Política

Alberto, Macri, Cristina y Milei, en un mundo paralelo con retazos de la realidad

Hoy vivimos un mundo de verdades relativas, cada uno con tal de tener un voto más vocifera o actúa para crear un relato en el que ellos son héroes. Alberto no quiere ser un pato rengo, Cristina encerrada en la interna y Milei actúa como vendedor de autos usados.


OPINIÓN: Por Eduardo Reina – Twitter: @ossoreina – Especial para DSF

El pensamiento de esta época está atravesado por la idea de que no existe una verdad para todos. Pero a diferencia de hace unos años donde esto se percibía fuertemente tras la caída del muro de Berlín y con el de los grandes relatos políticos, actualmente es más un latiguillo que se usa de excusa para encerrarse en la visión propia del mundo. En donde mejor se expresa en la segmentación de la información que, más allá del mecanismo oculto de las tendencias de Google y las redes sociales que nos muestran lo que nos agrada, también la buscamos activamente mirando solamente a quien nos ayuda a confirmar nuestros prejuicios.

“La verdad es relativa” la usamos como un mantra para evitar la destrucción de nuestro universo de verdades únicas. Lo que olvidamos es que si esta afirmación es verdadera también debería ser relativa, con lo que no deberíamos poder confiar ni siquiera en esa frase. Pero lo cierto es que la verdad es algo distinto, es flexible y muy personal, aunque algunos intenten usar esa máxima para ver como un bloque de cemento lo que no es más que un tabique de cartón, pretendiendo saber lo frágil de nuestras visiones, en realidad terminamos abrazados a lo que se diluye en el corto plazo, a lo frívolo y buscamos como resguardo la ventaja temporal, el aplauso de los seguidores y nos guiamos por los fanáticos que crecen al calor de promesas demagógicas para sobrevivir a la falta de certezas.

Cuando la verdad deja de ser una meta y un faro a seguir ahí comienza un gran inconveniente, cuando la verdad es lo que cualquiera quiere que sea por intereses personales, el desastre está próximo a ser el centro de la escena. La verdad es el fundamento y la condición de la libertad. El relativismo moral nos lleva a la reafirmación en los preconceptos que tiene cada individuo, tal como decía San Martín, “si somos libres, todo nos sobra”.

Don Quijote que vivía en su propio mundo imaginando una verdad pero miraba el mundo y tomaba lo que le servía para armar su delirio. Adentro de un mundo paralelo compuesto por la mente con retazos de la realidad que también parecen vivir desde Javier Milei, Mauricio Macri, Alberto Fernández, Sergio Massa hasta Cristina Kirchner.

Alberto Fernández y Cristina Kirchner
Alberto Fernández y Cristina Kirchner

Hoy vivimos un mundo de verdades relativas, cada uno con tal de tener un voto más vocifera o actúa para crear un relato en el que ellos son héroes. Milei actúa como vendedor de frutas o autos usados, planteando medidas técnicamente impracticables y contradictorias que movilizan a cierta parte de la ciudadanía que ve en sus palabras la salvación de un «no político» como si eso lo hiciera supremo, Alberto Fernández grita desesperadamente para mostrar liderazgo y arenga a una pequeña tropa para mostrar que no es un pato rengo (el pato rengo es una frase utilizada en la política norteamericana (“lame duck”) para referirse al gobernante que está terminando su mandato, por lo que su poder está disminuido, “ya está de salida”, si bien aún no entrega el cargo, se espera que no haga mucho..) Cristina Kirchner, encerrada en la rosca política interna, hace lo que sus devotos bulliciosos y militantes llaman sin importar qué sean “jugadas maestras”. Pero detrás de esas preocupaciones empieza a ser cada vez más notable hasta para los menos politizados, que cada día piensa menos en el país más en ella con sus problemas y sus enojos.

Sergio Massa al estilo Philippe Petit, equilibrista que cruzó las Torres Gemelas caminando sin protección por un cable de acero a más de 400 metros de altura, hace un equilibrio entre los dos polos de la interna y cada tanto se diferencia cuando entiende que puede acumular políticamente con eso. En el medio de un abismo, la oposición vocifera ante las cámaras mientras intenta ponerse de acuerdo en un mensaje claro y concreto.

La gente mira azorada ya sin ganas ni de intentar entender. Porque cada día se alejan más estas preocupaciones de la carroña del poder de algo que los ayude a resolver su vida el día de mañana aunque sabe que la mayoría de sus problemas solo podría resolverlos la política. Además están cada día más lejos de esta discusión porque usan todo su tiempo en tratar de entender cómo sobrevivir más allá del día de hoy por la disparatada inflación que hay en productos con leche, alimentos, colegios, ropa etc., que hacen estragos en la economía familiar. Pese a todo este desánimo, en el fondo hay un mundo más allá de la política que busca una verdadera política que le dé algún lugar desde donde hacer pie para organizar su vida, pero no encuentra esa verdad.

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Javier Milei.

¿Por qué no vienen inversiones? ¿Por qué los empresarios se escapan? Porque la gente no cree. Porque la vida política argentina que parece actuar por espasmos para resolver problemas y lo único que logra crear son sus memes que muestran que no está escrita por la verdad y solo buscan ventajas. Solamente así se entienden los anuncios grandilocuentes de cosas nuevas cada una o dos semanas. Ayer fue el seguimiento de los juicios de Cristina, luego la inflación y ahora el Consejo de la Magistratura con las idas y vueltas del oficialismo que se preocupa más por pelearse con la justicia que de sentarse a legislar. Las peleas en torno del control de precios, de la energía. Nada funciona sin la voluntad de llegar a una verdad, nadie puede vivir un mundo sin tener a quién creerle, pero tampoco puede vivir encerrado en sus creencias pensando que el resto de las visiones son más relativas que la propia porque no solamente se equivocan sino que además no actúan de buena fe.

«La humanidad no se mantiene unida por la mentira. La confianza es la base de la sociedad. Donde no hay verdad, no puede haber confianza, y donde no hay confianza, no puede haber sociedad. Donde hay sociedad, hay confianza, y donde hay confianza, hay algo sobre lo que se apoya». (El abolicionista y orador Frederick Douglass).


Nota publicada en Perfil

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Eduardo Reina

Consultor especializado en Comunicación Institucional y Politica, Asuntos Públicos y Gubernamentales, Manejo de crisis y Relaciones con los Medios. Magister en Comunicación y Marketing Político. Universidad del Salvador, USAL, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 2004. Postgraduate Business and Management. Universidad de California Ext. Berkeley, EEUU. Actual Presidente Tres Cuartos Comunicación y es Docente Universitario. Anteriormente fue Vicepresidente de Estudio de Comunicacion, multinacional española que figura entre las 10 empresas del ranking de Merger Market de empresas Europeas. www.eduardoreina.com