Policiales

El psicólogo de los deportistas de elite que jugó en San Isidro

DSF: ¿Cuáles son las sensaciones que aparecen cuando repasas tu carrera como deportista y tu paso por nuestra ciudad?

“Guardo un gran cariño por haber vivido allí durante gran parte del año 1999 y 2000, mientras me desempeñaba como jugador de San Isidro en el TNA”.

“Vivir en la ciudad me enseño muchísimas cosas, puesto que era mi primer experiencia fuera de mi casa que se convirtió en un gran aprendizaje y al mismo tiempo me permitió ver a mi propia ciudad de Córdoba desde otra perspectiva, por lo cual fue un doble crecimiento”.

DSF: ¿Cómo fue tu trayecto como deportista antes de enfocarte en el estudio de la psicología deportiva?

“Durante muchos años jugué al básquet. Me formé en Atenas de Córdoba, tuve un paso por Junior, luego pasé a jugar el TNA (Torneo Nacional de Ascenso) en Instituto y de allí llegué a San Isidro. Después de vivir en San Francisco tuve un paso por Obras Sanitarias, para luego regresar a Córdoba y de esta manera poner más foco en mis estudios mientras jugaba en clubes como Hindú y Poeta Lugones”.

DSF: ¿En términos generales cuál es el campo disciplinar del psicólogo deportivo?

“Me dedico a la psicología deportiva y a la psicología organizacional. Trabajo en estos ámbitos, porque creo que el deporte le puede aportar mucho al desarrollo mental de atletas, de entrenadores, de familias de deportistas, de equipos y de dirigentes”.

“El deporte le puede aportar mucho al alto rendimiento de los equipos de trabajo de distintas empresas, instituciones públicas u organizaciones del tercer sector como es actualmente mi campo de intervención en Rindo, la consultora que presido y en la que estamos en el mercado desde hace 13 años”.

“Puntualmente como psicólogo deportivo, tengo el privilegio de intervenir, desde hace muchos años, con un amplio abanico de deportistas olímpicos y que representan a nuestro país en distintas disciplinas a nivel mundial, hasta deportistas amateurs en más de 20 disciplinas deportivas, ya sea mujeres, varones, adultos o adolescentes”.

“Es muy gratificante ver como desde la psicología deportiva se puede contribuir no solo a la optimización del rendimiento deportivo sino al mejoramiento de la experiencia deportiva que los atletas viven en su acontecer diario y de esta manera a su calidad de vida en general”.

El Pato Garino y el método Bernhardt

En la mencionada nota publicada en Clarín, Patricio Garino, que actualmente juega en Lituania, contó cómo, después de pasar por momentos muy duros debido a las persistentes lesiones y de estar al borde del retiro, aún en una edad con mucho para dar en el profesionalismo, requirió la ayuda del ex base de San Isidro: “Sabía que César trabajaba con deportistas y sus referencias eran bárbaras. Él tiene historia y pasado con el básquet, así que podemos hablar de situaciones de juego en concreto y eso es muy valioso. Además, viste cómo son los cordobeses, tan cálidos y abiertos. Eso me gustó mucho”.

Nota relacionada: Patricio Garino, a fondo: de las horas más oscuras a sus secretos para volver a disfrutar del básquet y de la vida

DSF: ¿Cómo es la metodología y el proceso de trabajo con un jugador superprofesional como Garino?

“Yo trabajo con Pato desde hace poco más de dos años y tres meses. Comenzamos en virtud de una lesión que tuvo, y como él se encargó de comentar, la seguidilla de lesiones había devenido en una pérdida del disfrute de su práctica deportiva que incluso lo había llevado a analizar la posibilidad del retiro”.

“La metodología de trabajo fue siempre a distancia, a través de la mediación de las nuevas tecnologías. En una primera instancia en Vitoria, en el País Vasco, ahora que está en Lituania y en el medio en donde estuviera por las giras con la selección, desde Japón y China hasta otros destinos del mundo donde él se encontraba jugando”.

“Son sesiones individuales, donde abordamos las temáticas que tienen que ver con el interés y la necesidad del jugador. Estos encuentros virtuales tienen una frecuencia variable, en función de lo que el deportista requiere y de lo que el profesional considera que el deportista necesita”.

DSF: ¿Qué tipo de vínculo profesional se genera entre el psicólogo y el atleta durante el proceso?

“Un apartado muy especial en la metodología de trabajo tiene que ver con la no generación de dependencia del deportista para con el psicólogo. Es muy importante que el deportista se apropie de las herramientas que trabajamos en su entrenamiento mental”.

“La psicología deportiva no es psicología clínica. Para ser psicólogo deportivo uno debe ser Licenciado en Psicología, pero como ciencia aplicada no buscar curar nada porque no trata al deportista como a un paciente sino como un deportista”.

“Lo que se hace en estos casos es un proceso de asesoramiento en herramientas que optimicen su rendimiento deportivo y no un proceso psicoterapéutico”.

“Es importante que quien inicie este proceso pueda tomar decisiones en virtud de cuando precisa del psicólogo deportivo para afianzar alguna herramienta. No solo trabajan quienes están pasando un mal momento en sus carreras, sino que cualquier atleta puede trabajar las herramientas de la psicología deportiva porque se trata de entrenamiento mental, desde la misma manera que se entrena la capacidad física, técnica o táctica o nutricional, se debería poder trabar las herramientas mentales”.

“Esto hace que el deportista tenga altos niveles de motivación, de foco, autoconfianza para tomar decisiones y poder controlar los niveles de ansiedad y altos niveles de tolerancia a la frustración, todas estas variables tan comunes a la hora de entrenar y de competir”.


César con la camiseta número 5 en su etapa en San Isidro


Los «pucheros» de Pedro Kloster

DSF: En tu paso por San Isidro fuiste jugador de Antonio Manno, entrenador considerado por muchos como un adelantado para su época. ¿Qué recordás de esa etapa?

“Una de las anécdotas que siempre recuerdo tiene que ver con los pucheros que comíamos en la mesa de Pedro Kloster, un colaborador de la institución que por ese entonces vivía en la vieja casona del club por calle Salta”.

«Pedro nos esperaba cada jueves a un grupo de jugadores, entre los que se encontraban con asistencia casi perfecta Franco Prelazzi, Hernán Tetamantti, Lucio Bustos y Germán Fassetta, para prepararnos ese menú y de paso hacernos tomar obligatoriamente la sopa de cabello de ángel. Regularmente también se sumaban a la mesa Pirincho (Beltramo) y Antonio”.

“Allí se conversaba de básquet, se contaban mil anécdotas, pero también se tocaban los más diversos temas vinculados con la historia, la economía, la política, el deporte, la filosofía, la religión y la situación del país. Para nosotros, que éramos muy jóvenes, era enriquecedor poder formar parte de esas experiencias”.

“A veces pienso que el germen de que yo actualmente sea psicólogo deportivo, se empezó a formar en esa temporada y en esos encuentros donde abordábamos aquellas cuestiones que sucedían afuera del deporte con los entrenadores o los jugadores o acerca de lo que sucedía con la vida del deportista una vez que dejaba de competir”.

“Allí empecé a percibir que para un deportista profesional, el básquet en este caso, es un aspecto importante en su vida, pero no es lo único ni el más importante. Hay muchas otras cosas que configuran la vida de un deportista como por ejemplo la simetría que puede haber entre deporte y estudio”.

“Guardo el mejor de los recuerdos y el mayor de los agradecimientos a la ciudad de San Francisco, a su gente, a sus lugares. La experiencia de jugar en San Isidro fue fantástica, porque fue una experiencia a la que podría definir como holística y no meramente deportiva, esto es por el cuerpo humano que se constituyó entre sus jugadores y también por las características de su cuerpo técnico, Antonio Manno y Daniel Beltramo, a quienes considero personas muy especiales dentro del ambiente del basquetbol de nuestro país, porque te aportan adentro y afuera de la cancha y también por las características de mis compañeros de aquel equipo”.

Disparadores para el Alto Rendimiento

“Ser de alto rendimiento no es pertenecer a una elite, sino una invitación a querer mostrar nuestra mejor versión todos los días”.

“La palabra intento es socia del alto rendimiento. El intento es el insumo fundamental que nos lleva a expresar nuestro talento en causas colectivas que tengan que ver con el bien común”.

“Todos nos alegramos cuando ganamos, pero la derrota forma parte del camino y te enseña tanto o más que la victoria. En este marco, los errores son normales, lógicos y necesarios”.

“El arrepentimiento es el intento no intentado. Debemos hacernos cargo que equivocarnos o no conseguir algún resultado es esperable, pero no intentar por temor a fallar no es aliado del alto rendimiento en general, ni de las experiencias de vida en particular”.