Policiales

«Dime qué tipo de pobre quieres y te diré con qué medirlo»

A finales del Siglo XX, el estudio de la pobreza tomó nuevamente un impulso importante en las agendas de los gobiernos nacionales y es la Sociedad Internacional quién observara con una subrayada intensidad ocuparse del tema.

De hecho, el problema es cíclico y endémico en el devenir del desarrollo del sistema capitalista como de su afianzamiento en su cometido expansivo, donde el único consenso es la necesidad de erradicarlo del planeta.

Lo cierto es que siempre la reflexión sobre la pobreza, obedece a tres preguntas: ¿quiénes son los pobres? ¿dónde están los pobres? ¿cuántos son los pobres? La primera pregunta nos remite al concepto, a su naturaleza, a su alcance y límites. La segunda ofrece una respuesta de ubicación socio espacial y la tercera responde a la forma de medirla, a la manera rigurosa, científica, a la relación instrumental entre el fenómeno y su estudio (Corredor Martinez 2004:15-17).

En este sentido, nos detendremos en los tres enfoques más importantes (pero no por ello los únicos) que darán sustento al estudio de la pobreza, a saber:

1) La pobreza como carencia de condiciones materiales, referidas a un mínimo vital de necesidades básicas o la carencia de ingreso para su adquisición. O sea, el problema de la pobreza se asocia con la carencia, escasez y privación, que se juzga por la imposibilidad de las personas para acceder a un conjunto de bienes y servicios materiales que les permitan satisfacer sus necesidades fundamentales. Los métodos que responde son de NBI (Necesidades Básicas Insatisfechas) en forma directa, o el método de LP (Línea de Pobreza), que es la insuficiencia de ingreso para satisfacción.

2) La pobreza como exclusión social, este enfoque responde a la multidimensionalidad de abordaje de la pobreza, ya que responde a la pregunta exclusión de qué y exclusión por parte de quiénes. La idea es evaluar la superposición de las diversas formas de privación tal como ingreso, empleo, vivienda, salud, educación, seguridad, entre otras. La ventaja principal radica en el hecho de considerar al fenómeno en las prioridades locales y de integración de distintos grupos, en otras palabras se busca la integración social a partir de nuevos derechos.

3) La pobreza como carencia de capacidades y derechos, esta visión propuesta por Amartya Sen (1998) ofrece la precariedad de las dotaciones iniciales que poseen las personas y que les impiden el ejercicio efectivo de sus derechos, conllevando a una baja calidad de vida. En otras palabras, viene dada por las titularidades mercantiles y no mercantiles. Las mercantiles responden al ámbito de lo privado y son de intercambio, de modo que el ingreso es la llave de acceso a los mismos: fuerza de trabajo, herencias, etc. En cambio, las no mercantiles son exclusivamente de las cuestiones públicas como la seguridad, la justicia, la autonomía, la libertad; son una construcción social y su naturaleza no es objeto de intercambio, ergo son bienes de mérito y por ende son provistos por el Estado de modo universal y garantido.

Ahora bien, más allá de lograr un enfoque que dé respuestas a todas nuestras interrogantes, lo que no podemos negar es entender “la pobreza como una situación de privación que obliga a quienes la padecen a llevar una vida por fuera de los estándares socialmente establecidos”.

No obstante, serán “los indicadores de nivel de bienestar y los criterios para determinar el mínimo necesario los que hacen diferente un método de medición de otro” (DPE 2010:31). En nuestro país, distintos organismos públicos y privados son los encargados de implementar las distintas mediciones de la pobreza. Veamos las principales:

– El Instrumento eximio es la CEDULA CENSAL, implementada por el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos), que persigue medir la Pobreza Estructural a partir de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), en cinco condiciones: vivienda, educación, saneamiento, hacinamiento, dependencia del principal sostén del hogar. Este relevamiento afecta a todo el universo de toda la población argentina y su frecuencia es cada 10 años.

– La EPH (Encuesta Permanente de Hogares), también implementada por INDEC, busca medir la Pobreza por Ingresos, arrojando dos indicadores: Línea Pobreza y Línea Indigencia. En el mismo se comparan ingresos monetarios del hogar a partir de dos canastas: 1) Alimentaria Básica, que data de 85 productos alimenticios, sobre una dieta calórica de 2700 kilocalorías diarias para un varón de 30 a 59 años de edad que realiza actividad física moderada y 2) Básica Total, que agrega a la Canasta Alimentaria Básica Gasto No Alimentario: entendiendo por gastos de vivienda, medicamentos, indumentaria y transporte público (no incluye turismo y mantenimiento de vehículos). El relevamiento se realiza sobre una muestra de aglomerados urbanos sobre 27170 viviendas en forma semestral.

– La Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA), llevada a cabo por la Universidad Católica Argentina (UCA), trabaja sobre la Pobreza Multidimensional y de Acceso a Derechos, identificando carencias en el cumplimiento de siete derechos sociales: alimentación, salud, servicios, vivienda, educación, seguridad social e Información. Su reporte es anual sobre 5729 hogares urbanos del país. Sus resultados son a través de cada dimensión y en forma acumulativa.

– La EDSA, que implementa UCA, también sobre una muestra de 5455 niño/as del país, busca identificar la Pobreza Multidimensional en Derechos de Infancia, a partir del Indice de Desarrollo Humano y Social de Infancia, observando derechos de infancia en alimentación, salud y hábitat, subsistencia, crianza y socialización, educación e información y trabajo infantil. Su resultado es anual y su inicio corresponde al año 2017.

– El Indice de Nivel Socioeconómico (NSE), que busca identificar el status y poder adquisitivo, a través de la observación de tipo de empleo y nivel de educación, es realizado por Instituciones Privadas con fines de lucro y/o intereses particulares, sobre muestras para estudios de percepciones y actitudinales a partir de los resultados de EPH.

En síntesis, todos los indicadores tienen comportamientos diferentes a lo largo del tiempo. Algunos con más agudeza, otros en menor medida. No obstante, mientras los de NBI responden a cuestiones estáticas, los LP y LI identificados en EPH permiten observar los condicionamientos coyunturales de privaciones, no solo de subsistencia sino también del acceso a bienes sociales.

Va a decir Martin Maldonado “La pobreza hoy en Argentina constituye un caso arquetípico de posverdad. Preconceptos endurecidos, maniobras de prensa intencionadas, datos científicos para todos los gustos y un problema en constante mutación se mezclan en una tormenta perfecta de desinformación en la que se mojan los medios, se empapan las audiencias y se ahogan los pobres.

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Lic. Jorge Borgognoni

Lic en Ciencia Política. Doctorando en Política y Gobierno. Consultor Político