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«Viajé a Córdoba con 102 kg. y volví con 69»

El 21 febrero del corriente año Mauricio se encontraba jugando al pádel cuando comenzó a sentirse muy cansado a los pocos minutos de haber arrancado a pelotear. Al otro día, martes 22 se dirige a hacer un trámite al Banco Nación y transpiraba demasiado, a pesar de que había aire acondicionado. El miércoles 23, no pudo caminar dos cuadras hasta la escuela a la que asisten sus hijos. Ahí se dio cuenta de que algo raro le sucedía: llamó a su esposa y fue a la Clínica Regional para que lo examinaran. Allí su vida comenzaba a dar un giro de 180 grados.

Al revisarlo el doctor, automáticamente le indicó que se interne y ordenó un estudio de laboratorio que determinó que estaba anémico.

Miretti expresa «me hice unas transfusiones y los estudios no indicaron ninguna anomalía». Para ampliar el espectro se traslada hasta la capital provincial para realizar nuevos análisis. Allí le practican una endoscopía en donde aclara «no podes creer que te hagan un estudio en una parte del cuerpo en donde no es común que te manoseen. El tabú de la gente es asustarse y la verdad que no sentís nada». El resultado de esa práctica arrojó dos resultados: una buena y una mala. La buena es que la colonoscopia no arrojó ningún problema. La mala es que la endoscopía encontró un cuerpo grande en el duodeno, el cual era quirúrgico. «Me imaginé algo simple y volvimos a San Francisco».

Al regresar y acudir a su médico de cabecera, el Dr. Panero le recomienda que sea atendido en Córdoba por el cirujano Giordano que trabaja en el Hospital Privado. «Yo viajé sin saber que mi esposa ya tenía conocimiento del cáncer». Giordano le explica la situación y «automáticamente quedé anulado por varios minutos». Rápidamente Mauricio le responde «hágame lo que tenga que hacer».

Pasaron unos días hasta que el 21 de marzo es intervenido en el Hospital Ferreyra, en donde su obra social APROSS, le cubrió el 100% y comenta: «tengo que sacarme el sombrero porque escucho muchas críticas y la verdad que a mí APROSS me cumplió en todo». La operación duró unas nueve horas en donde le extirparon el tumor en el duodeno y la cabeza del páncreas.

«La pasé mal con la noticia pero automáticamente me puse en manos de Dios y de los profesionales» expresa Miretti. Además agregó «otra cosa no podía hacer».

«Estuve 15 días en terapia y después otros 17 en pieza común» aclara «Mauri» como le dicen sus amigos. Volvió a San Francisco pero a los pocos días comienza a tener fiebre por lo que vuelve hacia la capital y le diagnostican una infección. «Me vuelven a internar otros 15 días». Al recibir el alta se instaló en Parque Siquiman para estar cerca de la capital para realizarse los controles.

A los pocos días, con un gran alivio para el y toda su familia, la biopsia del tumor extraído terminó siendo benigno. Una dieta estricta, reposo, en manos de 6 o 7 personas que lo atendieron permanentemente por un largo tiempo. «Sin frituras, muy poco alcohol. Algún permitido con la familia o amigos pero sin excederse» aclara Mauri.

Hoy transcurre su vida más tranquilo «el dicho donde dice ´no dejes para mañana lo que podes hacer hoy´ está mal. Hay que dejarlo, hacelo mañana» dice Miretti. En tanto agrega «no puede ser que vivamos a mil y dejemos la familia, nuestra salud en segundo plano cuando debe ser al revés».

Hoy, a 6 meses de su intervención, agradece a Dios, al Dr. Panero, al Dr. Giordano y a toda su familia para poder salir adelante. «Hay que ver las cosas más importantes en la vida, la familia, los amigos, debemos bajarnos del caballo como se dice. Es fácil decirlo y muy difícil cumplirlo pero debemos hacerlo todos por nuestro bien».

Hace pocos días volvió a Córdoba para los controles y regresó con una alegría tremenda porque todo está perfecto «tuve la gran ayuda de Dios y yo le puse el pecho al problema. No todo es lo material. Hoy para conseguir algo hay que trabajar y uno quiere tener siempre lo último y trabaja más para conseguirlo. No le creamos a la televisión que nos lleva a eso».

«Hay que lograr un equilibrio al trabajo, a estar con tus hijos y a descansar» finaliza Mauricio.

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