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Las frases que dejó Pepe Mujica al recibir el Honoris Causa en la UNC

El expresidente de Uruguay, José «Pepe» Mujica recibió el reconocimiento de «Doctor Honoris Causa» entregado por la Universidad Nacional de Córdoba. En ese marco, dio un mensaje a los estudiantes de esa casa de estudios y al público en general que llenó el auditorio del Pabellón Argentina y se mostró cautivado por su discurso. El acto terminó con una ovación de pie a Mujica.

Acá, algunas de sus frases más importantes de su discurso:

«El único doctorado que puedo hacer es el del calabozo”. Menos mal que estoy viejo. Tiene muchos inconvenientes pero tiene alguna ventaja. La ingenuidad quedó por el camino. Si yo fuera joven capaz que me envanezco de tanto cariño y tanto aplauso y se me sube la frivolidad a la cabeza. Yo no puedo, no soy doctor de nada. En todo caso, primero, nadie más que nadie, aquella consigna de Felipe Varela y segundo el único doctorado que puedo hacer es el del calabozo. Debo haber conocido más de 70 calabozos en mi país. Tecero: voy andando muchachos, con esas salvedades.

«Permítanme agradecerle a Córdoba, a su universidad, una especie de reliquia cuando la formación universitaria en base a lucha empezó a dejar lentamente de ser el privilegio de las élites». Larga marcha, largo proceso que tuvo que ver mucho con las luchas de la reforma universitaria. En el fondo había una honda expresión emergente de clases sociales que aparecía en el escenario de nuestra América. Y cundió su mensaje por todas partes. Marcó una época que dio sus frutos y marcó también algunas deudas que llegan hasta hoy y son cosas pendientes que quedan por delante. Mi agradecimiento y mi reconocimiento.

“Los seres humanos somos bichos utópicos aunque nos cueste reconocerlo”. Les quiero señalar que apenas hoy un viejo luchador social, un paisano un poco intelectualizado pero no tanto que ha andado dando vueltas cultivando un poco de esperanza y de sueño porque los seres humanos somos bichos utópicos aunque nos cueste reconocerlo. Necesitamos creer en algo. Inventamos dioses, religiones, el alma, el espíritu…Hemos construido mundos de una vigencia brutal que no existían a lo largo del devenir del Sapiens a lo largo de la tierra. Habrá cosa más utópica que una religión y sin embargo no existe sociedad en ningún momento y lugar de la tierra que no haya creado algo porque hay viejas respuestas (preguntas) que no tienen respuesta y tenemos que ensayar alguna. Claro, la utopía de mi generación es que era posible y que es posible un mundo mejor.

“La civilización no es otra cosa que la solidaridad intergeneracional a lo largo del tiempo”. Entre esa lucha ese egoísmo natural que tenemos como todas las cosas vivas que quieren perpetuarse instintivamente lucha y afirman por la vida pero esa otra fuerza colosal de animales gregarios que somos que no podemos vivir sin sociedad y del hecho de vivir en sociedad y de tener eso que se llama “conciencia”. Fuimos en nuestro devenir construyendo civilización que es la riqueza más grande que tenemos cada vez que nacemos. La portentosa herencia acumulada que tenemos de aquellos que descubrieron el fuego y la rueda hasta los que han avanzado en la biología molecular. Podemos vivir y vivimos porque hay sociedad. Y esa contradicción entre el papel intransferible que tiene lo social, porque la civilización no es otra cosa que la solidaridad intergeneracional a lo largo del tiempo.

Hugo Juri le entregó el Doctor Honoris Causa

«No hay peor negocio que enajenemos el tiempo de nuestra vida para sacralizar el dios mercado y nos pasemos la vida trabajando y gastando el tiempo de nuestra vida para pagar cuentas y acumulando cosas nuevas». Y nuestra lucha en una civilización que quiere recortar nuestro egoísmo porque lo precisa como producto de mercado porque no hay peor negocio que enajenemos el tiempo de nuestra vida para sacralizar el dios mercado y nos pasemos la vida trabajando y gastando el tiempo de nuestra vida para pagar cuentas y acumulando cosas nuevas hasta que la vida nos (…). La nueva religión es el mercado. Matamos dioses.

«La riqueza más grande que tenemos es el único milagro arriba de la tierra que es haber nacido, la vida». Pero muchachos, como una avenida llena de coches vives en un loquero, no lo puedes evitar pero lo que puedes aprender es a cruzar la avenida sin que te pisen. La única libertad posible está acá (señala la cabeza), que no te lleven enganchado de la nariz. ¿Por qué? Porque la riqueza más grande que tenemos es el único milagro arriba de la tierra que es haber nacido, la vida y esto es tan cotidiano para cada uno de nosotros que parece que lo olvidáramos tontamente.

«Si tenemos necesidades materiales, queridos jóvenes universitarios, hay que trabajar y el que no trabaja está viviendo a costillas de uno que trabaja». Pero esto tiene un plazo y se va. Intransferiblemente se va y cuando tu compras, no compras con plata sino con de tiempo de tu vida que gastaste para tener esa plata y si tuviste suerte de tener un trabajo motivador, feliz de ti. Pero la sociedad está llena de trabajos que no son motivadores. Alguien tiene que enterrar los muertos, que cuidar los presos, alguien tiene que lavar la mugre y así sucesivamente. Entonces la vida, si tenemos necesidades materiales, queridos jóvenes universitarios, hay que trabajar y el que no trabaja está viviendo a costillas de uno que trabaja.

«Pero la vida no es solo trabajar porque es la aventura más hermosa que tiene cada cual arriba de la tierra y hay derecho a usar un margen importante de la vida en el ejercicio concreto de nuestra libertad posible». Y nuestra libertad posible hay que definirla: es el tiempo que tu gastas en aquellas cosas que a ti te pueden motivar. Y es también instransferible sujeto sensible el tiempo que tu puedes gastar en cultivar los afectos, tiempo para amar. Si sos gurís, tiempo para los amigos, para las cosas pequeñas cotidianas llenas de afecto de la vida, porque después de eso no hay nada. Vacío, espamento. Y la única cosa que genera afecto son las cosas vivas, no las inherentes.

«Ya no podemos quedarnos solo con la idea de crecimiento económico y de desarrollo». Por supuesto que hay que luchar por el desarrollo pero paralelamente hay que luchar por la felicidad humana porque tenemos una sola vida y esto que parece una pavada debiera empezar a ser una hoja maestra de nuestra conducta. La felicidad humana no se puede decretar. Y sabemos que las achuras, las tripas, el sistema glandular determinan que algunos son más tristes y otros son más alegres. No entro en eso. Pero lo que te quiero señalar es que si tú colocas no solo el crecimiento económico sino la felicidad humana como guía cambian todos los parámetros con los que estás mirando.

Mujica fue ovacionado por el público

«Si piensas en la felicidad humana no haríamos megalópolis porque nadie puede ser feliz si demoras 3 horas por día en ir a trabajar…tamos locos». Dejamos crecer el monstruo por necesidades inmobiliarias. Porque si piensas en la felicidad humana cada producto industrial que fabricamos estaríamos pensando que está hecho para reciclarse, para no dejar basura, porque la naturaleza no hace basura, sino que recrea constantemente y así podrías darle vuelta a todo nuestro acontecer humano con parámetros distintos. Tiramos fortunas, jornadas trabajando imposibles sólo para acumular riqueza en el fondo, desperdiciando una parte fundamental de nuestro esfuerzo que bien lo podríamos gastar en ser más felices.

«Yo no estoy hablando para que estén de acuerdo, le estoy hablando para que piensen. Hay que revisarlo todo». No se es revolucionario por tirar tiros. Nuestra sociedad, nuestra época es maravillosa. En cierto aspecto el hombre nunca tuvo tanto.

«Una cosa es la pasión y otra es el fanatismo». El hombre nunca tuvo tantos medios y tanto soporte científico que tuvo hoy. Pero el hombre ha hecho barbaridades tremendas d a lo largo de la historia a mi humilde juicio. El fanatismo fue capaz de asesinar más de una vez nuestra capital civilizatoria…nunca sabremos lo que se perdió y el retraso que pagó la humanidad con el incendio de Alejandría, allí donde ya había aparecido el motora vapor hace 2000 años y donde había gente que sabía que la tierra era redonda y había quien la había medido. Tuvieron que pasar 2000 años y el hombre tuvo que tirar todo a la basura por fanatismo y vuelve a pasar. Una cosa es la pasión y otra es el fanatismo.

«Por eso, queridos universitarios, uds no pueden no deben de componer una aristocracia. No pueden componer una nueva clase. Tienen que ser la expresión de la humanidad que ha de venir». La formación terciaria debe ser el capital común de las masas para el mundo que venga. Ustedes van a ocupar el lugar que ocupaba el antiguo proletariado de mi época de Juventud. Porque no porque el mundo sea mejor van a dejar más plusvalía pero eso depende del grado de libertad que tengan. Van a ser mucho más cultivados e inteligentes. Tienen el peligro de ser menos primitivos y pueden ser más débiles. Piensen en los disparates que les estoy diciendo. Ojalá que me equivoque.

«Hay que conciliar las matemáticas, la tecnología, con la filosofía, con el humanismo». Todo es un paquete del saber humano. Puede ser una bestia cultivada con alta tecnología y con una pobreza adentro de tu corazón y de los instintos. No te dejes embrutecer.

«En esta América Latina tenemos una deuda social gigantesca». Somos el continente más desigual. Probablemente el más rico en recursos naturales, el continente que peor reparte. Tenemos una deuda social, andamos buscando mercados por el mundo pero nuestro verdadero mercado está en los pobres de América latina y tenemos el deber de luchar por ellos.

«La felicidad está en el culto de la solidaridad, con los más débiles te entiendan o no te entiendan». La punta de lanza deben decir ustedes los que tuvieron el privilegio de cultivar el balero (cabeza) pero no lo han cultivado para ganar más plata y vivir como los reyes tirando manteca al techo y la casita en Miami y todo ese espamento de felicidad no es otra cosa que espamento. La felicidad está en el culto de la solidaridad, con los más débiles te entiendan o no te entiendan. ¿Por qué? Porque el milagro de haber nacido que repito es el único milagro merece tener una causa porque también nacen no se por qué las lechugas los cascarudos, las lombrices, los seres humanos que nacen tienen el privilegio hasta cierto punto de darle rumbo a su existencia. Y si no le das rumbo con tu conciencia no te preocupes, el mercado te va a trazar el rumbo para que seas un eterno pagador de cuotas creyendo que compras felicidad.

«Hago de cuenta que el Honoris Causa es un reconocimiento a mi pueblo y al que no puede ir a la universidad». A ese margen de pueblo que todavía con el que tenemos cuenta pendiente y siento dolor y vergüenza por la abundancia de recursos que tenemos en nuestros países y que todavía tengamos (página?) de vergüenza. Socialmente considero que reconocimiento y el aplauso que me dan es un reconocimiento a lo mucho que nos queda de camino en materia de solidaridad. Gracias pueblo argentino.

Fuente: La Voz