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El ex Sportivo que jugó con Bielsa y ahora escribe cuentos infantiles

«Estoy con sensaciones muy parecidas a cuando estaba por debutar en Primera». Para César Carignano, este agosto de 2017 es tan movilizante como aquel mayo de 2001. Por entonces, estaba por hacer su presentación como futbolista profesional en Colón de Santa Fe, hoy su ansiedad pasa por otro lado: está a punto de lanzar su primer libro de cuentos infantiles.

El próximo martes, en el auditorio de ATE de la ciudad de Santa Fe, el ex futbolista presentará «Cañito vale doble», un libro que incluye tres cuentos infantiles de su autoría, los cuales están acompañados de las ilustraciones del defensor de Temperley, Ignacio Bogino.

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La lectura fue el gran hobbie que acompañó a Carignano durante toda su carrera como jugador, en la que recorrió una decena de clubes y convirtió 100 goles en 15 años de trayectoria. Sin embargo, el gusto por la escritura llegó años más tarde.

A los 28 años, cuando logró el ascenso a Primera División con Atlético Rafaela, el por entonces delantero decidió difundir por primera vez uno de sus escritos. Fue una autobiografía que contó su historia a partir de los 14 años, momento en que dejó su pueblo natal, Freyre (ubicado al este de Córdoba) para cumplir su sueño de ser un futbolista profesional. El libro recibió el nombre de «Andando», en alusión a la canción del cantante argentino Diego Torres, cuya música lo había ayudado a travesar tiempos difíciles. Fue una tirada chica, que solo regaló a familiares y amigos. Aquella vez, el diseño de tapa también estuvo a cargo de Bogino.

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«Quería romper el mito de que solo las estrellas pueden contar su historia. La idea era relatar la historia de un tipo normal, que hizo una carrera normal, y bajar línea de que no solo los ídolos tienen que tener su lugar en la literatura», contó Carignano.

Entre 2013 y 2014, durante su paso por Patronato de Paraná, se acentuó su amor por los libros y se amplió su panorama. Allí conoció a Bogino, con quien forjó una entrañable amistad en base a las inquietudes literarias de ambos. Hasta ese entonces, Carignano se interesaba solo por los ensayos y la historia, pero el defensor lo introdujo en la novela y la ficción.

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Con la llegada de sus hijos, Mateo (9) y Alma (5), fruto de su relación con su mujer, Melisa, el nacido en Freyre encontró un espacio fértil no solo para seguir disfrutando del hábito de la lectura, sino para pasarlo como un legado a las nuevas generaciones. Sin embargo, se encontró con que había muy poco escrito para niños y niñas sobre su otra pasión: el fútbol.

Así nació «Cañito vale doble», un libro con tres cuentos que relatan historias de fútbol en las cuales los pibes son los protagonistas y en los que se describen lugares, pueblos y barrios. El objetivo primordial es que la potencia y la masividad del fútbol logren acercar a los chicos a la lectura, despertar su creatividad e inculcarles valores tales como la solidaridad, la amistad y la importancia de no buscar ganar a cualquier precio.

Para crear sus historias, Carignano tomó influencias de los libros que les lee cada noche a sus hijos. Sin embargo, cree que los escenarios que describen sus relatos también pueden atraer a los adultos.

«Para el títuulo pensé en poner una frase de mi infancia, del campito, del barrio, del pueblo… ‘Cañito vale doble’ es muy descriptivo de mi generación, de los que tenemos entre 30 y 40 años y nos criamos en baldíos donde los arcos eran buzos o ramas clavadas en el piso y donde el cañito tenía realmente un lugar de privilegio dentro del juego porque cuando se convertía de esa manera valía doble. Este libro implica escribir para los chicos, pero también reencontrarme con mi infancia y perpetuar en el tiempo un montón de pequeñas circunstancias que fui viviendo y que fui hilvanando para producir esto. El libro va a ser un disparador de mil historias de mi vida y me interesa que también haga que mucha gente grande pueda tener un viaje imaginario a su infancia», se ilusionó el autor.

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Bogino fue su socio en este proyecto desde el primer día. Junto a Melisa, «Nacho» fue uno de los que lo alentó a publicar sus escritos y a difundirlos de manera masiva. «Una vez que encontré las historias y los personajes, él se encargó de darles vida a través de los dibujos de una manera que solo lo puede hacer aquel que es tu amigo. Tenemos un vínculo muy profundo, que nos permite conectarnos sin necesidad de hablar demasiado. Lo que él dibujó a partir de lo que leyó es muy parecido a lo que yo tenía en mente a la hora de escribir», destacó respecto del aporte del futbolista de Temperley, quien suele publicar algunas de sus obras en su cuenta de Instagram.

Durante su carrera, que además de Colón, Patronato y Rafaela incluyó clubes como Basel (Suiza), América (México) y Universidad Católica (Chile), Carignano le dedicó mucho tiempo a la lectura. Sus preferidos siempre fueron Felipe Pigna y Eduardo Galeano, aunque a partir del consejo de Bogino también se inclinó por Gabriel García Márquez. En el ámbito del fútbol, sus referentes son Eduardo Sacheri, Ariel Scher y su amigo y compañero Juan Manuel Herbella.

«La escritura es una pasión, es una extensión de mí, pero no buscando la exteriorización. Muchas veces he escrito cosas que están guardadas o que me han servido para canalizar sentimientos o momentos de mucha alegría o de mucho dolor en mi vida. Siempre ha sido un canal para poner en palabras mis sentimientos. Escribo cuando me vienen ganas, no me exijo, pero lo hago regularmente. Es una pasión que se despertó casi de casualidad pero que hoy me llena y que es parte de mi personalidad», dijo quién hoy incursiona en el periodismo deportivo en el medio LT10 de Santa Fe.

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Carignano se retiró del fútbol en el 2015 en Sportivo Belgrano de San Francisco, jugando en el Nacional B. Decir adiós a su vida como deportista profesional fue un proceso progresivo, pero firme. «Un psicólogo me dijo que hay dos formas de hacerlo: desprenderse uno, que implica una preparación y un duelo, o dejar que fútbol te expulse, por lo que la cicatrización es más lenta. Yo me fui a tiempo», reconoció y aseguró que la posibilidad de llenar su tiempo con una veta -tiempo antes- impensada como la del periodismo le permitió no tener la necesidad de mirar hacia atrás con nostalgia.

A la hora de hacer un recuento de los momentos más especiales de su carrera, aquellas tres convocatorias de Marcelo Bielsa para disputar amistosos con la selección argentina tienen, sin lugar a dudas, un lugar de privilegio. Sobre aquella convivencia con «El Loco», señaló: «Recuerdo la planificación y la aplicación de un método totalmente vanguardista en esa época. Él hacía en 2003 lo que la mayoría hace hoy y tenía una frase que me dejó marcado: decía que mantenía distancia con el jugador porque, si no, iba a generar afinidad e iba a perder objetividad. Es obsesivo, serio y vive para lo que hace. En cuestiones futbolísticas me dejó cosas mientras jugué y, en lo humano y personal, hasta hoy».

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Ansioso por la presentación de su libro en Santa Fe -ciudad en la que se radico una vez que dejó el fútbol-, Carignano se ilusiona con llevarlo en breve a todos aquellos lugares que dejaron una huella en su vida: Rafaela y, sobre todo, Freyre.

«Más pasa el tiempo, más tengo la tranquilidad de que las cosas se dieron de la manera en que tenían que darse. He tenido lesiones, pero las he superado y he dejado el fútbol cuando quise, no esperando que el fútbol me dejara a mí. Lo más valioso, sin lugar a dudas, es la cosecha de amistades personales, de afectos, y el haber recorrido el mundo con los valores que aprendí en un pueblo muy chico de la provincia de Córdoba», concluyó el ex futbolista, hoy devenido en periodista y escritor.

Fuente: Nota original en Infobae Deportes

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