Policiales

Entre la herencia y la economía que no arranca

Nada más elocuente que ese par de fotos para pintar el cambio de clima entre el inicio y el final de los primeros 365 
días de Mauricio Macri en la presidencia.

Los datos indican que la situación económica y social al final de este año empeoró. Parte de la responsabilidad es del gobierno kirchnerista, pero, después de un año en el poder, buena parte también le toca a la administración macrista por la adopción de medidas desacertadas o que se pensaban de efectos mejores.

La paradoja es que, aun así, el Presidente mantiene una alta imagen positiva de más de 50 por ciento, coinciden las encuestas, después de haber superado el 70 por ciento al inicio; y no lo es por los resultados en favor de la mayoría de la población, sino por el persistente rechazo mayoritario a un regreso del kirchnerismo, antes que por las expectativas puestas en 2017.

La falta de resultados en su política económica de apertura promercado y de Estado reducido a su mínima expresión para revertir la denominada “pesada herencia” kirchnerista sucedió más por un error de diagnóstico y hasta por cierta ingenuidad político-económica que por un accionar obstructivo de la oposición.

Por el contrario, la oposición, en su amplísima mayoría, se avino a la negociación y al acuerdo político legislativo en pro de la gobernabilidad: unos 70 proyectos del Ejecutivo fueron ley fruto de una negociación y un consenso con la oposición como nunca se había visto en nuestra democracia reciente. Sucedió lo contrario de lo que se preveía: que en la política iba a encontrar dificultades mayores que en la economía.

Gobernabilidad

De este modo, Macri y su coalición Cambiemos construyeron un hecho político sin antecedentes desde 1983: sin ser peronistas, en minoría en Diputados, y más aún en el Senado, pudieron garantizar la gobernabilidad, haciendo de la debilidad, fortaleza. Mucho tuvieron que ver la atomización del peronismo tras la derrota electoral y el posicionamiento que aprovechó para aportar a esa gobernabilidad el “peronismo racional”, tanto en el Congreso como en los gobiernos provinciales.

Medidas

No bien asumió, Macri dispuso medidas de apertura y de desregulación de la economía (rebaja sustancial de las retenciones a las exportaciones agrícolas y su eliminación para las mineras), del mismo modo que cumplió con lo que era una demanda política de incidencia electoral para la clase media, el fin del cepo cambiario, con la consecuente devaluación.

Pero la apertura de las importaciones más la retracción del mercado interno causaron una fuerte pérdida de puesto de trabajo en industrias y sectores Pyme (textil, calzado, metalurgia), que sumada a la parálisis de la obra pública terminaron por acercar el desempleo a los dos dígitos y a incrementar la cantidad de pobres que ya había dejado el kirchnerismo, hasta alcanzar más de 32 por ciento de la población, según datos del Indec en septiembre.

A propósito: la regularización del Indec después de años de intervención es uno de los mayores logros de institucionalización del Gobierno.

El aumento de la pobreza también tuvo que ver con la retracción del mercado interno producto de un mayor desempleo, como también de una inflación que terminará por rondar el 40 por ciento en detrimento del poder adquisitivo de los salarios, calculado en un ocho por ciento este año. Y, en definitiva, una economía cuya caída será de dos por ciento del PBI.

La salida del default con el pago sin más a los fondos buitre abrió las puertas a una “integración al mundo”, pero también a un endeudamiento sin precedentes no orientado a financiar obras públicas, sino un déficit fiscal que será el mayor desafío gubernamental en el 2107 electoral.

Política exterior

Una apertura que tuvo su correlato en la política exterior, con la pronta visita del presidente estadounidense, Barack Obama, y el distanciamiento activo del gobierno de Venezuela, al tiempo que fue una apuesta por la integración a acuerdos de libre comercio regionales, justamente cuando el triunfo de Donald Trump marcó un previsible viraje hacia un fuerte proteccionismo. Todo en función de una “lluvia de dólares” en inversiones que no se produjo.

Tarifazo

El Gobierno tuvo su mayor traspié ante la población con el desmesurado aumento de tarifas de los servicios públicos que intentó aplicar, pero que decisiones judiciales atentas a la presión social lo obligaron a retroceder.

Del mismo modo que a nivel político lo fue haber insistido sin éxito en la reforma electoral cerrada en el voto electrónico, hasta el golpe político que recibió del primer paso de unidad de toda la oposición para aprobar en Diputados cambios en Ganancias.

Macri gozó de una comprensión de la CGT aceitada por ahora con los fondos para las obras sociales sindicales, como de las organizaciones de la economía informal a partir de los recursos previstos en la ley de emergencia social.

También de una Justicia y de una sociedad tolerantes ante las denuncias sobre cuentas off shore de la familia presidencial y ante el decreto que habilitó a “sincerar” dinero a familiares de funcionarios. Como ante la detención de la dirigente Milagro Sala, cuya libertad reclamaron ONU y OEA.

Las consideraciones seguramente no serán las mismas en 2017. Sobre todo si la economía sigue sin despegar y el nivel de vida de la mayoría de la población no revierte la tendencia regresiva.

Fuente: La Voz del Interior. http://www.lavoz.com.ar/politica/entre-la-herencia-y-la-economia-que-no-arranca

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