Policiales

Francisco, con víctimas de inundaciones y de violencia

A orillas del Pacífico, el papa Francisco consoló ayer a los peruanos que lo perdieron todo en las inundaciones de 2017 y les dijo que pueden superar todas las “tormentas” de la vida reuniéndose como una comunidad y erradicando la violencia que azota al norte peruano.

Francisco viajó a Trujillo, tercera ciudad más importante del país que fue golpeada por las tormentas de El Niño, que el año pasado mataron a más de 150 personas y destruyeron cientos de miles de hogares en Perú. Muchos todavía viven en tiendas de campaña.

El Pontífice dijo a unos 200 mil fieles que vino a rezar con los damnificados, quienes también deben enfrentarse a “otras tormentas que pueden azotar estas costas con efectos devastadores en la vida de niños de estas tierras”, en referencia al crimen organizado y al sicariato que afectan el norte peruano.

Francisco comentó que los peruanos han mostrado que los problemas más grandes de la vida pueden ser enfrentados cuando la comunidad se reúne “para ayudarse unos a otros como verdaderos hermanos y hermanas”.

Una ciudad violenta

La extorsión es común en el norte del Perú y en los alrededores de Trujillo, especialmente en las zonas más afectadas por las inundaciones. Los conductores de ómnibus que no pagan a menudo ven sus unidades incendiadas. La violencia es tan prevalente aquí que el destacado autor peruano Mario Vargas Llosa escribió sobre ella en una de sus novelas más recientes –El héroe discreto–, inspirada en un empresario de Trujillo que se negó a pagar.

Con ese telón de fondo, el papa encontró una población frustrada esperando que su visita pueda acelerar el ritmo de la reconstrucción del peor desastre ambiental que ha sufrido Perú en casi dos décadas.

“La gente está furiosa, sabe que las autoridades no han hecho nada”, dijo Carlos Bocanegra, un biólogo de 60 años que vive en Trujillo.

Francisco será el segundo pontífice que visita la ciudad costera, que se ve sacudida periódicamente por las desastrosas lluvias causadas por el calentamiento de las aguas del océano Pacífico. Juan Pablo II estuvo en Trujillo en 1985, durante una década en la que Perú se vio afectado, además de por El Niño, por la hiperinflación y por la violencia política.

Tres décadas después, muchas de las desigualdades de entonces persisten en la sociedad peruana y las zonas rurales y pobres están todavía poco preparadas para enfrentar desastres climáticos.

El viaje a Trujillo se produce en la víspera de que Francisco vuele de regreso a Roma tras una semana de visita en Chile y en Perú.

Visita a Buenos Aires, en Perú

En su papamóvil, Francisco recorrió ayer el emblemático y populoso barrio de Buenos Aires, en la ciudad de Trujillo, en el norte de Perú, donde fue recibido por cientos de personas en un ambiente festivo.

Francisco optó por recorrer Buenos Aires debido a los estragos que dejó en el lugar el año pasado El Niño Costero, fenómeno atmosférico que dejó en el norte del Perú unos 160 muertos y más de un millón de afectados por inundaciones derivadas de fuertes lluvias y del desborde de ríos.

Pero, más allá de eso, la visita y la homonimia se prestaron para revivir el “misterioso” tema de que en cinco años de papado, y tras seis visitas a América latina, el Pontífice nunca haya ido como tal a la capital de Argentina, donde nació hace 81 años.

Además, los pobladores criticaron a las autoridades porque supuestamente sólo se arreglaron los lugares incluidos en la visita.

Fuente: La Voz