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Se cumplen 36 años del triunfo de Alfonsín

El 30 de octubre de 1983 la Argentina vivió una jornada histórica que será recordada por mucho tiempo. Ese domingo más de 15 millones de ciudadanos argentinos se volcaron a las urnas para elegir al presidente que conduciría el destino de la Argentina. Era el fin de la última dictadura militar en nuestro país y se iniciaba el período democrático más largo en la historia de la Argentina.

El protagonista excluyente de esa jornada fue nada menos que Raúl Alfonsín, el dirigente del radicalismo que se impuso al peronista Ítalo Luder y se consagró como Presidente de la Nación. El referente de la UCR se impuso con el 51,75% por sobre el 40,16% cosechado por el dirigente del PJ.

A diferencia del voto directo que rige en la actualidad, en 1983 las reglas electorales establecían que el ganador sería consagrado a través de los Colegios Electorales, el cuerpo encargado de elegir al mandatario mediante el sistema de sufragio indirecto, de cada provincia, Capital Federal y Tierra del Fuego.

Así, el radical Alfonsín cosechó 317 votos electorales de la mano de casi ocho millones de voto, contra los 259 electores que obtuvo Luder con casi seis millones de sufragios.

La llegada de Alfonsín al poder significó un mojón en la historia democrática de nuestro país. El líder de la UCR no tendría una tarea sencilla por delante desde el punto de vista económico, político y social.

Su gobierno será recordado por el Juicio a las Juntas, una experiencia inédita en la región para juzgar los crímenes de lesa humanidad perpetrados por la Junta Militar que gobernó el país entre 1976 y 1983.

A pesar de su activa política en materia de Derechos Humanos, Alfonsín se encontró con varias dificultades para contener distintos políticos que decantaron en el copamiento al cuartel de La Tablada.

En lo económico, las constantes dificultades financieras del país derivaron en el “Plan Primavera”, lanzado en agosto de 1988. Con el objetivo de evitar un estallido hiperinflacionario, el plan económico ideado por el ministro de Economía Juan Vital Sourrouille fracasó.

El desenlace de la presidencia del radical es conocida: la crisis económica precipitó la salida de Alfonsín del poder seis meses antes en 1989 a manos de quien ya había sido electo como su sucesor, Carlos Menem.

A pesar de los vaivenes de su mandato, la victoria de Alfonsín en 1983 supuso el inicio de un largo período de estabilidad democrática que perdura hasta estos días y que acaba de celebrar una nueva fiesta de la democracia hace apenas cuatro días.

Fuente: Ámbito