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La industria láctea trabaja a “full”, pero con menos rentabilidad

Desde que se instalaron las medidas sanitarias para mitigar los efectos de la pandemia por el Covid-19, la industria láctea no cerró sus puertas.

Por ser considerada una actividad esencial y por tener un proveedor –las vacas– que todos los días genera una materia prima perecedera, que puede conservarse fría hasta un máximo de 72 horas, las empresas del sector siguieron en actividad.

A tal punto que durante los meses de la pandemia exhiben un ritmo de producción mayor que el año pasado, a partir de un crecimiento en el volumen de leche recibida y de una mayor demanda desde abril, tanto del mercado interno como de la exportación.

En Córdoba, según el Monitor de la Actividad Productiva que elabora el Ministerio de Industria de la Provincia, la industria láctea cerró agosto con una producción, medida en litros, 24,5 por ciento por encima del nivel registrado en febrero. En la última semana del mes pasado, el nivel de ocupación laboral en las usinas de la provincia era del 97,1 por ciento.

Producción y demanda

La principal razón de este crecimiento fue el aumento, en lo que va del año, de la producción de leche en los tambos. Hasta julio, el crecimiento fue nueve por ciento respecto de igual período de 2019, según los datos del Ministerio de Agricultura de la Nación.

A esa mayor cantidad de materia prima se sumaron, según sostienen los industriales, una mayor demanda externa y una suba en el consumo doméstico durante el aislamiento, que fue variando en forma mensual y en mix de productos.

«Cuando arrancó la pandemia, parecía que el mundo se venía abajo y no se iba a vender un kilo de leche en polvo a ningún lugar. De hecho, la cotización internacional bajó de 3.200 dólares a 2.500 dólares la tonelada y sin negocios. Ahora se recuperó a tres mil dólares, con un tipo de cambio algo mejor», observó Javier Baudino, industrial lácteo de Pozo del Molle y vicepresidente de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (Apymel).

Si bien las empresas del sector consultadas afirman que están trabajando a capacidad plena, advierten que la rentabilidad del negocio es inferior a la de un año atrás.

Aseguran que hay productos, como por ejemplo algunas marcas de quesos frescos, cuyo valor mayorista no se ha movido en lo que va del año, incluso algunos reflejan una caída en el valor. Aquellos que lograron actualizarse lo hicieron muy por debajo de la inflación.

Mientras tanto, los costos industriales han crecido. El último acuerdo paritario, según los industriales, elevó en el último año el salario básico inicial para un empleado categoría B de 34.600 pesos a 62.393 pesos.

En el mismo período hubo una actualización del 25 por ciento en el precio de la leche que le pagan al productor, que ya quedó rezagado.

Además, muchos otros insumos que intervienen en el proceso tiene valores dolarizados.

Escenario

«Estamos con una producción mayor que la del año pasado y con un consumo que creció durante la pandemia, pero que en términos anuales está por debajo de los primeros ochos meses de 2019», indicó Ercole Felippa, presidente de la cooperativa Manfrey, empresa que entre enero y agosto vendió más volumen en el mercado interno que en igual período del año pasado. «Tenemos 30 por ciento más de mercado», dimensionó.

Con una recuperación en la cantidad de litros de leche procesados, las plantas que la empresa Sancor tiene en la provincia (La Carlota, Balnearias y Devoto) también reflejan una mayor actividad que en 2019.

Desde la cooperativa reconocen que el crecimiento podría ser aún mayor si tuviera capital de trabajo para salir a comprar más leche. En el comienzo de la pandemia, varios lácteos de la marca, como manteca, dulce de leche y la línea de quesos untables, se quedaron sin stock.

En la zona de Villa María, la empresa láctea Capilla del Señor, dedicada a la fabricación de quesos, algunos de ellos funcionales (por ejemplo que ayudan a reducir el colesterol), trabajó en agosto con sus 35 empleados al 80 por ciento de su capacidad de elaboración.

«En septiembre vamos a llegar al ciento por ciento de la capacidad», sostuvo Álvaro Ugartemendia, gerente general de la empresa, aunque remarca que los números de la actividad son muy finos.

Más allá de ser una actividad esencial, los aumentos de contagio de coronavirus en el interior de la provincia encienden algunas luces de alerta en la actividad.

Con una recepción de leche que ronda entre los 90 mil y los 100 mil litros diarios, en Coronel Moldes la empresa Cotahua trabajó a pleno hasta agosto. Ese ritmo se interrumpió durante septiembre, cuando, por la aplicación de protocolos sanitarios, varios trabajadores (la mayoría por contacto estrecho con portadores) dejaron de concurrir a la empresa.

«Tuvimos que parar el procesamiento dos o tres días para aprovechar y hacer envasado, y derivar la leche a otra empresa», admitió su presidente, Mario García Díaz. No obstante, ya la próxima semana la planta volvería a funcionar a pleno.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior