Policiales

Extrema tensión: Lula resiste, pero negocia la entrega

La situación política que vive Brasil quedó sumida, en las últimas horas, en un clima de extrema tensión, después de que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva se negó a entregarse ante el juez Sergio Moro para cumplir la condena de cárcel que le impusieron en una causa por corrupción.

Pese a que Lula permanecía encerrado en la sede del gremio metalúrgico, que lidera, en San Bernardo do Campo (en las afueras de San Pablo), la Justicia no lo considera prófugo: “La condición de prófugo es específica. Tiene que haber componentes de fuga, de negativa de comparecencia. Terminó el plazo para que él se presentara voluntariamente”, explicó un vocero policial, Luís Antonio Boudens, a Agencia Brasil.

La defensa de Lula ingresó ayer con un tercer pedido de habeas corpus al Supremo Tribunal Federal (STF), máxima instancia de la Justicia brasileña, para evitar la prisión del expresidente.

El primero fue denegado por el STF el jueves, lo que dio paso a la orden de arresto emitida por Moro. El segundo, presentado al Supremo Tribunal de Justicia (STJ), segunda instancia judicial del país, fue denegado ayer más temprano.

El habeas corpus es un recurso urgente basado en garantías constitucionales que permite a un acusado pedir a un juez que suspenda una orden de prisión que considera injusta.

La diferencia entre el primer recurso presentado al STF y este es que el nuevo se efectuó con el mandato de arresto ya expedido.

Las chances de que el tribunal acepte el nuevo recurso son, de todas formas, casi nulas.

Moro, a cargo de los procesos de la causa sobre corrupción política Lava Jato (“lavado de autos”), emitió el jueves una orden de ingreso a prisión que daba a Lula plazo para que se entregara “voluntariamente” hasta las 17 horas de ayer, para empezar a cumplir una pena a 12 años de prisión fallada en enero.

La decisión de Moro sobrevino después de que el Supremo Tribunal le denegó, el jueves, el recurso de habeas corpus para evitar ir a la cárcel.

Lula permanece desde ese día en la sede del sindicato metalúrgico de San Pablo, su bastión político desde sus tiempos como líder sindical.

El edificio estaba rodeado por miles de militantes del partido de Lula y por activistas de movimientos sociales.

Misa y ¿entrega?

El expresidente Lula iba a “dormir” anoche en ese lugar y participar hoy de una misa en memoria de su esposa, quien murió en febrero de 2017 y cumpliría años hoy.

“Este sábado, estaremos aquí para asistir a la misa en memoria de Marisa Leticia, y creo que es importante que sigamos aquí, solidarios con Lula, porque creo que él va a dormir aquí. Esa es la información que obtuve”, dijo a periodistas el exsenador Eduardo Suplicy, del Partido de los Trabajadores (PT).

Fuentes próximas a la defensa del expresidente consultadas por la agencia EFE apuntaron también que “no hay una definición final”, pero adelantaron que no se iba a entregar ayer y que las negociaciones que los abogados del expresidente mantienen con la Justicia durante las últimas horas se iban a retomar este sábado.

José Roberto Batochio, abogado de Lula, se manifestó en esa misma dirección. “No habrá resistencia, pero él no irá al matadero de cabeza baja por voluntad libre y espontánea”, dijo el colegiado.

Y agregó: “Esto no es rebelión: es un derecho de la persona de conservar su libertad y no contribuir a cualquier acto que pueda suprimirla”, de acuerdo con lo publicado por el diario Folha de São Paulo.

Aunque no ha sido confirmado oficialmente, otras fuentes del PT han dicho que Lula pretende estar presente en la misa y que se niega a ser trasladado a Curitiba, ciudad del sur del país en la que el juez Moro, a cargo de la causa, dispuso que comience a cumplir la pena.

Según las mismas fuentes, el expresidente habría exigido que su lugar de detención sea en San Pablo o en la misma San Bernardo do Campo, donde tiene su residencia particular.

La Policía Federal, sin embargo, confirmó que mantiene abierto un canal de “diálogo” con el expresidente y con sus abogados, a fin de que la entrega se realice sin conflictos.

La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, apuntó antes a una interpretación similar de los abogados de Lula respecto de las condiciones de su entrega.

“No hay, por parte de Lula, ningún incumplimiento del mandato de prisión expedido por el juez Sérgio Moro. Él tenía la opción, dada por el juez, de ir a Curitiba: no ejerció esa opción”, sostuvo Hoffmann frente a la sede del sindicato en San Pablo.

El tríplex de Guarujá, la causa que lo complica

Paso a paso, la situación judicial que enfrenta Lula.

2016, enero. La fiscalía de San Paulo cita por primera vez a Lula da Silva a declarar por el caso del tríplex de Guarujá.

4 de marzo. Lula es llevado a declarar forzosamente por el caso de Guarujá. La Policía registra su casa para confiscar documentos.

14 de septiembre. La fiscalía de Paraná, a cargo del Lava Jato, lo acusa formalmente.

20 de septiembre. El juez del Lava Jato Sergio Moro acepta la denuncia contra Lula y abre un juicio por corrupción.

2017, 12 de julio. El juez Moro declara a Lula culpable por corrupción pasiva y lavado de activos en el caso del tríplex de Guarujá, y lo condena a nueve años y medio de cárcel en primera instancia. El fallo permite a Lula apelar en libertad.

2018, 24 de enero. Un tribunal de segunda instancia confirma la sentencia de Moro y aumenta la pena de prisión a 12 años y un mes. Lula puede seguir apelando en libertad, pero la corte abre la puerta para que pueda ser encarcelado tras el fin de la segunda instancia.

6 de marzo. El Superior Tribunal de Justicia (STJ) rechaza un recurso extraordinario de Lula para que se prohíba una posible orden de arresto. Moro ordena la entrada en prisión de Lula en un calabozo de la Policía de Curitiba.

Una difícil y compleja carrera electoral

El tribunal electoral. Incluso si el juez Sergio Moro no hubiese emitido una orden de arresto contra Lula, el exmandatario podría quedar fuera de la carrera electoral sobre la base de una ley que veta a los candidatos con condenas confirmadas. La corte electoral brasileña, el Tribunal Superior Electoral, decidirá sobre las candidaturas en agosto. El Partido de los Trabajadores, la formación de izquierdas de Lula, dijo que lo registrará como candidato aunque esté en prisión. El partido podría presentar un plan B con otro candidato hasta mediados de septiembre.

Otros candidatos. El congresista Jair Bolsonaro, un excapitán del ejército que ha sido comparado con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está segundo en las encuestas por detrás de Lula. Bolsonaro defiende la dictadura militar, fue multado por realizar comentarios sexistas y racistas, y es un firme partidario de la suavización de las leyes de armas en el país. Si Lula no pudiese presentarse, muchos de sus partidarios podrían optar por candidatos más de izquierda, como Marina Silva o Guilherme Boulos. Sin embargo, muchos analistas creen que las opciones de Bolsonaro podrían mejorar si Lula queda fuera de la boleta, aunque otros señalan que la división que proyecta podría alentar al electorado a unirse en torno a otro aspirante.

Aparece otro postulante. Henrique Meirelles, hasta ayer ministro de Hacienda de Brasil, renunció a su cargo, presuntamente para poder presentarse como candidato en octubre. Meirelles pertenece al conservador Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y ha manifestado en varias ocasiones su aspiración a liderar el Ejecutivo del país. El actual presidente, Michel Temer, quien forma parte de la misma formación, también ha insinuado en el último mes que piensa en la reelección.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior