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Ciberestafas en cuarentena: en Córdoba se produce una cada 29 horas

Desde que comenzó la cuarentena, en la ciudad de Córdoba se denunció una estafa electrónica cada 29 horas. A partir del 20 de marzo y hasta mediados de octubre, en la Fiscalía de Cibercrimen se iniciaron 196 expedientes, de los cuales 172 corresponden a personas que sufrieron algún tipo de engaño económico a través de internet o redes sociales.

Se trata de un aumento cercano al 90 por ciento con respecto al primer semestre de funcionamiento de esta unidad especializada, que empezó a operar en septiembre del año pasado. Por eso vale aclarar que la comparación no es exacta.

Cuentas falsas de bancos, la clave de las nuevas estafas a través de internet o las redes sociales
En este período más reciente, la Justicia pidió bloquear por fraudes alrededor de cuatro millones y medios de pesos en entidades bancarias, solamente en la ciudad de ciudad de Córdoba. La estafa más grande fue por 750 mil pesos.

El aumento creciente de este tipo de delitos tiene dos razones. Una estructural: cada vez más personas se convierten en usuarios de internet, realizan transacciones de la vida cotidiana y utilizan el home banking, o compran en plataformas de e-commerce como puede ser Mercado Libre o la que recientemente sumó el Gobierno nacional a través de Correo Argentino.

La otra razón es coyuntural. La pandemia obligó a quienes no estaban familiarizados con los entornos digitales a acelerar su periodo de adaptación y utilizar estas formas de comunicación e intercambio.

“Apenas comenzó la cuarentena no había muchas denuncias de fraudes o estafas porque la gente no salía de sus casas. Pero después de las primeras dos semanas vimos cómo se fue incrementado el número de casos”, comenta el fiscal Franco Pilnik a cargo de esta unidad de investigación del cibercrimen

Las cifras en Argentina y también en América Latina reflejan esta tendencia. Según un relevamiento de la empresa en seguridad informática Eset, durante los primeros siete meses de este año el número de delitos aumentó considerablemente en todo el país. La cifra prácticamente se cuadruplicó con respecto a igual período del año pasado. En 2020 se constataron 49.571 estafas, mientras que en 2019 fueron 13.014.

La tendencia se repite a nivel regional. De enero a julio de 2019 el promedio de delitos reportados en América Latina se ubicó entre los 20 mil y los 30 mil mensuales. Ese índice llegó a aumentar más de ocho veces en el mismo recorte de este año. Durante junio, el mes con el registro más alto, se denunciaron 160 mil ilícitos cometidos en toda la región.

“Phishing”

Este tipo de estafas que en inglés se denominan phishing (pescar) utilizan cuentas que simulan ser auténticas o envían e-mails falsos para captar usuarios desprevenidos y sustraerles sus claves personales, el pin de su tarjeta de crédito o la clave del home banking.

Aseguran ser parte de un banco o de una entidad oficial –como por ejemplo la Anses– y que la persona tiene disponible un crédito o puede cobrar el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE).

También se hacen pasar por una empresa privada que brinda un servicio de suscripción prepago –como por caso Netflix o Spotify– y necesita revalidar datos personales para que corte la prestación.

De esta manera, los delincuentes logran obtener información personalísima y claves financieras que permiten perpetrar la estafa.

“El phishing –como se denomina a las estafas que se realizan a partir de contactos desde páginas falsas– está en auge porque estamos todo el día frente a la computadora, trabajamos y estudiamos. No requiere de grandes conocimientos en informática o desarrollo de software. Sino que se aprovechan de técnicas sencillas”, explica Ileana Barrionuevo, ingeniera seguridad informática y miembro de la asociación Mujeres en Tecnología (MET).

En la mayoría de los casos envían mensajes generales a los usuarios, sin especificar el nombre del cliente. Esa sería la suerte de carnada para que “pique” una víctima.

También hay otra modalidad en la que los estafadores se contactan directamente con una persona a partir de una queja, reclamo o pedido publicado en las redes sociales de tal o cual empresa.

Otra modalidad delictiva es la de compartir sorteos de empresas de primer nivel o crear páginas web falsas para lograr captar los datos de los usuarios. Este último caso se dio en Córdoba en mayo pasado cuando este medio publicó que se montaron portales que simulaban ser de la Municipalidad de Córdoba, dándole a los contribuyentes la posibilidad de que se pusieran al día con sus deudas impositivas.

“Cuento del tío”

Las estafas virtuales no son más que una versión moderna del tradicional “cuento del tío”, pero perpetrado por medios digitales, si se permite la paráfrasis del adagio que habla sobre la política y la guerra o su modernización.

“Internet es una prolongación de lo que pasa en la vida real. Si en vez de ser el usuario el que está constantemente indagando y lo indagan a él, le estás sacando información”, señala Luis Lubek, especialista en seguridad informática de Eset Latinoamérica.

El experto señala también que los ciberataques desde cuentas falsas creadas en las redes sociales aumentaron un 30 por ciento en los últimos tres meses.

“En todos los fraudes que hemos analizado desde la fiscalía se ve claramente que una hay ingeniería social más que tecnológica”, aporta Pilnik sobre el tema.

Recomendaciones para evitar caer en una estafa virtual

Claves. Nunca entregar claves personales, como por ejemplo el número de PIN, el código de tres dígitos que esta detrás de la tarjeta de crédito.

Chequeo. Verificar siempre que la cuenta que te contacta, si es desde una red social, esté verificada y tenga el tilde azul, tanto en Facebook, Instagram y Twitter.

Atención. Tener en cuenta otros detalles de la cuenta que se contacta: cantidad de seguidores (generalmente las oficiales tienen muchos), o detalles en la tipografía o números de más en su nombre.

Protección. Resguardar siempre los datos personales, no publicar las claves en las redes sociales y ante la duda buscar siempre consultar por otra vía.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior