LocalesSociales

Letrista, un oficio que sigue vigente

No le hablen de pantallas LED, de vinilos, de lonas tensadas. Rubén Gazzera sólo conoce de pinceles y tachos de pintura para ejercer su oficio. Hace más de 33 años que su manos pintan los carteles de la ciudad. DIARIO SAN FRANCISCO aprovechó un parate en su intervención en el campo de juego de Sportivo Belgrano y dialogó con él.

«Ser letrista nunca murió» comienza diciendo Rubén. «Es un trabajo muy artesanal y lo valoran muy poco pero gracias a dios hay mucho trabajo» agrega mientras su pincel con pintura negra pasa por una letra en un logo de una empresa. Además comentó «se ha perdido la profesión de letrista y quedo yo solo en la ciudad y a 100 kilómetros a la redonda».

Sobre su trabajo explica «tenés que estar muy tranquilo, tener buen pulso y algo de conocimiento de matemática para saber dividir los espacios proporcionalmente. También tener mucha imaginación». Lleva a cabo trabajos de letras, rostros, logotipos, trabajos en altura.

Trabajando en un logo de empresa en Sportivo Belgrano

«Somos una empresa familiar» añade Gazzera. «Uno de mis hijos me ayuda en la calle y se suman algunos chicos que le damos una mano y aprovecho a enseñarle el oficio. Además mi mujer se queda en mi casa y pinta pasacalles de 15 años, de empresas, de políticos, banderas de clubes».

El comenzó cuando tenía 18 años y hoy tiene 51, son más de 33 años de profesión. «Tengo miles de anécdotas: resbaladas en escalera, caídas de pintura. Recuerdo haber terminado una vereda y una mujer se cayó de boca al suelo bien vestida. ¡Nos quería matar!». A lo que agregó «un error del letrista es volver a cero, blanquear y empezar de nuevo».

Obviamente que también sufrían mucho, en su momento, el vandalismo. «El gran problema que teníamos era el grafiti con aerosol. Por el precio del mismo hoy casi no sucede porque los chicos usan el dinero para comprar otras cosas».

Hoy divide su tiempo entre diferentes clubes: Sportivo Belgrano, Crecer, La Hidráulica y varias instituciones de Baby Fútbol son sus pinceles y su imaginación mientras enseña para dejar su legado.