Policiales

«Argentina no es un país, es una trampa»

«Argentina no es un país, es una trampa». Eso le decía el personaje de Federico Luppi a su hijo adolescente, cuando trataba de convencerlo de que dejara el país, en la película Martín Hache.

Año 1997. Argentina, decía, es un país donde no se puede ni se debe vivir. Es una trampa. Y la trampa es que te hacen creer que puede cambiar. No veamos fantasmas. Lo que nos sucede hoy lo buscamos entre todos y desde hace rato.

Excepto la pandemia, que es algo que nos tocó, y aún así se manejó de la peor manera posible. Se decidió que fuera administrado por un grupo de expertos inexpertos en administración del estado y política, que nos dosificaron la ilusión por etapas: quedate en casa, esperemos al pico, el pico que ya llega, esperemos la meseta.

Hasta que la gente se hartó y la pandemia quedó en segundo o tercer plano, lo que la hace todavía más peligrosa.

Al gobierno, ese proteccionismo dirigido le era funcional a su propia falta de ideas y planes. Las encuestas les daban bien y se enamoraron de la idea de la cuarentena como una apuesta segura. Ahora, la misma presión social visible y sentida a diario por todos -la falta de trabajo, la incertidumbre, la angustia- debieron comenzar a abrir en el peor momento.

Los mismos que decían protegernos hoy nos mandan a producir cuando el virus está en cada parada de colectivos, en cada kiosco de golosinas, y hasta en la puerta de nuestra casa. La coraza emocional que tenemos los argentinos es admirable.

O despreciable, en el caso de los políticos, donde la impermeabilidad a lo que pasa responde al egoísmo, la ambición desmedida, y la patología de conservar el poder a cualquier precio. Una clase política y un pueblo en actitud profundamente defensiva e incrédula ante los hechos que nos toca vivir a diario.

Nos hemos preparado para lo peor, para sobrellevar las vicisitudes diarias, lo que no significa que sea una forma sana y enriquecedora de vivir. La negación, evadir las responsabilidades propias y achacarlas a otras personas es parte de esa coraza.

Prosperan los sentimientos negativos: no hay futuro, la culpa la tiene otro, el país no tiene arreglo. Vivimos en una realidad al mismo tiempo pesimista y distorsionada, que nos limita en nuestra evolución personal.

Uno de los pueblos mejor preparados, formados y admirados de Latinoamérica ahora se volvió arisco, descreído, y con nula capacidad de ilusión. Poco a poco nos destruimos y vamos dejando víctimas en nuestro círculo más cercano.

En el caos que es la actualidad el kirchnerismo gobierna según esa misma lógica. Su manera de sumar es amigo vs enemigo, el vamos por todo y solo me importa mantener lo ganado. Recurren a los organismos del estado que se vinculan a la seguridad social, más que a la producción: más planes, más jubilaciones, más ayuda, más casinos y menos escuelas. Se sostiene todo aquello funcional al armado: tomas de tierras, liberación del 10% de los presos de las cárceles y entre ellos, varios favores a socios y amigos.

El peronismo no K es igualmente funcional a este pensamiento porque le faltan agallas para enfrentar a Cristina, que conserva ese 30% viscoso de votos. Ella, que antes no paraba de hablar, ahora ni siquiera se digna a hacerlo.

No se embarra, solo digita. Una oposición adolescente y mezquina se debate entre Macri sí, Macri no, Larreta dándose cuenta de que “a la ocasión la pintan calva”, pero se olvidan de que ellos mismos fueron un gobierno que no se atrevió al cambio y fue soberbio e incapaz, hasta dejarnos con el mayor endeudamiento posible en el menor tiempo.

Estamos ante un nuevo shock económico y social. No hay forma de disimular el éxodo mental de todo argentino. Muchos se quieren ir porque no son felices y no ven oportunidades de futuro. Hasta perdimos la reunión de amigos y el asado con picadito.

Estamos presos en las casas cuidándonos de la inseguridad, cuando el secretario de seguridad de la provincia el mediático candidato Sergio Berni, se pasea hablando siempre de más, nunca de menos, por canales de TV y radios.

El Ministro de Economía y las autoridades sanitarias nos dan sobresaltos a diario y nos explican lo que ocurre como si fuéramos tontos. Pero nosotros lo sabemos mucho mejor que ellos porque muchos vivimos mínimo 8 situaciones similares.

Se dice que la posibilidad de darle un estímulo a la economía está limitada por las restricciones de financiamiento, que si pudiste trabajar, y te quedaron unos pesos, no podés decidir por vos y comprar unos dólares para lo que sea, atesoramiento o servicios.

Desde ahora hay un nuevo impuesto para los ricos. Y los ricos son los que quieren comprar 200 dólares por mes. Además del impuesto PAIS 30% sobre la cotización oficial del billete, pagaremos un 35% de percepción a cuenta de Ganancias.

En teoría todo bajo control, menos el futuro. Hay encuestas que dicen que los que tienen una empresa productiva y pueden vender se dedicarían a poner la plata a trabajar y no producir nuevamente, es conocido el éxodo de empresas y dinero.

Conclusión… Brasil se quedará con las empresas duras, Chile seguirá creciendo con lo poco que produce y con una desigualdad en la distribución de la riqueza que deberá mostrarse pocos días en el referéndum
. La gran protesta social forzó cambios en la composición del gasto público, menos dedicado a la promoción de la inversión y más al aumento del gasto social.

El dinero gran parte se lo quedará Uruguay y Paraguay seguirá creciendo atrapado por el éxodo agricolaganadero de la Argentina. Paraguay exportó carne vacuna a 8% más mercados. En el 2019, los exportadores registraron envíos a 42 diferentes destinos, que representan más mercados activos más que el 2018.

Paraguay exportó un total de 3,96 millones de toneladas de soja en los primeros seis meses de 2020, 8,5% más que en el mismo periodo anterior. La falta de inversión extranjera y la huida de capitales afectarán sin duda la industria nacional. Vamos camino a la desinversión y la destrucción de la economía productiva.

Sin tasa de crecimiento posibles vamos a una economía chica, pobre y básica. Nos sorprende que Susana Giménez haya decidido mudarse a Uruguay, pero de la misma manera miles y miles de argentinos anónimos están buscando el mismo camino ,cansando de esperar la oportunidad perdida. En Twitter, esta madrugada, se hablaba solo de dejar el país.

Así quizás perdamos justamente a la gente más preparada, la que más hace falta para sacarlo adelante. «A veces mejor que combatir o querer salir de una desgracia, es probar a ser feliz dentro de ella, aceptándola» (Maurice Maeterlinck)

Nota publicada también en: Perfil.com

(*) Consultor especializado en Comunicación Institucional y Política, Asuntos Públicos y Gubernamentales, Manejo de crisis y Relaciones con los Medios. Magister en Comunicación y Marketing Político en la Universidad del Salvador (USAL). Postgraduate Business and Management por la Universidad de California Ext. Berkeley, EEUU. Es docente universitario en UCA y USAL. Columnista de Diario San Francisco, Perfil.com y FM Milenieum, entre otros medios del país y del mundo.

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Eduardo Reina

Consultor especializado en Comunicación Institucional y Politica, Asuntos Públicos y Gubernamentales, Manejo de crisis y Relaciones con los Medios. Magister en Comunicación y Marketing Político. Universidad del Salvador, USAL, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 2004. Postgraduate Business and Management. Universidad de California Ext. Berkeley, EEUU. Actual Presidente Tres Cuartos Comunicación y es Docente Universitario. Anteriormente fue Vicepresidente de Estudio de Comunicacion, multinacional española que figura entre las 10 empresas del ranking de Merger Market de empresas Europeas. www.eduardoreina.com