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Genaro Perrone: “Cada uno se construye como quiere”

En Argentina, la Ley de Identidad de Género 26.743 fue sancionada en el 2012, y establece el reconocimiento de la vivencia interna e individual del género como cada persona lo siente, lo cual puede corresponder o no con el sexo asignado al nacer. Hace cinco meses, Genaro Charlie Perrone decidió tramitar su nuevo DNI. Hace dos, lo obtuvo.

 

Le faltan sólo tres materias para recibirse de traductor de inglés, carrera que estudia en FASTA, es por eso que vive en San Francisco desde hace más de cinco años. Preguntó si podía acompañarlo en la entrevista para DIARIO SAN FRANCISCO su ex novia, Antonella, quien lo escoltó en su transición codo a codo como nadie más.

 

Desde muy chico, cuando en su DNI figuraba el nombre de mujer, supo que no se sentía cómodo con la identidad adquirida por nacimiento. “Siempre lo supe, de chico jugaba con los nenes, andaba sin remera, siempre decía que iba a ser un nene, y mis amigas se ríen porque yo decía que me iba a operar y que mis papás me iban a pagar la operación. Hace ocho meses empecé a ver videos de chicos trans en Youtube, a conocer más y supe que eso era lo que me pasaba; no me encuentro en este cuerpo, no va conmigo, y cuando lo supe cambió completamente todo”, comenzó.

 

El proceso de transición fue paulatino, y nada sencillo; debió atravesar muchas etapas de autoconocimiento. Según recordó, durante su adolescencia sus amigas intentaron “feminizarlo muchísimo” y agregó: “yo después expuse que era lesbiana, me vestía como un varón porque me sentía más cómodo, pero si me trataban de varón yo aclaraba que era una chica, es como que lo negaba o había algo de lo que no me daba cuenta, y cuando me di cuenta supe que quería que me llamaran Genaro”. Todavía ahora muchas de sus amigas se dirigen a Genaro como mujer. “Les cuesta, pero no tiene que ver con el conflicto de negar la situación, por ahí se confunden, es mucho tiempo de
conocerme como una chica”
, dijo.

 

 

El primer miembro de su familia en conocer sus intenciones de tramitar el nuevo DNI fue una de sus hermanas. “Ella me dijo que me iba a aceptar siempre”, contó. Después llegó el turno de comunicárselo al resto del entorno familiar. “Primero se lo dije a mi mamá, y yo no me imaginé que iba a reaccionar mal porque cuando le dije que era lesbiana ella siempre me apoyó en todo, pero cuando supo esto no le gustó nada, me dijo que aceptaba mi homosexualidad pero nada más; después empezó a aflojar, me hacía preguntas, me empezó a acompañar en todo, y le cuesta mucho, muchísimo, todavía me llama ‘tata’ y después se corrige, pero a todo el mundo le pasa, todo el tiempo me pasa, hasta a mí, al principio, porque uno tiene que aprender, es cuestión de acostumbrarse”, explicó.

“Después le dije a mi viejo, que me re sorprendió, porque de la nada me empezó a llamar ‘Genaro’, no le costó nada, y la novia de mi papá también. A mis abuelos también les dije y mi abuelo me preguntó ‘¿qué vas a hacer, te vas a hacer hombre?’. Yo pensaba ‘estos me van a matar’ y mi abuela me dijo que ella algo sabía, porque yo me vestía como varón y tenía el pelo corto y mi abuelo dijo ‘bueno, cada uno hace lo que quiere’ y ahí se terminó la conversación”, comentó divertido. Además, explicó que, aunque al principio a una de sus hermanas le costó asumirlo, de a poco comienza a acostumbrarse. “No quería que le dijera a mis sobrinos, pero cuando uno de ellos lo supo dijo ‘no es más tía, es tío Charlie’, y ahora ya me tratan como varón”, relató.

 

Sobre el proceso a nivel personal y legal que atravesó hasta obtener su nuevo documento, aseguró que “depende de cada uno” y agregó: “quería que dejara de existir esa otra parte, que sigue existiendo en realidad, porque es mi pasado y es lo que me llevó a ser quien soy”. Pero para él era importante ser tratado como varón en las situaciones más cotidianas de la vida “como poder entregar un currículum como ‘Genaro’, que en el legajo del colegio te reconozcan por quien sentís ser, porque no es un simple trámite, es mucho más que eso”, declaró.

 

Antes de tomar la decisión, su papá lo acompañó a la capital cordobesa para hablar con una psicóloga especializada en identidad de género. “Empecé la terapia en abril y en mayo fui a iniciar el trámite en el Registro Civil de Prosperidad”, explicó.

 

Aseguró que el trámite es muy sencillo; le entregan una planilla a la persona interesada para que complete con el nombre con el que fue anotada en su nacimiento y le piden que elija el sexo con el cual se identifica. “Eso en el caso de los mayores de 18 años, si se trata de menores, necesitan la firma de sus padres”, detalló. En dos meses ya tenía su nueva partida en sus manos, y manifestó que el personal del Registro Civil de su pueblo natal lo atendió “súper bien”, explicándole el proceso y la demora que tendría el trámite. “En ese sentido nunca tuve problemas con nadie, eso me llamó mucho la atención, porque uno siempre espera que le pongan alguna traba, estaba preparado para ese trato y nunca lo recibí, uno por ahí piensa que acá en San Francisco, o en Prosperidad que es un pueblito de dos por dos, son todos más mente cerrada, pero no, no todos”, expresó.

 

Asumir y hablar con sus amigos y familiares sobre su orientación sexual fue para él tan complejo como anunciar su deseo de cambiar de identidad. “Fueron momentos distintos, pero igualmente difíciles, con los mismos nervios y la misma carga arriba, y con el poder decir ‘¡qué alivio!’ después de contarlo, recordó.

 

“Me encontré con un montón de gente que me ayudó”

Tuvo la fortuna de que muchas personas lo acompañaran en su transición, además de su familia y sus amistades. Una de esas personas es su ex pareja, Antonella, con quien hoy mantiene una sólida amistad. Estuvieron en pareja durante cinco años y fue ella quien estaba ahí cuando Genaro pudo poner en palabras lo que sentía. “Creo que soy trans”, le dijo. Antonella contó que en ese momento se largó a llorar y explicó: “Fue muy emotivo que él descubriera lo que le estaba pasando, eso era lo que lo tenía mal, te dabas cuenta de que algo pasaba y de que no se sentía satisfecho con su vida, entonces después de que me contó entendí todo, y se vio el cambio de humor de él”. Por su parte, Genaro comentó que hasta ese momento sufría todo tipo de alergias, que no eran más que manifestaciones en su cuerpo, de lo que le estaba sucediendo en su interior. “Ahora ya no tengo más alergias, cambió mucho todo”, completó.

Antonella recomendó a quienes se encuentren en un proceso similar que primero lo hablen con alguien de su entorno de confianza. “Cuando Genaro veía los videos en Youtube, yo los veía con él y también empecé a conocer un poco más sobre el tema, después de eso empecé a usar con él pronombres masculinos, pero sólo entre nosotros, eso es una ayuda grande como para empezar, porque con ese ejercicio pudo empezar a ver si realmente se sentía cómodo con que se dirijan a él como varón, en el trato diario, y tener alguien de confianza para probar y ver cómo te sentís, para avanzar en ese camino, está bueno”, dijo.

Lo que a Genaro le pesaba no era la mirada o el prejuicio de la gente, sino verse al espejo y no hallarse, “saber que algo está mal y no sabés qué es, y cuando lo descubrí todo cambió, yo lo venía hablando con ella (por Antonella) y le decía que había días en que me sentía hombre, y días en que me sentía mujer, era muy raro”, explicó.

Además, antes de obtener su nuevo DNI, Genaro comentó su situación a sus dos profesoras de FASTA, y ellas rápidamente comenzaron a llamarlo por el nombre que eligió. “El resto se preguntaba quién era Genaro, re bien, me hicieron sentir re cómodo, en ese momento no tenía el DNI y ellas me dejaban firmar los exámenes con el nombre nuevo, con el que yo me identificaba, incluso hablé con la gente de administración de FASTA y ellos modificaron mi nombre de pila y me pidieron que cuando me llegue el DNI les alcanzara la partida con la copia del DNI nuevo para actualizar el legajo”, expresó.

 

 

El equipo de Hockey femenino “Contadoras” también jugó un rol fundamental en el acompañamiento a Genaro, que es el arquero del equipo. Cuando fichó para la Liga, todavía llevaba su antiguo nombre. “Arrancamos y yo les dije que no sabía por cuánto tiempo más iba a estar por todo este tema, y las chicas me dijeron que contara con ellas, al ser contadoras tienen conocimientos de lo legal entonces me ofrecieron su ayuda, de hecho yo no podía pagar la Liga porque no estaba trabajando, entonces ellas me lo pagaron, también el seguro y la cancha, me encontré con un montón de gente que me ayudó”, aseveró.

Contó que cuando tuvo el DNI en sus manos, pensó en dejar el arco, sospechando que podría generarle inconvenientes que le impedirían seguir atajando para su equipo. “Cuando se los dije, ellas se leyeron toda la ley, y me dijeron que podía completar todo derecho adquirido antes de la transición, así que por eso hoy estoy jugando. Desde el club, o desde la Liga nadie me había dicho nada, de todos modos. Ahora, si un hombre que cambia su identidad a mujer quisiera jugar en la Liga femenina, no sé si le permitirían jugar. A mí me habló un chico de la Selección de Hockey argentina LGBT+, ellos se juntan una vez al año y hacen amistosos, y me contaba que las chicas trans no están federadas porque no las dejan jugar en la Liga, pero por ejemplo si yo quisiera anotarme en una liga masculina no tendría problemas, no tiene sentido”, sostuvo.

Su consejo para las personas que se identifican con su historia es: “que tengan paciencia, que fue lo que yo no tuve al principio, porque hice mi duelo, y al resto le llevó su tiempo, no fue inmediatamente después que todos me dejaron de llamar como mujer; al principio me molestaba mucho, pero cada uno va a hacer su duelo a su tiempo, y todo se va acomodando, no es fácil”.

 

¿La sociedad está preparada para la diversidad?

En este punto, Genaro sostuvo que, para él, falta educación e información. “Las personas tienen que entender más de qué se trata, entender que no es un capricho, es lo que sentís, no tiene que ver solamente con lo genital, tiene que ver con aquello con lo que te identificas y te sentís más cómodo”, dijo.

En cuanto a los reclamos que circulan últimamente, sobre todo en redes sociales, para impedir que se enseñe “ideología de género” en las escuelas, bajo lemas como “con mis hijos no”, expresó lo siguiente: “Los hijos no les pertenecen a sus padres, son personas distintas, hay que enseñar e informar, ellos van a saber lo que quieren y lo que sienten realmente, porque tarde o temprano si quieren ser de una forma, van a serlo, tengan 5 años, 10 o 50, no entiendo eso de querer controlarlo todo. Por ejemplo, si yo puedo respetar el pensamiento de las personas religiosas, ¿por qué ellos no pueden respetar que uno viva su vida como quiere?”.

Contó una curiosa anécdota, del día en que se dirigió a la sede de su obra social, luego de que le llegue su DNI, para cambiar sus datos. “Me atendieron dos personas, un hombre mayor y uno más joven, y me hacían preguntas porque querían saber, no entendían si era heterosexual o gay; en general, hay una confusión entre identidad de género y orientación sexual, pero al menos ellos me preguntaron, por eso yo a los que no saben les digo que siempre pregunten respetuosamente, que se informen, si hay dudas hay que preguntar”, aseguró.

Expresó que hay situaciones cotidianas que le resultaron incómodas al principio, algo tan simple con ir a un baño público puede ser para un varón o una mujer trans todo un desafío. “Hace poco fui a un boliche y cuando fui al baño de hombres estaba lleno de chicos, y me sentí un poco incómodo por el tumulto, por eso mis amigas hicieron fila por mí en el baño de mujeres y cuando me tocó pasar a mí todas las chicas me miraban, más de una vez al entrar al baño de mujeres me señalaban el baño de varones y yo tenía que decirles ‘no, soy una chica’. En otra oportunidad salí con un amigo y le pregunté por el baño de varones, si había solamente mingitorios, y él me acompañó y pude ir al baño tranquilo. En Córdoba, con mi mamá fui al baño de la terminal de varones, y ya lo viví normal, me animé a usarlo”.

 

Pensando en el tratamiento con hormonas

El próximo paso para Genaro es iniciar un tratamiento de hormonas, y eligió realizarlo en el Hospital Rawson de Córdoba, con la Doctora Cauca que atiende casos similares al suyo. El artículo 11 de la Ley de Identidad de Género 26.743, sancionada en el 2012, establece que todas las personas mayores de 18 años de edad pueden acceder a intervenciones quirúrgicas totales y parciales y/o tratamientos integrales hormonales para adecuar su cuerpo, incluida su genitalidad, a su identidad de género autopercibida, sin necesidad de requerir autorización judicial o administrativa. El tratamiento es totalmente gratuito, y en el caso de Genaro se trata de una serie de inyecciones de testosterona que generarán cambios en su cuerpo. “La grasa corporal se va a distribuir como en el cuerpo de un varón cisgénero, me van a salir pelos por todo el cuerpo, barba, se me va a caer el cabello, me dijeron que es posible que salgan granos en la cara, y voy a dejar de menstruar, que es lo que quiero. Ahora la doctora me va a enviar toda la información explicando el proceso en caso de que quiera gestar para que lo lea y en la próxima consulta poder sacar todas mis dudas; por el momento no me planteo tener hijos, pero si algún día quiero sé que puedo hacerlo”, explicó.

En su primera consulta, le preguntaron con qué género se identifica, si consume alcohol o drogas, dos factores que podrían ser contraproducentes para quienes reciben tratamientos de hormonas, y le solicitaron una serie de análisis para chequear que todo esté bien para seguir adelante con el procedimiento. “La doctora me pesó, me controló y me explicó que puedo dejar el tratamiento cuando quiera, y un montón de cosas, para que sepa qué opciones tengo”, detalló.

 

 

El próximo viernes, Genaro se realizará los análisis necesarios para dar comienzo a su nuevo objetivo, que lo acercará aún más a la persona que quiere ser. “Cada uno se construye como quiere”, concluyó.

Por Julieta Balari.-