Autor: Eduardo Reina

OPINIÓN – Por Eduardo Reina – Especial para DSF

Milei aún tiene la posibilidad de recuperar la iniciativa, pero solo si logra un giro real: poder consensuar, aunque le resulte incómodo, y demostrar con hechos —no con relatos— que puede administrar las urgencias de la gente.

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Gobernar a los golpes puede encender aplausos en redes sociales, pero en la política real —la que se juega en provincias, municipios y legislaturas— solo produce parálisis.

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Para muchos analistas, el día que falte Maduro la disputa en Venezuela no será entre políticos y votos, sino entre mafias y fusiles.

La corrupción atraviesa gobiernos, partidos y sistemas judiciales. En Argentina, el escándalo por los medicamentos vuelve a exponer un entramado de privilegios e impunidad. En ese tablero, el silencio de Karina Milei empieza a pesar tanto como las acusaciones.

OPINIÓN – Por Eduardo Reina – Especial para DSF Según el último informe de Creencias Sociales 2025 de Pulsar UBA, el 85% dice

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Según el último informe de Creencias Sociales 2025 de Pulsar UBA, el 85% dice preferir vivir en democracia, pero cuando se pregunta qué tan democrática creemos que es la Argentina hoy, el promedio apenas roza un 6,47.

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Proliferan las candidaturas testimoniales, los rejuntes sin identidad, los inventos de laboratorio: figuras extraídas de la sociedad, presentadas como “la renovación”, pero convocadas con un destino ya escrito. Serán funcionales al aparato que las usa y luego las desecha. Nada más.

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Gobernar no es tuitear, ni hacer experimentos de teoría económica. La investidura presidencial exige hacerse responsable: de los funcionarios que se eligen, de las decisiones que se toman, de las promesas que se hacen.

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En la Argentina la política no se construye, se hereda. Y el mérito, si alguna vez existió, hoy es una anécdota.

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El mecanismo es conocido y universal: distraer, desviar la atención, tapar con ruido lo que no se quiere mostrar.