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Separar residuos para reciclar: muy poco en toda la provincia

Aunque aparecen noticias sobre proyectos para separar y reciclar parte de la basura que los cordobeses generamos, la realidad es que aún la inmensa mayoría de los desechos domiciliarios termina en basurales a cielo abierto o en enterramientos sin clasificar. Estamos hablando de los 4,5 millones de kilos por día de residuos sólidos urbanos que Córdoba produce.

El destino de la basura representa uno de los desafíos más serios para los gobiernos locales, por los recursos económicos que implica, desde la recolección hasta el tratamiento final, y por el impacto ambiental y sanitario que genera cuando no es el adecuado.

En la Provincia no hay datos del porcentaje de residuos que se separa para reutilizar. Lo que se recicla equivale a lo que se reduce del volumen que termina en colapsados y contaminantes basurales o enterramientos.

Un relevamiento en las 10 mayores ciudades del interior permite comprobar que sólo en dos (Villa María y Villa Dolores) hay experiencias de este tipo en marcha, pero aún parciales.

Mientras, en la ciudad de Córdoba la separación sigue siendo también muy limitada y desorganizada: no llega al uno por ciento del total que se recolecta. Entre la Capital y las 10 ciudades mayores del interior suman el 60 por ciento de la población cordobesa.
Las 10 relevadas

Río Cuarto. Sólo hay unas pocas alternativas aisladas de separación. Un grupo que antes se dedicaba al cirujeo creó una cooperativa de trabajo que recoge y vende desechos reutilizables, en baja escala. En 2016, el Concejo Deliberante aprobó el Código de Higiene Urbana Municipal, que prevé programas para reducir el volumen de residuos que se deriva al enterramiento. La nueva norma exige a la empresa recolectora que, en cuatro años, funcione una planta de separación y reciclaje.

Villa María. En 2011 implementó la recolección diferenciada en el Centro y con el tiempo se amplió a 14 barrios: aún es menos de la mitad de la ciudad. La empresa recolectora sumó un turno para recoger papel, cartón, plásticos, vidrios, metales y trapos. Una cooperativa de trabajo selecciona y vende ese material. Un relevamiento de la Universidad Nacional de Villa María indica que lo recuperado “es bastante poco”. La separación es incluso parcial en los barrios donde se presta el servicio. Además, en tres barrios el municipio abrió los llamados “Punto Limpio”, para que vecinos lleven cierto tipo de residuos.

Carlos Paz. No hay un trato diferenciado de residuos: todo va a parar mezclado al basural municipal, que es motivo de reclamos por el inadecuado tratamiento final y sus frecuentes incendios. El municipio prevé construir allí –si llegan los fondos prometidos hace años por la Nación– una planta nueva que incluya la separación para reutilizar desechos y enterrar lo restante. Ese vetusto basural recibe además los residuos de comunas del sur de Punilla.

San Francisco. En el basural municipal todo termina precariamente amontonado. Entidades ambientales vienen denunciando la contaminación debido a la falta de tratamiento. En 2012 el municipio firmó un convenio con la Nación para financiar una planta adecuada, que incluiría separación, pero que nunca se concretó. No existe la separación en hogares y sólo hay algunos puntos donde se colocan algunos desechos reciclables.

Alta Gracia. Sólo iniciativas aisladas y limitadas de recuperación de residuos. En 2012, el municipio dejó de enviar sus residuos al basural a cielo abierto local (que aún falta remediar) y los deriva también sin clasificar al predio que utilizan la Capital y otras localidades del Gran Córdoba.

Río Tercero. No hay servicio de recolección diferenciada y en el basural municipal termina todo mezclado, sin tratamiento alguno. Pero un par de iniciativas comunitarias con buen desarrollo separan desechos con fines de reciclado.

Bell Ville. El municipio sigue enterrando casi la totalidad de los residuos, sin mayor tratamiento ni separación. En 2014 se presentó una planta integral que incluía la clasificación de lo reutilizable. Pero el proyecto, aunque avanzado, quedó en suspenso por falencias. Hay algunas tareas individuales de separación, muy acotadas.

La Calera. Envía toda su basura, sin clasificar, al enterramiento de Córdoba capital. En algunos barrios se comenzó un proyecto de reciclado de plásticos, a cargo de una cooperativa de trabajo, aún incipiente y con bajo nivel de adhesión.

Jesús Maria. El basural municipal a cielo abierto sigue siendo el destino precario de todos los residuos. No hay separación en origen, aunque una cooperativa laboral recupera en ese predio parte de los reciclables para su venta. El municipio reconoce que al no haber separación domiciliaria, la tarea de recupero es complicada.

Villa Dolores. Hace años se implementó la separación en domicilio. Plásticos, cartones y vidrios son enfardados y vendidos. La experiencia avanza aunque aún parte de la comunidad sigue sin separar sus desechos. Una cooperativa de 16 trabajadores clasifica unos 1.800 kilos diarios de reciclables. El resto (la mayor parte) es enterrado por el municipio en su planta de tratamiento, habilitada en 2010.

En la ciudad de Córdoba, menos del 1%. De los más de 400 barrios, el municipio dice que en 190 las empresas concesionarias prestan ese servicio, pero el volumen recolectado es mínimo. Pocos vecinos separan sus residuos en esos barrios, pero la frecuencia y la modalidad de recolección tienen falencias evidentes. Un estudio encargado por el municipio en 2015 concluyó que el 28,5 por ciento del total de desechos generados sería separable y reciclable. Incluye sólo a vidrios, papeles, metales y plásticos. Si ese 28,5 por ciento se separara, representaría unas 540 toneladas diarias de desechos inorgánicos para reciclar. Ahora, con la licitación en marcha para renovar la concesión de higiene urbana, vuelven las promesas de ampliación de la recolección separada.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior

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