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Covid-19: prueban en Córdoba un casco para evitar la terapia intensiva

Los profesionales de la salud tienen escasas herramientas terapéuticas para tratar a los pacientes con Covid-19. La razón es que se trata de un virus nuevo sobre el que se va aprendiendo en el camino.

Un aparato usado en el momento más complicado de la pandemia en Italia llamó la atención de uno de los socios de la empresa Ecleris, de Buenos Aires, y con una larga trayectoria en tecnología médica.

Esta persona contrajo el coronavirus al inicio de la cuarentena y tuvo que ser hospitalizado. “Recibió diferentes formas de suministro de oxígeno que no dieron resultado: bigotera, mascarilla, alto flujo nasal. Me comentó algo sobre los cascos que había visto en Italia durante el pico de la pandemia, que brindaban mejor calidad de ventilación que los sistemas que estaban usando sus médicos”, cuenta Marcos Ledesma, director de Ecleris.

Se dieron cuenta de que era una tecnología ausente en Argentina y decidieron diseñarlos y producirlos. La tecnología ya fue aprobada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat).

Los cascos ya se usan en Jujuy, en Buenos Aires, en Tierra del Fuego y en otras provincias. Ahora, varias instituciones sanitarias de Córdoba compraron estos dispositivos: sanatorio Allende, Instituto Modelo de Cardiología y hospital Italiano. El hospital de Monte Buey ya había recibido una donación privada de tres cascos.

Se utilizan en pacientes a los que la máscara o la bigotera de oxígeno ya no les dan resultados y están en vías de requerir un respirador mecánico, un paso muy arriesgado, ya que estos pacientes suelen estar de dos a tres semanas intubados, lo cual genera muchas complicaciones.

“Los cascos son similares a una escafandra transparentes y permiten inyectar el oxígeno con una presión superior, lo que genera un efecto benéfico en los alvéolos pulmonares, que en muchos casos colapsan por el efecto del Covid 19”, explica Ledesma.

Además, evitan la dispersión del virus a través del aire expirado por el paciente, ya que cuentan con un filtro viral. Con otros sistemas de oxigenación, esa dispersión existe y pone en riesgo de infección a los profesionales de la salud.

El casco es reutilizable y solo debe desinfectarse entre paciente y paciente, además de cambiar el filtro viral. Se conecta a las líneas de oxígeno y de aire que se encuentran en las cabeceras de las camas de internación.

No es «milagroso»

“Es una tecnología bastante sencilla, ya que lo que hace es que se pueda poner más presión al oxígeno y a la vez evita que se generen aerosoles con el virus, como ocurriría en una nebulización”, explica Hernán Smith, subdirector del hospital Italiano, que dispondrá de estos aparatos.

El médico explica que remplazaría al aparato conocido como CPAP (Presión positiva continua en las vías respiratorias), una tecnología que no puede usarse en pacientes con Covid-19 porque genera aerosoles.

Smith explica que una fisioterapeuta especializada en el aparato respiratorio del hospital estuvo en Jujuy y observó que estos aparatos funcionaban bien. Además, recordó que está avalado por la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva.

Según la empresa fabricante, entre el 30 por ciento y el 60 por ciento de los pacientes que usan el casco evitan ir a un respirador. Smith relativizó que el casco fuera “milagroso”. “La experiencia indica que la ventilación no invasiva, como en este caso, previene la intubación dependiendo de la patología, pero en un porcentaje bajo”, aseguró.

En las neumonías, como la que provoca el Sars-Cov-2, los alvéolos (pequeñas bolsitas dentro de los pulmones donde ocurre el intercambio gaseoso con la sangre) se encuentran colapsados en gran número. El uso de presión positiva hace que esos alveolos vuelvan a distenderse, a funcionar y a oxigenar la sangre.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior