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Testeos: cordobeses avanzan en técnicas alternativas

El testeo es clave para poder monitorear y controlar la pandemia. El estándar de oro para diagnosticar casos de Covid-19 es la detección del ARN del virus con un secuenciador de RT-PCR.

Además, ahora Argentina está implementando test serológicos rápidos, los cuales no detectan el virus, sino los anticuerpos que produce la persona para frenar al patógeno.

Y hace unos días se conoció que un equipo de científicos argentinos, liderados por la viróloga Andrea Gamarnik, de la fundación Instituto Leloir, desarrolló el primer test argentino. Se trata de una prueba serológica Elisa, la misma tecnología que se utiliza para detectar VIH.

Este avance se logró en 45 días, un tiempo récord. Sin embargo, no es el único grupo de científicos locales que están intentando avanzar en test más rápidos y económicos, pero que además sirvan para conocer más sobre este virus a nivel local.

Cuatro grupos de investigadores cordobeses recibieron importantes subsidios de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación para desarrollar pruebas made in Córdoba.

Biosensores

Uno de estos grupos está coordinado por los investigadores José Bocco y Gustavo Rivas, de Conicet y de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (FCQ, UNC).

“Nuestro diagnóstico se basa en la detección del material genético del virus, como la RT-PCR, pero con métodos más rápidos, simples y económicos”, explica Rivas.

Las técnicas se llaman Nested PCR y Lamp. “La enfermedad va a dar vueltas por un buen tiempo y entonces es bueno contar con estos métodos alternativos y a bajo costo. Además, si eventualmente vuelve a ocurrir una situación como esta, ya tendremos desarrollado el know how”, explica.

Una ventaja es que la RT-PCR común funciona con un termociclador que va subiendo y bajando la temperatura, mientras que estas técnicas trabajan a temperatura constante.

Pero el proyecto es más amplio porque además avanzará en la creación de biosensores para cuantificar la carga viral del paciente y en inmunosensores para detectar la cantidad y tipos de anticuerpos que genera el organismo en respuesta a la infección.

Con toda esta información, más los aspectos clínicos de cada paciente, se podrán realizar estudios epidemiológicos muy detallados del comportamiento del virus en Córdoba.

Rivas también destaca que este desarrollo puede aplicarse a otros virus problemáticos. “Los biosensores que se pongan a punto podrían usarse para otras patologías, como dengue. Sólo hay que cambiar el elemento de reconocimiento en los sensores”, comenta el investigador.

En tanto, José Echenique, también del Conicet y de la FCQ-UNC, apunta a un testeo rápido a partir de muestras de ARN, pero con otra técnica, que también permitiría la secuenciación del genoma completo del virus.

Se llama secuenciación por nanoporos. Por una membrana con nanoporos (poros más pequeños que las 10 mil milésimas partes del grosor de un cabello), pasan los nucleótidos que forman los genes del virus. Cada tipo de nucleótido emite una señal eléctrica distinta que una computadora termina de procesar.

El investigador indica que los virus no tienen un mecanismo para reparar el material genético, como los seres vivos. Por eso sufren muchas mutaciones y algunas pueden hacerlo más letal.

“Es importante conocer el genoma de las cepas que circulan en Córdoba para un seguimiento de posibles mutaciones peligrosas”, explica el científico, y comenta que trabajará con el Laboratorio Central de la Provincia y se unirá a un consorcio nacional de secuenciación del virus.

La secuenciación del genoma completo demora 16 horas. “Podemos seleccionar determinados genes y realizar un análisis de una hora para diagnosticar la presencia del coronavirus”, afirma Echenique.

Un secuenciador por RT-PCR cuesta unos 20 mil dólares, mientras que el secuenciador por nanoporos cuesta dos mil. Además, es una aparato portable, porque tiene el tamaño de un celular.

Sobre la precisión, Echenique apunta que el RT-PCR basa su detección en tres genes del virus, mientras que el secuenciador por nanoporos tiene la posibilidad de elegir entre 108 regiones.

El proyecto tiene la colaboración del investigador cordobés Daniel Pérez, que trabaja en la Universidad de Georgia, EE.UU.

Anticuerpos neutralizantes

El grupo de Sandra Gallego, del Instituto de Virología “Dr. J. M. Vanella”, de la Facultad de Ciencias Médicas (UNC), desarrolla una técnica para la detección y cuantificación de anticuerpos neutralizantes para Sars-Cov-2.

“Cuando una persona se infecta, genera una gran variedad de anticuerpos dirigidos a varias partes del virus. Pero sólo una parte de ellos tiene la capacidad real de bloquear al patógeno para que no infecte a más células”, desarrolla.

Identificar su presencia y lograr cuantificarla es clave para caracterizar el plasma de pacientes recuperados que puede servir para tratar a nuevos infectados. Las pruebas serológicas actuales miden anticuerpos, sin diferenciar la cantidad que son neutralizantes.

“Cada persona genera una respuesta inmunológica diferente y también varía con la carga viral, por ejemplo. Por lo tanto, el plasma de cada paciente va a tener diferentes niveles de anticuerpos neutralizantes”, subraya la viróloga.

Y detalla que están trabajando en la estandarización de una técnica de virología clásica que es el estándar de oro en esa área. “Es una técnica que en su momento se usó para caracterizar el plasma de los pacientes con fiebre hemorrágica argentina. Y servirá para validar otras pruebas comerciales que miden anticuerpos”, comenta.

Una vez finalizado, el desarrollo será puesto a disposición de las autoridades sanitarias y de la comunidad científica.

Nanopartículas de plata

Por su parte, Eduardo Coronado, Conicet y FCQ-UNC, propone otro método de testeo con nanopartículas de plata.

Estas partículas se unen a anticuerpos que detectan la proteína que recubre al virus. A escala nanoscópica, la plata es de color amarillo, pero se vuelve pálido cuando está cubierto por los anticuerpos. Sin embargo, el amarillo se vuelve más intenso en la medida que los anticuerpos detectan las proteínas del virus que puede haber en la muestra por analizar.

Como no mide anticuerpos generados por el paciente, sino la presencia del virus, el test no puede dar falsos positivos, asegura Coronado, y agrega: “Con este procedimiento se podrá identificar a la persona infectada y que quizás aún no desarrolló anticuerpos”.

La técnica ya fue probada para detectar artritis reumatoidea y la presencia de gluten en alimentos. Es un trabajo surgido desde Córdoba con varias publicaciones a nivel internacional.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior