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Cómo comenzó la segunda noche del festival de Villa María

Con las tribunas repletas, y algunos espacios libres en las plateas, la primera noche internacional del Festival de Villa María tuvo a Maluma como el principal gancho para cortar entradas, según lo marcado por el «gritómetro» cada vez que se nombraba a los artistas de la noche.

Después del precalentamiento intenso que fue la noche del jueves, con Pimpinela reeditando una vez más su repertorio de décadas, el festival empezó este viernes a mostrar ese brillo alcanzado al cabo de transitar sus 50 años.

Crónica de la primera noche del Festival de Peñas

Patricia Sosa, una de las animadoras invitadas de la noche, apareció con uno de los vestidos firmado por Roberto Piazza. Sus primeras palabras fueron para recordar que este escenario, cuando no era techado, fue el último en el que tocó con La Torre, su ex grupo.

A su lado, Mariano Iúdica no ahorró garganta para pedir carteles arriba, después de contar que había pedido venir al menos una vez pisar este escenario.

A ambos les tocó en el orden de la noche presentar a Jesse y Joy, una tarea que les llevó su trabajo cubrir hasta que estuvo listo el set. Cuestión de oficio.

Un vals puso la pausa justa para que el dúo saliera con Que pena me da y No soy una de esas. El primer punto alto llegó con Llorar, y se puso mejor al momento de ¿Y con quien se queda el perro? Los hermanos Huerta Uecke vinieron a mantener la presencia mejicana que otros años representaron Maná y Julieta Venegas.

De madre norteamericana y padre mejicano, se vieron ante la pregunta de la prensa sobre el muro que el presidente Donald Trump quiere levantar entre las dos naciones. «Nos sentimos tristes. No es momento de dividir sino de unir. Si hay gente que quiere crear muros, estamos acá para hacer puentes», respondió Joy. Con una intimidad intensa, retribuyeron cabalmente en su show las expectativas del estadio.

Después, pasaron las chicas de Arrasa como Topadora, banda que hace una cumbia pegadiza. En la edición pasada habían asomado como una revelación, y este año se ganaron lugar en el escenario mayor y en horario central.

Esta es la edición en la que una nueva etapa histórica se abre para la fiesta mayor de los villamarienses, dijo el maestro de ceremonias Miguel Borsatto al comienzo.

Entre los puntos brillantes sin dudas deben apuntarse al propio presentador como uno de valores locales. Deben sumarse los que soñaron el festival, los que pensaron el anfiteatro, lo agrandaron. Siempre fueron actores locales, como la Orquesta Estable dirigida por Kuki Soria. Sellos inconfundibles del presente del festival.

Esperando a Maluma

El colombiano llegó a la madrugada a la ciudad y mantuvo sus «babys» pendientes de sus movimientos todo el día. Un incidente con su guitarrista, denunciado por agredir a una joven en una disco, lo puso en el tapete bien temprano. De hecho esto generó una pequeña protesta en las afueras y se puso en duda que accediera a dar una conferencia de prensa, como hacen todos los que pasan por el anfiteatro

A la hora del show, previsto como el plato principal de la noche, aquello no parecía estar muy presente en las miles de mujeres que esperaban por él. Minutos antes de la medianoche, Maluma puso a bailar a las multitudes.

El regreso de Natalia Oreiro

Al cierre lo tuvo Natalia Oreiro, quien se había instalado un día antes junto a su marido Ricardo Mollo, apuntaron desde la organización.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior

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