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Aborto en San Francisco: ¿Una discusión prohibida?

-¿Qué es el socorrismo?.

-«Es una rama de la organización feminista, en Argentina nace en 2010, en medio de la campaña por la el derecho al aborto. La primera agrupación de socorristas surge en Neuquén con el nombre Socorro Rosa, que después tomamos nosotras. En San Francisco estamos en actividad recién desde noviembre de 2016. Nuestra tarea consiste en acompañar y asistir a las mujeres que desean interrumpir su embarazo, brindándoles información sobre el procedimiento, ayudándolas con sus dudas, todo esto a través de acompañamiento telefónico. Hoy existen agrupaciones de este tipo en casi todas las provincias».

– ¿Tienen datos acerca de la cantidad de mujeres que asisten?.

-«Sí, los obtenemos a partir de un cuestionario que le hacemos a cada una, siempre de forma anónima. En el marco del 28 de septiembre, Día de la Lucha por la Despenalización y Legalización del Aborto en América Latina y el Caribe, cada agrupación realizó un conteo de la cantidad de acompañamientos. En San Francisco hasta ahora hubo alrededor de 20. Las características demográficas varían, tenemos desde jóvenes de 18 años hasta mujeres de 35, de todas clases sociales, con hijos o sin, que por proyectos personales, cuestiones económicas u otros motivos, no quieren o pueden seguir adelante con su embarazo».

-¿Cómo describirías tu experiencia personal en el socorrismo?

-«Yo me sumo a Socorro Rosa apenas en abril de 2017. Entré en contacto con la agrupación durante la marcha del 8 de marzo; sabía que existía en otras localidades pero allí me enteré que había una acá. Creo que es un trabajo muy necesario, no solo acompañar sino también porque me permite formarme y aprender de mis compañeras. Desde que entre a la agrupación comprendí que el feminismo no es solo una convicción, también es acción, es ponerle el cuerpo a la otra. Por un lado es hermoso, y al mismo tiempo también te encontrás con murallas constantemente: nadie hace nada ante la violencia, el estado está ausente, y además somos pocos los que llevamos la lucha adelante».

-¿Alguna vez ocurrió que alguien acuda a ustedes obligada por alguien más?

-«Nos ha pasado algunas veces, que nos contactan mujeres que no saben si quieren abortar, sino que vienen presionadas por su pareja o algún familiar. De esas chicas algunas se han vuelto a comunicar con nosotras, y otras no, porque se dan cuenta de que no es eso lo que quieren. Siempre respetamos la decisión personal de cada mujer. Es importante entender que el aborto se realiza aunque esté prohibido, y que lo único que hace la ilegalidad es dificultar e imposibilitar que se lleve a cabo de un modo seguro, y hace que las mujeres recurran a la clandestinidad. Muchas personas nos han contado sus experiencias, de tener que comprar pastillas a precios muy altos, y luego someterse a procedimientos quirúrgicos peligrosos. Por eso proponemos que la que tiene que decidir siempre es la mujer embarazada».

-Hay un tabú en la sociedad en general sobre el aborto, es un tema que no se discute. ¿Es mayor ese silencio en las comunidades chicas como nuestra ciudad?.

-«Creía que sí, hasta que comencé a ser socorrista. Me di cuenta de que hay mucha información disponible, pero somos pocas las que accedemos a ella. Lo esencial es aprender a desmitificar el aborto, lo que si pasa en ciudades pequeñas es que todos nos sentimos con el derecho a opinar sobre cualquier cosa. Hay una gran alta de información todavía en la ciudad, porque los movimientos como Socorro Rosa hace muy poco tiempo que están, y siguen siendo repudiados y mal vistos».

-Por esta razón no suelen tener mucha difusión.

-«Casi ninguna. En el marco del 28 de septiembre pasado pensamos organizar una charla para informar quienes somos, que hacemos, pero al final no se concretó. Creemos que todos tenemos el derecho a la información sobre estos temas, y por eso buscamos esa forma de llegar a la gente, pero terminamos siendo siempre los mismos. Cuesta mucho desaprender lo aprendido, sobre todo lo que aprendimos de un mundo patriarcal. Lo que buscamos es deconstruir lo que nos han enseñado sobre aborto y lo que significa ser mujer. Son 2 ideas que se contradicen: por un lado, la idea de que la mujer nace para ser madre, y por el otro la realidad del aborto. No debería ser tan cuestionado el no querer ser madre».

-¿Cuál es la situación de quienes abortan fuera de las redes de socorristas?.

-«Depende de sus ingresos: un aborto quirúrgico seguro asistido sale entre $10000 y $17000, y una mujer en situación económica precaria no puede costearlo. Entonces, las mujeres pobres se exponen a recursos insalubres, a prácticas inseguras, como comprar pastillas en el mercado negro. Las mujeres que mueren por aborto son las mujeres que no acceden a un procedimiento seguro. No basta solo con que la interrupción sea legal: en Argentina lo es bajo ciertas situaciones, como un embarazo por violación o donde corre riesgo la vida de la mujer. Lo verdaderamente importante es que sea libre, que si alguien decide abortar pueda hacerlo sin miedo y sin poner en riesgo su vida. A veces vienen mujeres aterrorizadas, con miedo a morir en el proceso, o a ser criminalizadas. En los centros de salud sucede que quienes abortan se exponen ante la violencia institucional, así hayan sufrido un aborto espontaneo, como fue el caso de Belén en Tucumán (condenada a prisión en 2014 por homicido tras un aborto espontaneo)».

-¿Existe alguna organización en la ciudad que realice una actividad similar?.

-«No, si existen grupos que acompañan a la mujer durante el embarazo o brindan información sobre el periodo menstrual. En la ciudad no hay mucho movimiento relacionado al feminismo y las cuestiones de género, y lo poco que hay son muy recientes. Desde Socorro rosa participamos activamente de Mujeres Unidas representadas en 2 o 3 compañeras; no todas podemos estar presentes por una cuestión de tiempos y organización. Podríamos decir que estamos armando las bases de la militancia feminista. Falta todavía mucho trabajo, mucha participación y sobre todo difusión, especialmente para pelear contra esa idea de que el feminismo es selectivo y para pocos. El feminismo es para todos».

(*) – Mariana Colombo es Técnica Universitaria en Periodismo y actualmente se encuentra cursando la Licenciatura en Comunicación Social en el Centro Universitario San Francisco. Esta entrevista forma parte de una producción realizada durante 2017 para el Taller de Generación de Contenidos Periodísticos de la mencionada carrera.