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La morosidad en los colegios privados supera el 30%

Al menos tres de cada 10 familias que envían a sus hijos a colegios privados no pagan los aranceles en término. Esto se repite cada año, pero se acentúa en los períodos en que las familias se ven obligadas a recortar gastos.

Carolina Parma, de la Junta de Educación Católica, asegura que el promedio anual de morosidad ronda entre el siete y el 30 por ciento. Desde la Dirección de Institutos Privados de Enseñanza (Dipe) del Ministerio de Educación estiman, en tanto, que el retraso se acerca al 40 por ciento.

Hay momentos en que los padres intentan ponerse al día: en julio, con el aguinaldo, y en octubre, cuando comienzan las inscripciones para el año siguiente.

“La morosidad es muy alta. El 40 por ciento, en promedio, no paga o paga tarde. Como las escuelas están muy demandadas de bancos, abren nuevas divisiones y cuando no hay aportes estatales, las cuotas son más altas”, explica Hugo Zanet, titular de la Dipe.

Para evitar la morosidad, las escuelas adoptan estrategias que van desde la exigencia de abonar los aranceles por débito automático hasta anoticiar a las familias de que en caso del incumplimiento, la deuda será derivada a un estudio jurídico. Algunas instituciones consultadas informaron que en los casos de deudas de seis o siete meses, y después de conversar con la familia, confeccionan pagarés a levantar a fin del ciclo lectivo o al comienzo del otro.

En otros colegios se pide que firmen por escrito el compromiso de pago, de modo que eso sirva luego para reclamar la deuda. Muchos lo incluyen en el contrato educativo que firman las familias. En otros, el alumno pierde su lugar con el retraso de tres cuotas.

También ocurren casos de precaución extrema. La mamá de un alumno de un colegio parroquial en un barrio tradicional de la ciudad de Córdoba, con una cuota de 1.800 pesos, contó que el año pasado le exigieron un garante para anotar a su hijo en primer año.

“Tenía que ser un recibo de sueldo. Yo tuve que salir a buscar un garante que presentó los tres últimos aportes como monotributista”, contó. Y agregó: “Este año, en esa escuela, a una amiga le pidieron una garantía propietaria, igual que cuando vas a alquilar”.

Carolina Parma subrayó que pedir una garantía para matricular a un alumno “no es lo habitual ni existe normativa del Arzobispado” en ese sentido. “No es frecuente ni recomendable”, indicó. Y estimó que podría tratarse de una estrategia sugerida por asesores legales que se hacen cargo de la mora. “Hay casos de padres que no pagan en todo el año”, apuntó.

Ninguno de los directivos consultados indicó que realice una investigación en el Veraz ni los consumos con tarjetas de crédito. Pero sí solicitan un libre deuda si vienen de otras instituciones.

Para regularizar las deudas, la mayoría ofrece planes de pago.

Sergio Martino, director del colegio Escuti, aseguró que la morosidad en esta institución está “muy por debajo del 30 por ciento”. Sin embargo, este año aumentaron los pedidos de becas respecto de 2015. “No fue tanta la morosidad como temíamos”.

Martino admitió, no obstante, que se registran casos críticos. “Ha aumentado el grupo de gente con gran morosidad, con seis o siete cuotas y dificultad para recuperarse, al punto que los pone al límite de la rematriculación. Hay familias que se van”, puntualizó.

Efecto cascada

Sergio Badino, representante legal del colegio Dante Alighieri y el Castel Franco, subrayó que si bien es cierto que hay mucha mora, no llega al 40 por ciento. Y remarcó que se observa una especie de “efecto cascada”: alumnos de los colegios más caros buscan otros de aranceles medios y de los medios, a los más bajos. “El tema es el monto de la cuota, aunque nosotros estamos en un segmento medio. Hay familias que se han quedado sin trabajo y no hay manera de que puedan continuar. No pedimos garantías ni recibos de sueldos, ni nada de eso”, insistió.

Carolina Parma indicó que no se observa una corrida de colegios privados a públicos. “La gente hace un enorme esfuerzo por mantener a sus hijos en la escuela que eligió para ellos”, concluyó.

La brecha social tiene su espejo en las escuelas. La dicotomía colegio estatal-colegio privado –que tanto disgusta a funcionarios y gremialistas– sólo habla de la brecha social que persiste en la provincia de Córdoba, en una sociedad que, salvo excepciones, sigue percibiendo como “natural” que la escuela pública esté destinada a sectores empobrecidos, y la privada, a clases medias y altas.

Fuente: La Voz del Interior. http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/la-morosidad-en-los-colegios-privados-supera-el-30?cx_level=flujo_1

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