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Consumo temprano de alcohol: ¿cómo abordarlo desde el entorno familiar?

El consumo de alcohol es una práctica cultural común que, del mismo modo que cualquier otra droga, puede transformarse en patológica en algunos sujetos, sobre todo cuando se trata de adolescentes; por varias razones, si entran en contacto temprano con el alcohol, los jóvenes tienen más probabilidades de desarrollar en la adultez un abuso o dependencia de esta sustancia. “Hay investigaciones recientes que evidencian que el contacto en edades tempranas activa mecanismos a nivel neurológico y psicológico que explicarían posteriores adicciones”, aseguró la licenciada en Psicología, Sandra Bocca.

 

“El científico del CONICET Ricardo Pautassi explica que el contacto temprano con el alcohol predispone un mayor consumo a lo largo de la vida, y sus posteriores consecuencias. Según él, es importante idear una política pública que intente limitar el acceso al alcohol por parte de los adolescentes, ya que hay mayores probabilidades que aquellos con acceso temprano a la droga desarrollen una dependencia, además de problemas asociados, tanto para quien consume como para terceros: accidentes viales, sexo no seguro, violencia, conductas riesgosas en general”, agregó la psicóloga.

 

Para Bocca, la pertenencia a un grupo de pares es muy importante en la adolescencia, y es ese punto precisamente el que puede llevar a los jóvenes a que se sientan presionados a beber. Para evitarlo, señaló que “lo mejor es enseñarles a confiar en sus decisiones y a no sentir vergüenza de decir que no, hablando con sus hijos sobre las formas en que pueden manejar la presión del grupo de pares, de esta forma brindan confianza para la toma de decisiones”.

 

Además, explicó que en la actualidad las publicidades apuntan a los jóvenes y al consumo de alcohol, asociándolos con gente divertida, desinhibida y segura, “y cómo estas actitudes ayudan acercarse a alguien por quien sienten una atracción. y recalcó que «es bueno que en la familia debatan juntos los mensajes publicitarios, para desnaturalizar la asociación del consumo con ese tipo de comportamientos”.

Además, aseguró que es importante que cada uno desde su lugar participe y se involucre en lo que concierne a la prevención del uso temprano de drogas en niños y adolescentes, y su posible abuso o dependencia posterior, y agregó que principalmente el Estado “debe estar presente con políticas acordes para retrasar lo más posible el contacto de los adolescentes con el alcohol, ya que las consecuencias son muy nocivas tanto para el desarrollo del cerebro adolescente, de su personalidad y de conductas peligrosas asociadas, es por ello que la prevención y el cuidado de la salud mental nos involucran a todos”.

 

Enumeró una serie de pautas a tener en cuenta dentro del entorno familiar del adolescente, para hacer frente a esta situación tan habitual como preocupante. “En primer lugar hay que promover la comunicación en la familia sobre temas relacionados al alcohol, aprovechando noticias actuales de diarios y televisión, animando a sus hijos a hablar pero escuchando también todo el mensaje que expresa sin interrumpir, es importante no cuestionarlo antes de que termine de comunicarse”, comenzó.

 

Otro de los puntos señalados por la profesional, está relacionado a brindar información a los jóvenes sobre los efectos nocivos del alcohol durante su etapa evolutiva y cómo esta práctica influye negativamente e su organismo. “Por ello es necesario mantener una comunicación fluida, donde el adulto no se comunique a través de un sermón, sino abriendo la posibilidad del diálogo para que el adolescente confíe en sus padres, y también recordar que la información por sí sola no es suficiente, tiene que existir el acompañamiento familiar, y aprendizaje de habilidades sociales como el autocontrol, la comunicación, la empatía, o la flexibilidad”, expresó.

 

Aclaró también que es fundamental que las normas que establezcan los adultos sean claras y acordes a la edad evolutiva del joven, para que su primer contacto con el alcohol “se retrase tanto como sea posible”. Afirmó que “los límites que van a poner tienen que ser consensuados entre ambos padres, y deben mantenerse”.

 

“Hay que promover el aprendizaje de habilidades sociales para que ellos aprendan a discriminar lo más conveniente, con la guía de sus padres y de un profesional de la salud si es necesario, siempre dando el ejemplo desde el núcleo familiar, tratando de no dar mensajes contradictorios, porque ellos aprenderán no sólo desde lo que se diga sobre el consumo, sino también desde lo que observan y perciban”, expresó.

 

Por otra parte, señaló que se pueden promover alternativas al alcohol que sean saludables, animando a los jóvenes a participar en actividades “recreativas, divertidas y desafiantes” desde temprana edad. “Hay estudios que muestran que participar en actividades que no incluyen alcohol reduce la posibilidad de que los jóvenes lo consuman”, completó.

 

 

 

  • No alcanzan las ordenanzas prohibitorias

Desde el 15 de octubre rige en San Francisco una nueva ordenanza por la cual la entrada para los pubs está habilitada hasta las 2, mientras que en los boliches el límite de ingreso es hasta las 2.30. Desde el Municipio indicaron que el objetivo de la medida es que las previas en domicilios privados, donde se observan preocupantes índices de ingesta de alcohol por parte de los adolescentes, se acorten.

 

La medida no fue bien recibida por algunos locales nocturnos y muchas personas se mostraron disconformes, sobre todo aquellas que trabajan hasta altas horas de la madrugada y se ven imposibilitadas de ingresar a un boliche. Incluso, uno de los locales publicó en sus redes sociales una promoción de alcohol hasta las 2.30, algo que rápidamente fue interpretado por muchos como un incentivo a beber más alcohol, en menor tiempo. Hecha la ley, hecha la trampa.

 

Al respecto, Bocca afirmó: “Las ordenanzas pueden servir pero es necesario realizar un seguimiento, para ver si se observan los cambios esperados; además es importante controlar dentro de los boliches que no ingresen menores y mucho menos, que se les venda alcohol” y agregó: “A lo mejor no toman tanto en la previa, ni en el boliche, pero siguen tomando después, en la casa de alguien, no es simplemente esperar que una ordenanza solucione las cosas, tiene que ir acompañado de políticas que realmente lo aborden de manera profunda, y de familias comprometiéndose con la causa, porque el daño neurológico y psicológico es tremendo cuando empiezan a consumir desde tan chicos”.

Por Julieta Balari.-