Policiales

Brasil elige entre dos opuestos

Más de 147 millones de brasileños están llamados a las urnas para elegir al próximo presidente de la mayor economía latinoamericana, con el ultraderechista Jair Bolsonaro como claro favorito ante el izquierdista Fernando Haddad.

Según la última encuesta de Datafolha, el exmilitar alcanza el 56 por ciento de la intención del voto, mientras que el “delfín de Lula” obtiene el 44 por ciento.

Al margen de los números, hay cinco razones de por qué la segunda vuelta de hoy es crucial para Brasil y para toda la región.

El auge de la ultraderecha: el ascenso de Bolsonaro es el reflejo en América latina del fenómeno mundial del populismo de ultraderecha. El exmilitar de 63 años, conocido también como “el Donald Trump brasileño”, es criticado por su hostil discurso nacionalista y por sus insultos contra mujeres, negros y homosexuales. Bolsonaro suele hacer apología de la tortura y de la última dictadura militar (1964-1985), y se maneja con destreza en las redes sociales.

El ascenso de Bolsonaro gracias a un voto de protesta muestra los riesgos que afronta la joven democracia brasileña. Debido al hartazgo de la población por los escándalos de corrupción y por la crisis económica de los últimos años, así como por la alta criminalidad, muchos brasileños piden incluso una intervención militar.

“Hasta la primera vuelta no habíamos comprendido del todo la magnitud del enfado de los brasileños”, dijo el politólogo Mauricio Santoro, de la Universidad del Estado de Río de Janeiro. “Lo que ocurra en Brasil con la extrema derecha puede tener un efecto en toda la región”, cree Santoro.

La lucha contra el cambio climático y la deforestación: Brasil fue en la última década uno de los países clave para impulsar la protección del medioambiente y la lucha contra el cambio climático. La potencia latinoamericana, que alberga la mayor parte de la selva amazónica considerada como “el pulmón verde del mundo”, es uno de estados firmantes del Acuerdo de París.

Bolsonaro señaló en varias ocasiones que están en contra de las áreas protegidas con fines medioambientales. Lo apoya la llamada “bancada rural”, el poderoso lobby agrícola que aspira a una mayor explotación de tierras para la agricultura y la ganadería a gran escala.

Grupos ecologistas temen que Bolsonaro impulse un desmantelamiento de las actuales políticas medioambientales.

Una salida para la crisis institucional: la elección es la oportunidad para que la presidencia recupere la legitimidad cuestionada desde la controvertida destitución de la mandataria Dilma Rousseff en 2016. Junto con la operación anticorrupción Lava Jato, dada a conocer en 2014, el impeachment es considerado por muchos como el desencadenante de la actual crisis institucional. Mientras el país se hundía en la recesión, el Congreso destituyó a Rousseff por controvertidas acusaciones de que su gobierno maquilló el déficit fiscal, una práctica habitual en administraciones anteriores.

Los aliados de Rousseff denunciaron un “golpe parlamentario” y el gobierno del conservador Michel Temer gozó de poca legitimidad desde el primer día. El nuevo presidente afrontará la difícil tarea de restaurar la confianza en las instituciones. Muchos críticos temen, sin embargo, que el perfil populista de Bolsonaro, en caso de ser elegido, contribuya a erosionar aún más la democracia brasileña.

El futuro de Lava Jato: otra clave para recuperar la confianza en las instituciones será el futuro de la investigación que causó un terremoto político en Brasil a partir de 2014. Lava Jato es considerada la mayor operación anticorrupción en la historia brasileña. El futuro de la investigación también puede repercutir en otros países de la región, ya que la trama se extiende fuera de las fronteras brasileñas a través del caso de la constructora Odebrecht.

La investigación es celebrada por muchos como un hito, mientras que políticos afectados, como el popular expresidente Luiz Lula da Silva, consideran que se ha convertido en un arma política. La credibilidad de Lava Jato dependerá en buena medida de si la Justicia también castiga a otros políticos acusados, como Temer.

El avance de las iglesias evangélicas: las elecciones brasileñas sirvieron también para medir el continuo avance de las llamadas iglesias pentecostales en América latina. Muchos observadores consideran la incursión del poderoso movimiento evangélico en política como una amenaza para la democracia debido a su discurso ultraconservador y a sus campañas contra minorías sexuales.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior