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La importancia del cultivo del trigo

Un aspecto tal vez más importante aun, es el aporte que hace el cultivo de trigo al balance nutricional de las rotaciones en la argentina. Como se desprende de los cuadros anteriores, el cultivo de soja ha ido aumentando su participación tanto en el uso de la superficie destinada a agricultura como en las cantidades producidas. Este cultivo permitió alterar el abastecimiento de proteínas a nivel global con los grandes beneficios que esto trajo para la humanidad, pero simultáneamente alteró el balance nutricional de los suelos en que se cultiva.

Al igual que otras gramíneas invernales, el trigo tiene una alta relación carbono-nitrógeno lo que le da a sus rastrojos una mayor resistencia a la descomposición, pero simultáneamente presenta una muy buena respuesta económica a la fertilización. Estas dos características hacen que su participación dentro de las rotaciones aporte tanto al balance de carbono como al de nitrógeno.

Según surge de algunos ensayos de larga duración realizados, el cultivo de trigo con un plan de fertilización habitual en la zona, de 80 kg./ha. de fosfato diamónico y 110 kg./ha. de urea, puede satisfacer su requerimiento tanto de fósforo como de nitrógeno para los rendimientos zonales. Simultáneamente tiene un balance de carbono positivo, que sumado a la alta relación C/N, le aporta estabilidad al sistema.

El trigo puede contribuir a darle estabilidad a nuestras relaciones comerciales regionales y a los sistemas de producción argentinos, satisfaciendo simultáneamente cualquier requerimiento de la demanda doméstica, además de ser un un recurso fundamental para el desarrollo sustentable de los suelos.

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