecha para el desembolso pendiente de 5.400 millones de dólares.

Además, en la administración de Mauricio Macri esperan un fuerte gesto de los Estados Unidos, con el aterrizaje en Buenos Aires de la asesora presidencial norteamericana, Ivanka Trump, y del vicesecretario de Estado, John Sullivan. El Presidente habló por teléfono en la noche del jueves con su par estadounidense, Donald Trump.

Dólares

Hay una paleta de medidas en estudio del presidente de la entidad, Guido Sandleris, y del Comité de Política Monetaria (Copom). Mientras los bancos y brokers esperan las novedades, existe una certeza: el país sufre la escasez de dólares y los inversores financieros están apurando su salida.

Juan Luis Bour, economista jefe de la consultora Fiel, opinó ayer que lo que hay es “una corrida contra el peso”. Y advirtió que esta situación “no va a cambiar mucho de aquí a diciembre” por el escenario de indefiniciones de mediano plazo que existirá hasta el recambio de Gobierno.

Las reservas del Central son de 54.098 millones de dólares y su reducción es drástica: en un mes perdieron 13.810 millones. Del total, las netas de libre disponibilidad están en 13.641 millones. Aunque hay un resto del “fortalecimiento” del Fondo Monetario Internacional con lo que se llega a 20.858 millones.

El resto son encajes bancarios por 11.399 millones de dólares y el swap (intercambio de monedas) con China por el equivalente a 18.131 millones, entre otros instrumentos muy minoritarios que son contabilizados como reservas pero no se pueden utilizar para abastecer al mercado cambiario.

Con poder de fuego limitado, Sandleris seguirá el lunes los pasos de Federico Sturzenegger, quien en mayo de 2018 puso un “muro” de oferta de dólares por 5.000 millones a 25 pesos por unidad para frenar la corrida similar. Ahora el “muro” sería de 3.000 millones. Aquella fue una medida de shock que sólo dio resultado por algunas semanas. Luego, la crisis se espiralizó y Sturzenegger fue eyectado de su puesto.

Encajes

Otras de las medidas que está en estudio es una nueva suba de los encajes bancarios, es decir, del dinero que los bancos deben tener inmovilizado por si hay un aumento extraordinario e imprevisto en la demanda de los ahorristas.

La suba de los encajes podría darse tanto de los remunerados (para que los bancos no pierdan dinero y sean más flexibles a esta y otras medidas) como de los no remunerados, que sí tienen impacto en las finanzas de las entidades.

Si se le paga a los bancos una tasa de interés por los encajes, la iniciativa tendrá un costo para la autoridad monetaria similar al de las precedentes Lebac, o las actuales Letras de Liquidez (Leliq), aunque claramente menos visible. En el Central están dispuestos a hacerlo con tal de poder estabilizar el frente cambiario y financiero.

Entre fines de junio y principios de julio, Sandleris aprovechó la calma cambiaria y relajó la política monetaria. Aunque sin dejar de cumplir la meta de base monetaria, redujo levemente los encajes bancarios y permitió que haya algo más de liquidez en el mercado.

Así, ese dinero que venía inmovilizado, comenzó a moverse. En ese momento se explicó que, por una cuestión estacional por el pago del aguinaldo y el inicio de las vacaciones de invierno, se debía aumentar la oferta monetaria para no castigar en exceso a la economía, que viene estropeada por la recesión. Ahora, la actividad económica no es una prioridad.

Ante esa medida y al no existir casi la demanda de crédito en el país, había aumentado la compra de Leliq por parte de los bancos. Sin embargo, luego con el recrudecimiento de la crisis cambiaria y la devaluación poselecciones primarias, la situación se modificó: ahora los bancos ya no quieren Letras y el viernes ya exigieron una tasa récord del 83,26 por ciento por ellas. En el Central quieren evitar que la tasa llegue al 100 por ciento.

Para Miguel Arrigoni, socio de la consultora First Capital Group, el sistema financiero “está en caída libre”. Y señala que el volumen de financiamiento al sector privado bajó más de 10.000 millones de dólares entre junio de 2018 y el mismo mes de 2019. Para el experto, no es sorprendente lo que está ocurriendo. “Estabilizar los mercados con tasas disparatadas no es una formula durable y puede derivar en un descalabro total, como sucedió con el Plan Primavera”, afirmó.

Tanto en el Banco Central como en el ministerio de Hacienda niegan que se vayan a establecer controles de capitales. Y señalan que, al menos por ahora, tampoco habrá desdoblamiento cambiario. Estuvo en estudio la idea de ponerle un precio al “dólar financiero” y otro al “dólar comercial”.

Otra decisión que viene madurando en el Gobierno es comenzar una negociación con los bancos para establecer un cronograma de largo plazo para el desarme de la montaña de Leliq que actualmente alcanza los 1,13 billones de pesos, casi lo mismo que el total de pesos que circula en la economía.

Dos problemas

Hay dos problemas centrales que generan esta crisis. Uno es político: el Gobierno está debilitado y con su credibilidad por el piso. El opositor y posible nuevo presidente, Alberto Fernández, aún no fue electo y tampoco envía señales amistosas al mercado.

Ese es un agravante, pero el drama de fondo es que la Argentina sufre de insolvencia de corto plazo: sin ancla fiscal ni acceso a crédito, el dólar al alza refleja la expectativa de un déficit financiado exclusivamente con emisión monetaria e inflación. Y esto, si no hay contención en la demanda de dólares, erosionará aún más las reservas.

Ese es el futuro que están viendo los economistas y principalmente quienes pusieron su dinero a rodar en la deuda pública a través de compras de bonos o Fondos Comunes de Inversión y hoy temen no poder cobrar.

Por este motivo, en el ministerio de Hacienda dicen que la situación está ya más en manos de Sandleris que de Hernán Lacunza. El plan tiene que ser estrictamente monetario y cambiario, dado que por su debilidad y el descreimiento el Gobierno no está en condiciones de prometer reformas profundas como la laboral, tributaria y previsional para tentar a la calma al mercado.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior