Policiales

Cómo impacta en 2018 la fórmula jubilatoria que se votará mañana

¿Cómo impactará el cambio de fórmula de actualización de los haberes de jubilaciones, pensiones y asignaciones universales por hijo? ¿Hay maneras certeras de calcular el recorte?

El “secreto” del ahorro fiscal de la reforma previsional, que Cambiemos intentará mañana que se convierta en ley, no está tanto en la composición de la fórmula sino en otros dos factores: que se haya planteado en forma trimestral y que en el arranque se difiera la mitad del aumento que correspondería aplicar en marzo al mes de junio. La medida encuentra cierta inspiración en el diferimiento de seis meses que el Gobierno de Unión por Córdoba adoptó entre agosto de 2012 y diciembre de 2015 y que le permitió, en ese período, reducir a la mitad el déficit previsional cordobés.

Veamos primero la fórmula. Ahí no está el problema; incluso, muchos señalan que con los cambios impositivos dispuestos para los próximos cinco años en el marco de los consensos básicos, las jubilaciones quedarían rezagadas.

La movilidad semestral todavía hoy vigente fue dispuesta por la ley 26.417 y reglamentada mediante la resolución 6/09 de la Secretaría de Seguridad Social. La mitad del índice está compuesto por la evolución de los recursos tributarios que ingresan a Anses: Ganancias (20 por ciento de lo recaudado, previo a ciertas detracciones), IVA (el 11 por ciento del 93 por ciento del IVA neto de reintegros), Combustibles (21 por ciento del impuesto a la nafta y el ciento por ciento del impuesto al gasoil y GNC), monotributo (70 por ciento de la recaudación del monotributo impositivo) y el ciento por ciento del impuesto a los cigarrillos. El otro 50 por ciento surge de los salarios: se comparan semestres consecutivos del índice de salarios (nivel general) de Indec y de la remuneración imponible promedio de los trabajadores estables (Ripte) que elabora el Ministerio de Trabajo, y se aplica el que haya resultado mayor. En general, el primero.
Acá aparece un primer problema. Muchos economistas que proyectan los aumentos para 2018 con la fórmula todavía hoy vigente aclaran que lo hacen con las condiciones actuales. La cuestión es que esas condiciones actuales no van a existir más porque se eliminó el artículo 104 de Ganancias, que es el que imponía el límite de 650 millones de pesos al Fondo del Conurbano Bonaerense y porque se introduce un mínimo no imponible en los salarios que estará exento de contribuciones patronales, lo que implicará una pérdida de ingresos para Anses equivalente al 0,3 por ciento del producto interno bruto en 2018 y del 1,5 por ciento en cuatro años, según el cálculo el economista Oscar Cetrángolo.

Proyecciones

En esta nota se intenta hacer una proyección sobre cómo evolucionarían una jubilación de 10 mil pesos, que es hoy el promedio de lo que paga Anses a sus 6,8 millones de jubilados y pensionados.

Lo primero que hay que aclarar es que las proyecciones son aproximadas y sólo hasta el mes de marzo relativamente ciertas; de ahí en adelante, los aumentos dependerán de variables que todavía no están devengadas.

Con el nuevo ajuste trimestral que debate Diputados, se estima que sería del 5,4 por ciento para marzo y del 5,7 por ciento en junio. Así, un jubilado de 10 mil pesos cobraría 10.570 pesos en marzo con la nueva ley y 11.141 pesos desde junio. Para septiembre, Cetrángolo proyecta 4,7 por ciento, con lo que pasaría a percibir 11.664 pesos, y en diciembre, con un 3,8 por ciento, 12.108 pesos. Terminaría con 21,08 por ciento más que en enero. Los índices van aminorando porque se supone que la inflación (que compone en un 70 por ciento el nuevo índice, con otro 30 por ciento de Ripte) va a ir cediendo.

Así, computando el aguinaldo y un bono de 800 pesos que pagaría el Gobierno por única vez, el jubilado tendrá ingresos al año por 144.657,50 pesos.

Es difícil calcular la evolución de la fórmula vieja en 2018 porque se afectan recursos que van a Anses y porque el semestre 2017 todavía no tiene todos los datos devengados. El consenso entre economistas es que, de mínima, debería ser del 12 por ciento en marzo. Así, pasaría a cobrar 11.200 pesos y 12.150 en septiembre, lo que haría en el año (más aguinaldo, sin bono) 148.011 pesos en lo que podría llamarse escenario uno.

Pero Cetrángolo, por ejemplo, proyecta para marzo una suba del 14,5 por ciento y del 8,49 en septiembre. Así, en el año (con aguinaldo y sin bono) el jubilado de 10 mil pesos percibiría en este segundo escenario 150.328 pesos. La diferencia es de 3.353 pesos anuales que perdería el jubilado (257 mensualizados) si se compara la propuesta de Gobierno con el escenario uno y de 5.671 pesos si se compara con el escenario dos.

Si se anualizan los ingresos y se computa un bono de 800 pesos, con el escenario uno se gana 1,9 por ciento más y con el escenario dos, el 3,9 por ciento.

Como se ve en el infográfico, los ingresos nominales acercan la brecha entre uno y otro caso recién en diciembre, cuando habría 317 pesos de diferencia entre el jubilado posreforma y el anterior, pero en marzo esa brecha arranca en 880 pesos, suponiendo un aumento del 14,7 por ciento. Precisamente, ese pedaleo explica el ahorro fiscal, que rondaría los 60 mil millones de pesos.

Lo correcto sería, si se plantea un ajuste trimestral, que empiece en diciembre de 2017 o que en marzo se pague el semestre y en junio recién inicie la fórmula trimestral. En cambio, se proyecta pagar “medio aumento” y se difiere el medio aumento siguiente para tres meses después.

Inflación

“La fórmula del kirchnerismo empezó a hacer agua hace cuatro años, de los cuales, con lo justo, las jubilaciones llegaron a empardar con la inflación”, dice el economista Máximo Montenegro. Considera que “no está mal cambiar la fórmula jubilatoria, sobre todo si se le pone un componente de inflación”, aunque a su juicio el problema está, como señalan todos, en el “empalme” entre ambas fórmulas.

“En el largo plazo, la fórmula actual, que contempla impuestos dividido la cantidad de beneficiarios, empezaba a empeorar respecto de mantener el poder de compra ante la inflación”, dice el demógrafo Matías Belliard, especialista en cuestiones previsionales. “Desde lo conceptual, debería seguir la inflación, mantener el poder adquisitivo”, sugiere.

En el cambio que plantea la reforma, los haberes superarán en algunos pocos puntos a la inflación, ya que terminarán el año con un alza del 21,08 por ciento (frente a una inflación proyectada del 18 por ciento). Pero ese aumento se completará recién el último mes del año.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior

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