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Los ceibos del Ceibo

En ocasiones circulamos por nuestra ciudad sin el tiempo para detenernos a mirar aquellos detalles que la embellecen y forman parte del entorno cotidiano. Por calle Cabrera casi esquina A. del Valle se encuentran ubicados estos ejemplares de la Flor Nacional que hace 80 años le dieron el nombre a la tradicional institución deportiva de nuestra ciudad. Conocé su historia.


Asociación El Ceibo fue fundado un 25 de julio de 1943, y hay quienes sostienen que esto fue gracias a un grupo de jóvenes que consiguieron plasmar sus sueños dejando grabado el nombre en homenaje a un Ceibo que se encontraba en el predio donde todas las tardes se juntaban a compartir deportes y amistad.

Los fundadores fueron José Godoy, José Marlatto, E. Aldo Blandinich, Héctor Ambrosione, Camilo Bonetto, Roberto García, Raúl Pidoux, Dionisio López, Mario Tornatti, Valentín Giacomino, Ítalo Goirán, Humberto Grignolo, Jorge Inaudi, Jacinto Ferrero y Juan Carlos Bertoa.

Fue Raúl Pidoux el gestor de la idea que soltó las riendas de los sueños para hacerse realidad y el primer presidente José Pilar Godoy. El primer equipo de básquet estuvo integrado por Camilo Bonetto, Héctor Ambrosioni, Erio Franciosi, Raúl Pidoux, Humberto Grignolo, Arnaldo Omar Martínez y Carlos Perrachione.

En el espacio ubicado en Cabrera y Buenos Aires instaló su campo de deportes por primera vez, pero que luego debió trasladarse al que actualmente ocupa en Cabrera y Aristóbulo del Valle sobre finales de 1945.

Sin dudas que uno de los hechos destacados a lo largo de su historia se dio en el año 2000 siendo sede del 66° Campeonato Argentino de Básquet, logrando un salto exponencial en su infraestructura, transformando al estadio “Antonio Cena” en uno de los escenarios más coquetos de la provincia, y porque no del país.

Pero no sólo El Ceibo es básquet; a lo largo de los años fue incorporando nuevas disciplinas deportivas que fueron cada vez más engrandeciendo el nombre cumpliendo funciones sociales y deportivas como referente de San Francisco.

En los últimos tiempos, Asociación El Ceibo consolidó su crecimiento institucional, edilicio y deportivo. Una de las obras llevadas a cabo recientemente fue la renovación de las veredas colindantes, tareas que se hicieron con el objetivo de preservar los ejemplares que se encuentran ubicados por calle Cabrera.

La leyenda de la Flor Nacional

El Ceibo, también denominado seibo, seíbo o bucaré, es una especie característica de la formación denominada bosques en galería, originaria de América, especialmente de la Argentina (zona del Litoral), Uruguay (donde también es flor nacional), Brasil y Paraguay.

Crece en las riberas del Paraná y del Río de la Plata, aunque se la puede encontrar también en zonas cercanas a ríos, lagos y pantanos. Su madera, blanca amarillenta y muy blanda, se utiliza para fabricar artículos de peso reducido. Sus grandes flores de color rojo se utilizan para teñir telas, aunque por su vistosidad cumplen también una función ornamental, razón por la cual se la encuentra cultivada en paseos, parques y plazas.

Cuenta la tradición oral que en las riberas del Paraná vivía una indiecita llamada Anahí. En las tardecitas veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños. Pero llegaron los invasores, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos y su libertad.

Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián y huyó rápidamente a la selva.

El grito del moribundo carcelero despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería. Al rato la joven fue alcanzada por los conquistadores. Estos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo la muerte en la hoguera. La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que pareció no querer alargar sus llamas hacia ella. La doncella indígena, sin murmurar palabra, sufría en silencio con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.

Al amanecer los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes y flores rojas aterciopeladas en todo su esplendor, como símbolo de valentía y fortaleza.

En 1941, el gobierno nacional, a través del Ministerio de Agricultura, designó una Comisión Nacional encargada de estudiar y proponer cuál era la flor que mayores méritos reunía para ser proclamada flor nacional.

La mayoría sus miembros (5 sobre 9) se inclinó por la flor de ceibo. Luego, el presidente Ramón S. Castillo y la totalidad de su gabinete lo aprobaron por unanimidad. El decreto respectivo lleva el Nº138974 de fecha 23 de diciembre de 1942.

Previamente había sido seleccionada la magnolia, pero fue descartada por tratarse de una especie exótica, no autóctona de la Argentina.