Policiales

Los jubilados no se amigan con el cajero ni con la tarjeta de débito

El uso de los medios de pago electrónicos e incluso las extracciones de dinero por cajero automático siguen siendo una materia pendiente para quienes cruzan la barrera de los 60 años, y más todavía cuando pasan los 75.

Según la Encuesta Nacional sobre Adultos Mayores que elaboró el Instituto Nacional de Estadística y Censos, apenas 36 por ciento usa el cajero automático por sus propios medios. El 64 por ciento no lo utiliza y, entre estos, cuatro de cada 10 prefieren retirar el dinero por ventanilla. El uso del cajero es de apenas 18,4 por ciento entre quienes tienen menos de 75 años y mejora cuando hay condiciones socioeconómicas y educativas más altas. Si bien la encuesta es de 2012, los entendidos aseguran que la relación no mejoró.

El bajo uso de estos medios de pago y de acceso a la tecnología en general plantea un gran interrogante respecto de los resultados de dos grandes medidas de políticas públicas puestas en marcha.

En primer término, el reintegro de hasta 300 pesos para quienes cobren la jubilación mínima a condición de que paguen (cualquier producto o servicio, en cualquier lugar) con tarjeta de débito.

Son casi tres millones los potenciales beneficiarios del reintegro de 15 puntos del IVA. En tanto, el Programa de Reparación Histórica, que se ofrece a 2,4 millones de jubilados, prevé que las consultas y la manifestación de voluntad se hagan mediante la web, a excepción del paso final, cuando se requerirá la firma del interesado.

“Seguramente habrá gente que se pierda esos 300 pesos. Un factor para tener en cuenta es cuán amigable es un sistema tecnológico para las personas mayores”, evalúa Enrique Amadasi, coordinador del Barómetro de la Deuda Social con las Personas Mayores, que elabora la Universidad Católica Argentina. Remarca que el mayor riesgo está entre los mayores más vulnerables, justamente a quienes van destinadas estas medidas, ya que el acceso a la PC y al teléfono propio es mucho más bajo ahí que en hogares de ingresos más altos.

Y el uso del pago con débito es aun menor. Basta mirar lo que sucede en el Banco de Córdoba, que les paga la jubilación o pensión a 264.174 pasivos nacionales: el 27 por ciento saca la plata por ventanilla, 67 por ciento del cajero, pero sólo el tres por ciento “gasta” con débito. Apenas el ocho por ciento usa el home banking . Entre los 96.208 pasivos provinciales que paga Bancor, el uso es algo mejor.

El Macro atiende a más de 50 mil jubilados en Córdoba. El 20 por ciento cobra sus haberes de forma exclusiva en sucursales.

¿Por qué no se animan?

Tanto bancos, Pami y Anses han hecho esfuerzos para acercar a los jubilados al uso de, al menos, el cajero automático. Para muchos, no han sido suficientes. “Deberían haber generado una especie de bingo con premios para aprender esto, alguna promoción masiva”, apunta Ricardo Iaucub, doctor en psicología y especialista en tercera edad. Él cree que no usan al cajero por miedo.

En ese punto coincide Juan Manuel Lucero, especialista en nuevas tecnologías. “Les da desconfianza, es un proceso invisible que hace que se tenga o no se tenga el dinero en la mano… les da pavor; piensan que al no verlo y al no haber humanos, nadie se hace responsable”, agrega.

Pero hay algo más. “La ida al banco es una excusa mensual para entablar contacto con el otro. No es una resistencia a las nuevas tecnologías, sino que se resisten a frivolizar ese contacto que les permite, al menos una vez al mes, modificar su rutina”, evalúa Sol Rodríguez, ex coordinadora general del Espacio Illia de la Caja de Jubilaciones.

“Si los bancos se dieran cuenta de que el viejo prioriza la humanización del servicio, deberían humanizar el cajero, que haya azafatas que ayuden”, apunta la periodista especializada en vejez.

“Una cuestión básica es la memoria procedimental, mediante la cual aprendemos y desarrollamos mecanismos motores y mecánicos. Manejar un cajero requiere una atención dividida y de ayuda para automatizar el procedimiento, no porque sean viejos, sino porque son de una cohorte muy alejada de la tecnología y del dinero digital”, apunta Andrés Urrutia, coordinador del Centro Para el Adulto Mayor (Cepram).

Todos coinciden en que, en una década, este problema será mucho menor. “Pero a esta generación hay que ayudarla”, insiste Rodríguez. Ahí aparece “la red”: nietos, hijos, vecinos, el comercio donde compra el abuelo. Todos debemos estar atentos para colaborar con el que necesita ayuda.

Por qué sí usarlos

Horarios. Hay mayor amplitud horaria para retirar el dinero de los cajeros automáticos. Eso implica que tampoco haya que hacer largas colas para cobrar la jubilación.

Promociones. Hay bancos o comercios que hacen, determinados días de la semana o en algunos comercios, descuentos para las compras que se realizan con la tarjeta de débito.

Menos IVA. Se accede al reintegro de 5 puntos de IVA siempre que se hagan compras de hasta mil pesos en comercios no monotributistas. Los que cobran la mínima, además, tienen descuento adicional de 15 puntos del IVA.

Es menos riesgoso. No es necesario retirar todo de una vez. Se baja así el riesgo robo.

Supervivencia. Comprar una vez al mes evita tramitar el certificado de supervivencia.

Por qué no usarlos

Razones por las que muchos no quieren utilizar cajero o tarjeta.

Miedo. Los que no los usan temen que la máquina los pueda estar “burlando”. La mayoría de los bancos no utiliza a una persona para que ayude a los jubilados a hacer las extracciones.

Experiencia. El ir al banco a cobrar es “la salida del mes” para muchos. Tienen relaciones y encuentros armados en función de eso, y es una manera de cambiar su rutina.

Sistemas poco amigables. Hay jubilados, en especial los muy mayores, que no alcanzan a ver la letra o que les parece que las operaciones son poco amigables. El sistema debiera ser más simple y con menos opciones.

Desaliento. El propio comerciante donde compra el jubilado no tiene “posnet” o prefiere que el abuelo le pague en efectivo, así no queda registrada la operación. No incentivan a que la gente pague con débito.

Fuente: La Voz del Interior. http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/los-jubilados-no-se-amigan-con-el-cajero-ni-con-la-tarjeta-de-debito?cx_level=flujo_1

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