Policiales

Estafaban con falsos “préstamos” desde varias celdas de Bouwer

La Justicia sigue detectándolas, pero las estafas desde las cárceles continúan produciéndose.

Ahora, la titular de la Fiscalía de Delitos Complejos de 27ª Nominación de la ciudad de Córdoba, Valeria Rizzi, elevó a juicio una causa en la que están involucrados varios condenados del penal de Bouwer y otras personas que las ayudaban desde el “exterior”.

Los partícipes de una organización delictiva conformaron una “financiera” que otorgaba préstamos a incautos que con la esperanza de un crédito terminaban dándoles datos clave para que les vaciaran las cuentas bancarias, de acuerdo con la causa.

El presunto jefe y organizador de esta asociación ilícita es Horacio Oscar Di Leo, un porteño que ya tiene antecedentes de este tipo por estafas similares en Capital Federal. Él “instruyó” a otros tres reclusos, que están sindicados como los otros organizadores de la banda: Marcos Eduardo Soto, Alejandro Ever Agüero y Marcelo Daniel Bustamante.

Los fundadores de la “financiera” se valieron de familiares, amigos y allegados que estaban en libertad y que les servirían para completar “desde afuera” el accionar delictivo. Ellos son Sandra Ramona López, Pamela Agüero Santibáñez, Marta Ofelia Recabarren, Natalia Romina Soto, Eduardo René Aguilar, Nadia Florencia Paredes, Fernanda Carolina Soto, Julio César Santillán, Jésica Romina Santucho, María Rosa Lescano, y Facundo Joel Roldán.

A todos se les imputa en concurso real los delitos de coautores de estafa reiterada, estafa continuada o estafa en grado de tentativa, según los hechos.

Para engañar a sus víctimas, generalmente personas necesitadas de créditos que entidades del circuito legal no les ofrecían, publicaban avisos y hasta un 0-800 que contrataron para dar apariencia de legalidad.

Además, de darles un correo e­lec­­trónico para que enviaran datos personales, los hacían ir a los cajeros automáticos para que efectuaran, con guía telefónica, movimientos de cuenta que les permitían recibir transferencias.

En principio, la gente brindaba sus datos porque creían que esto era para que les depositaran el monto del “crédito”.

Datos delicados de las personas servían para que los inescrupulosos vaciaran las cuentas bancarias, vía home banking .

Di Leo ya tiene una condena por una estafa similar, dictada por la Cámara 8ª, de cuatro años y siete meses de prisión.

Se presume que este avezado estafador no basa su habilidad tanto en conocimientos informáticos, sino más bien en la “ingeniería social”, es decir, su capacidad para persuadir a la gente para que proceda de determinada manera.

Como en toda estafa, la “estrategia de la ilusión” de la víctima juega su parte fundamental.

Los que estaban libres cayeron presos, salvo varias mujeres que lograron la prisión domiciliaria por tener hijos pequeños o por razones de salud.

De todos modos, todos irán a juicio oral y público.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior

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