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Sanfrancisqueños por el mundo… Hoy Fernando Mosca

DSF sale en búsqueda de aquellos oriundos de nuestra ciudad que por diversas cuestiones han emigrado a otras latitudes y desarrollan su vida personal, familiar y profesional sin olvidar sus orígenes y con el recuerdo permanente de su San Francisco natal.

Fernando Mosca hoy tiene 56 años y desde hace 30 años reside en Italia junto a su compañera de vida, Marcela, quien también es sanfrancisqueña. Le gusta autodefinirse «fabricante de ideas» por sus incursiones en todas las tipologías creativas de su profesión y «aledañas»: arquitecto, interior designer, designer, comunicador y concentrado específicamente en ideas que puedan facilitar la transformación de las mismas en cosas concretas.

Su familia está formada además por su madre Olga, su hermana Gabriela, ex jugadora de tenis internacional y el gran «ausente» su padre Oclide, carpintero artesano, originario de su curiosidad por la profesión de modelador de la materia.

Su infancia y juventud en San Francisco fueron marcadas por su paso en la escuela Iturraspe y el Instituto Pablo VI. La educación recibida desde muy chico de sus padres fue siempre basada en la disciplina y en total coherencia con lo que en la escuela aprendía, «fueron años muy fructíferos donde logré una linda formación, la pasé muy bien, y me quedaron recuerdos fantásticos de todas las edades, gran cariño por los maestros y profesores de los cuales algunos son puntos de referencia importantes en mi recorrido de vida».

Fernando en una de sus visitas al Sport Automóvil Club

Fernando en una de sus visitas al Sport Automóvil Club

Recuerdos de la infancia

Buceando en su memoria el arquitecto rememora «mi señorita Luchy Urrutibehety fue quien me enseñó a leer y escribir, Silvia Tribillin, quien me educó en la respetuosa rebeldía, la profesora de dibujo Sra. de Malatesta quien me dio el instrumento fundamental de mi profesión, es decir el manejo del arte de dibujar».

Los amigos de la infancia y los bailes de la zona

Sus primeros años de vida no los olvida. «Con el fútbol en la calle de tierra, los días de lluvia con el agua de cuneta a cuneta». «Las salidas con un grupo de amigos de siempre como Manuel Caset, el ciego Martinez, el perro Vaudagna, el cabezón Martelli, mis colegas de la facu, Gabriel Schiavonni, Motoneta Paredes, mis cumpa del fútbol del sábado en el banco Italia, el negro Peralta, el colorado Martinich, el viejo Zabala, Michelotti, mi primo Rodolfo, tanta buena gente que fabricaron mis recuerdos y mi historia de vida».

Mosca junto a su compañera

Mosca junto a su compañera

Ciudadano del viejo continente

Partió a Italia hace 30 años cuando finalmente pudo materializar su deseo de cumplir con lo que, casi como un mandato, estaba en sus genes.

«Mi nono Attilio, carpintero y buscador de sueños fue quien en el 1922 abandonó su tierra y se lanzó en busca de su realidad»
. De repente, el repetiría la experiencia «así yo después de muchos años recorrí el camino opuesto, volviendo a la tierra de origen suyo en busca de mis realidades». Añade «muchas cosas compartimos con aquel nono, la curiosidad, el deseo de la búsqueda incansable y diría el «entusiasmo» en lo que hacemos».

«Es duro irse una madrugada con tu padre que te sigue por detrás en el auto hasta la estación de Mondino y luego ver esfumarse su figura a lo lejos». Mosca en tanto nos cuenta «lo dificil es la «incerteza» del lugar a donde vas, el comienzo en mi caso de la profesión en serio en una cultura diferente, con otra lengua». Expresa una frase en modo de metáfora «lo duro, día tras día, en una fantástica alquimia se convierte en la riqueza de la experiencia de vida, donde lo único que cuenta es el recorrido y relativiza el objetivo».

Su actividad actual

Es propietario de un estudio de arquitectura y diseño que lleva su nombre. «Me ocupo principalmente del diseño de las ideas que luego vienen plasmadas por mis asistentes. Tenemos un modo multidiciplinario de trabajo, nos ocupamos de arquitectura, diseño de interiores, retail design, comunicación y todo lo que abarca nuestra actividad creativa». Por último agrega «no sólo en Italia sino en diversos continentes».

Fernando Mosca

La vuelta al pago

Al hablar de aquellas cuestiones que se añoran de San Francisco, el prestigioso profesional nos relata: «se extrañan algunas cosas como el patio de la casa de infancia, las charlas familiares, se extraña ver los rostros sin arrugas de los que dejamos y vemos una vez cada tanto envejeciendo». En este sentido añade «lo demás siendo joven uno lo va construyendo en la nueva tierra, que en este caso era bastante similar en costumbres a la vida a la que estaba habituado».

En la continuidad de la amena charla, Fernando reconoce los valores esenciales de la familia. «La libertad que me dieron ellos en todo momento en todas mis elecciones, el apoyo, la buena complicidad de mis padres y hermana».

Proyectos sanfrancisqueños

«En este último año viajé varias veces porque tenemos una colaboración con un proyecto importante en la ciudad dentro del cual colaboro con el grupo de diseñadores y arquitectos locales que firman el proyecto. Intervengo con algunos retoques en fachada del edificio. Un desarrollo inmobiliario de gran estilo que presenta una nueva realidad para nuestra querida ciudad».

En sus visitas también observa la realidad de San Francisco «es el lugar donde nací y crecí por lo tanto no soy muy objetivo en mis pareceres porque me invaden emociones profundas, la quiero como se quiere de verdad con sus riquezas y sus defectos. Me gusta mucho la zona, la pampa gringa, aquella que enriqueció nuestro país, añoro la pujanza de aquella realidad de industrias y artesanos que hicieron de San Francisco el corazón industrial del centro del país». Además dice «me encantan las realidades mas pequeñas, Devoto, Josefina, todos los pueblos del camino que lleva a Mar Chiquita, los cafés en Balnearia, las siestas de Miramar de Ansenuza con sus reflejos mágicos». Por último expresa «me gusta lo nuestro y desearía ser parte de una transformación de esas realidades que nombré dando mi aporte desde más o menos lejos».

Ante estas consideraciones se vuelve inevitable consultar si volvería a vivir aquí. «Seguro pasaré más tiempo en nuestra tierra, si bien deseo conservar mi experiencia actual de un cierto internacionalismo, me gustaría mucho integrar, traer ciertas cosas de mi zona acá a Europa y poder aportar mi experiencia en materia allá, tejer una relación profesional más estrecha con mi país de origen así como lo hacemos en diferentes partes del mundo». «Sería un enorme placer del mismo modo que hoy estamos dando un servicio creativo en Soho Park, poder hacer más cosas siempre haciendo centro en esta parte del mundo tan interesante especialmente, en el mundo de la cultura en general».

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