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Ir a estudiar a Córdoba cuesta $ 17 mil por mes

La inflación complica los presupuestos de los estudiantes universitarios que vienen a Córdoba para estudiar alguna carrera. Según un estudio de la Defensoría del Pueblo de la Provincia, respecto del año pasado, la canasta de consumo propia de un alumno universitario se encareció más del 40 por ciento, y hoy necesita alrededor de 17 mil pesos por mes para solventar sus gastos.

El informe del organismo provincial se denomina “Costo de Estudiar en Córdoba” y estima el costo medio de productos y servicios en los que gasta un universitario que llega desde el interior o desde otra provincia para estudiar una carrera en alguna de las muchas casas de altos estudios de Córdoba capital.

“Hace ya siete años que estimamos cuál es el costo de estudiar en Córdoba, una información que resulta de gran utilidad tanto para los padres que afrontan económicamente los gastos de sus hijos estudiantes como para los jóvenes aspirantes a ingresar a la universidad”, señaló Mario Decara, titular de la Defensoría del Pueblo sobre las motivaciones para realizar el estudio.

Cuatro perfiles

El relevamiento definió cuatro perfiles típicos de estudiantes universitarios, con niveles de costos diferentes según el lugar que alquilan para vivir, los gastos promedio que realizan en comida, ropa y esparcimiento, y si asisten a una universidad pública o a una privada.

El primer perfil es el más austero, con un gasto mensual estimado de 10.223 pesos. En este caso, el estudiante asiste a una universidad pública, utiliza exclusivamente el Boleto Educativo Gratuito (BEG) para movilizarse, y almuerza habitualmente en el Comedor Universitario. Las demás comidas las prepara él mismo en la residencia universitaria en la que vive, donde comparte una habitación triple. Utiliza wifi libre en su celular prepago y no tiene gastos en productos de limpieza. Sólo debe comprar los artículos de higiene personal. Finalmente, destina parte de sus ingresos a algunas reuniones en casas de amigos y para comprar sólo una prenda cada tres meses.

El segundo perfil es similar al primero, aunque comparte con un compañero el alquiler de un departamento de un dormitorio en una zona aledaña a Ciudad Universitaria, incluyendo los gastos de impuestos y servicios, productos de limpieza y servicio de wifi. Destina unos pesos más a esparcimiento, toma algunos taxis para su movilidad cotidiana, se compra una “pilcha” cada dos meses y utiliza un celular con abono. Este estudiante gasta 12.479 pesos al mes.

Los gastos del tercer perfil universitario relevado por la Defensoría del Pueblo llegan a los 23.665 pesos mensuales. Este estudiante también asiste a una universidad pública, pero vive solo en un departamento en barrio Nueva Córdoba, donde los alquileres son más caros. También afronta los gastos de limpieza, de wifi, de impuestos y de servicios, entre otros. Si bien se prepara la comida en el departamento, destina un mayor gasto en esparcimiento (boliches, gimnasio, reuniones con amigos), se compra una prenda al mes, tiene celular con abono y viaja más seguido en taxi.

Finalmente, el cuarto perfil de consumo es el que más gasta, básicamente por el hecho de asistir a una universidad privada, en las que las cuotas promedian los 9.300 pesos por mes. Este tipo de estudiante utiliza el transporte privado de la universidad, pero también toma frecuentemente taxis. Suele comer en el bar de la universidad, en el Centro, o bien en su departamento en Nueva Córdoba, donde vive solo. Tiene importantes gastos en esparcimiento y en indumentaria, un celular con abono, un paquete de televisión por cable y wifi. En total, gasta 38.363 pesos mensuales.

Para estimar el costo promedio de 17 mil pesos mensuales de un universitario en Córdoba, se consideró un nivel de gasto intermedio entre el segundo y tercer perfil definidos por el estudio de la Defensoría del Pueblo.

“Respecto del año pasado, el costo de estudiar en Córdoba se incrementó entre 40 y 50 por ciento. Paradójicamente, el perfil que sufre el mayor incremento en su presupuesto es el del estudiante más austero, que subió un 51,9 por ciento”, le dijo a La Voz Verónica Fernández Lípari, responsable del informe.

Alquileres en alza

En un año, todos los ítems que componen la canasta universitaria registraron subas en sus precios. Pero, sin dudas, el mayor impacto sobre el presupuesto de los estudiantes pasa por el aumento del alquiler.

Por caso, la renta mensual de un departamento de un dormitorio, en zonas próximas a Ciudad Universitaria, supera hoy los 7.500 pesos. Y a este valor hay que adicionarle una serie de gastos relativos a la vivienda, como expensas, impuestos y servicios públicos que, en promedio, suman unos 4.500 pesos, lo que totaliza un gasto en vivienda superior a los 12 mil pesos.

En muchos casos, ese gasto es compartido entre dos o más estudiantes, lo que termina abaratando el principal costo de los universitarios.

Otros jóvenes eligen una residencia universitaria, tipología que en los últimos años volvió a posicionarse como una opción más económica y sin gastos extras. En estos casos, el costo mensual ronda entre los cuatro mil y los cinco mil pesos, según si se trata de una habitación individual o compartida.

“El gasto en vivienda repercute más en los perfiles más austeros. Por ejemplo, de una canasta total de 10 mil pesos, la vivienda se lleva aproximadamente la mitad”, dijo Fernández Lípari.

Alimentos y esparcimiento

Además del alquiler, el otro rubro de mayor incidencia en la canasta universitaria es el de los alimentos.

Si bien muchos pueden optar por el Comedor Universitario, donde los menús son realmente económicos (apenas seis pesos), lo cierto es que también preparan comidas en sus viviendas, piden algún delivery o asisten a un local de comidas rápidas.

Según el cálculo de la Defensoría del Pueblo, el gasto –según los diferentes perfiles– se ubica entre los tres mil y los seis mil pesos mensuales.

El esparcimiento también es un ítem por considerar. El gasto promedio entre los universitarios para salidas está entre los mil y los 3.300 pesos, según se reúnan con amigos en algún departamento, asistan a bares o vayan regularmente a boliches.

Con semejante presupuesto, no es fácil para las familias de los estudiantes universitarios sostener su residencia en Córdoba capital.

Según Fernández Lípari, teniendo que destinar alrededor de 17 mil pesos para mantener a los chicos, una familia tipo debe tener ingresos de entre 40 y 50 mil pesos mensuales.

Córdoba, una ciudad universitaria

La UNC concentra casi el 60 por ciento de los inscriptos.

La oferta. En Córdoba capital, funcionan tres universidades públicas, tres privadas y seis institutos de nivel universitario.

35 mil. Son los inscriptos por año, considerando sólo las seis universidades. También son muy valorados los terciarios.

UNC. Es la que concentra la mayor cantidad de nuevos inscriptos por año, con 26 mil alumnos.

Para elegir. La oferta académica supera las 190 carreras de grado.

Becas. Todas las universidades cuentan con sistemas para los alumnos que tengan dificultades económicas.

Luana Illuminati tiene 18 años, es de Trelew (Chubut) y estudia Comunicación Social. Mailén Hernández tiene 22, es de Salsipuedes y cursa Traductorado de Inglés. Josefina Gorozito cumplió 19, llegó desde Monte Buey y estudia Psicología. Las tres viven en una residencia universitaria sobre calle Chile, en Nueva Córdoba, y asisten a la UNC.

Aunque sus principales preocupaciones pasan hoy por los finales en la “facu” y las vacaciones por llegar, no están ajenas a la situación económica general y a cómo eso impacta sobre sus presupuestos individuales.

En la residencia en la que viven pagan entre tres mil y 4.300 pesos por mes, aunque ya les avisaron que esos valores aumentarán a partir del año que viene. Y también notan que el gasto en comida que tiene cada una crece mes a mes.

“Por lo general, nos preparamos nosotras mismas la comida, porque así es más barato. A veces pedimos una pizza, pero tratamos de cuidarnos”, dice Luana.

“Siempre busco ahorrar. Desde julio, las cosas han aumentado mucho. Antes gastaba unos dos mil pesos por mes en comida, y hoy ya estoy en tres mil”, suma Mailén.

“A mí no me gusta mucho cocinar –reconoce Josefina–, pero si compro comida hecha, por lo general es un sándwich”.
Además de estudiar, Mailén también trabaja, dando clases de inglés para chicos. “Hace un tiempo que tato de independizarme económicamente de mis padres. Pero es difícil mantenerse sola. Ahora veo lo que cuesta todo”, asegura.

Y Luana asiente. Aunque ella no trabaja, cuenta la experiencia de una compañera de la carrera que tuvo que buscar un trabajo para poder independizarse. “Sus padres no la pueden bancar. Y el problema es que, si trabaja, no le queda tiempo para estudiar”, explica.

Las tres tienen muchos amigos, pero admiten que no les gusta demasiado salir a boliches. Por lo general van a bares con amigos, o se juntan los fines de semana en departamentos de compañeros de la “facu”. Una que otra vez van al cine.
“Hay que cuidarse con las salidas. En una noche, si vas a un boliche, no vas a gastar menos de 500 pesos. Y eso es mucho”, saca cuentas Josefina.

También se miden con la ropa. Y se pasan las oportunidades. “Por lo general, cuando caminamos vamos viendo lugares donde hay descuentos, y nos pasamos el dato de los locales con buenos precios”, asegura Luana.

Aunque reconocen que no están pasando por una situación económica complicada, lamentan no poder hacer o acceder a algunas cosas. “Por mi carrera, me vendría bien tener una notebook nueva, con más prestaciones que la que tengo hoy. Pero no hay forma: una máquina de calidad media sale de 25 mil pesos para arriba”, dice Mailén.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior