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A 15 meses de clases virtuales, no hay definiciones sobre cómo volverá la presencialidad

Los universitarios son los únicos estudiantes del sistema educativo que aún no regresaron a las aulas. Desde hace más de un año acumulan diversas experiencias de virtualidad, mientras aún no hay definiciones sobre un retorno a la presencialidad para el segundo semestre. El regreso está supeditado a la situación epidemiológica. Y mientras las privadas refuerzan sus entornos virtuales, en la Universidad Nacional de Córdoba advierten que el regreso no será a lo mismo: las herramientas digitales llegaron para quedarse.

Las experiencias son de lo más variadas. Algunos, por ejemplo, pudieron hacer una cantidad mayor de materias o avanzar a un ritmo más acelerado con sus trabajos e investigaciones. En cambio, otros se encontraron con un caudal de problemas inesperados. Hubo quienes se recibieron bajo esta modalidad y otros que todavía no pisaron un aula, ni conocieron a sus compañeros personalmente. ¿Cómo fueron los 15 meses de virtualidad universitaria?

Mailén y Bianca este año empezaron a cursar Psicología en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), ya aprobaron su primer trabajo práctico con 10 en la materia Sistemas Contemporáneos de la Psicología, pero todavía no compartieron un aula, ni siquiera un mate. Sólo se conocen de manera virtual.

“Es muy raro que no nos podamos juntar, hacer amistades, debatir nuestras ideas, intercambiar con el otro cara a cara”, cuenta Mailén, que vive en la ciudad de Córdoba y cursó también el último año del secundario de manera remota.

Bianca volvió a inscribirse en la carrera este año. La virtualidad le permitió recuperar la posibilidad de estudiar en la Universidad. Aunque recuerda casi con cierto romanticismo como era entrar en un aula repleta y sentarse en el piso para escuchar una clase magistral. Mailén todavía no conoce cómo es por dentro su facultad.

MATERNIDAD Y TRABAJO

Camila estudia Arquitectura, también la UNC. Divide su tiempo entre esta responsabilidad y su trabajo. Además, es mamá de un niño de 4 años. “En este año y medio, la virtualidad viene siendo muy difícil para mí. Me encuentro estudiando, trabajando y cuidando a mi hijo, todo en un mismo lugar”, relata.

“A partir de este año, dejé de cobrar la beca Progresar. Así que tengo que trabajar el doble. Y entiendo que no podemos volver a la presencialidad, pero creo que faltan medidas”, consideró.

La Universidad, pidió, debería contemplar más medidas de acompañamiento al estudiantado, como las becas económicas. “Ayudaría a que otras madres como yo podamos avanzar con los estudios y recibirnos, en este contexto tan particular que nos impone trabajar el doble, vivir, ser madres y estudiar, todo en un mismo sitio”, apuntó.

Apuntes. La virtualidad no reemplazó el uso de fotocopias y materiales analógicos para el estudio. (José Gabriel Hernández)

Valentín es otro joven trabajador que se forma mientras cumple un sinfín de tareas. Cursa la carrera de Derecho en la UNC. También le resulta complicado, conviviendo con dos hermanos, avanzar en su instrucción.

“Por el hecho de ser un trabajador precario, nunca fue fácil avanzar en la carrera. Pensé que en el marco de la pandemia se iban a atender nuestras necesidades. No fue así. Por ejemplo, no hubo cambios en el acceso a las becas de apoyo económico y aumentó la cantidad de trabajo”, alertó.

Pedro transcurre el último año del profesorado de Ciencias de la Educación en la UNC y se encuentra realizando las prácticas docentes. “Es un logro inmenso que se haya podido sostener, en educación superior, la presencia en clases de esta manera me parece un logro inmenso. Los docentes han dado todo de sí para sostener esto, dando hasta dos o tres veces más de lo que venían dando antes de la pandemia”, destacó.

Sumado a esto, dijo que hubo un cambio en la relación entre el estudiantado y las tecnologías. “Nos hemos apropiado de esos elementos. Se han hecho buenos trabajos pedagógicos con eso, propuestas muy buenas”, relató.

En una de sus materias, subrayó, tuvieron que enfrentarse a propuestas distintas, que implican instalar y dominar software. “Valoré muchas propuestas y otras quedaron también desactualizadas. Algunas personas, como docentes grandes, sienten rechazo por la tecnología”, analizó.

También sintió que se borró un “límite del tiempo de la cursada”. Pero a la vez habló de una “ilusión” y de que los ritmos de estudio siguieron siendo exigentes. Y que por todo ello, la cantidad de materias que se pudieron cursar, al menos en su caso, fueron similares a las que pudo cursar en presencialidad.

NOS VEMOS EN 10 DÍAS

Emilse egresó el año pasado de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física (Famaf). Lo primero que compartió de su experiencia durante la pandemia fue un recuerdo que a la distancia le genera impacto. “Todavía recuerdo cuando mis profesores me dijeron: ‘Nos vemos dentro de 10 días’. Pensar que aún no los he vuelto a ver de manera presencial y ni siquiera sé si los veré, ya que soy una egresada de la virtualidad”.

“Si pienso en lo académico, creo que hay aspectos tanto positivos como negativos. Entre los aspectos positivos, encuentro el hecho de que las clases quedan grabadas”, destacó, como un aspecto que favoreció a estudiantes que por trabajo, o por ser padres, no podían asistir a las clases.

“Sin embargo, sabemos que el acceso a las clases no implica el acceso al conocimiento y en este punto encuentro una de las mayores dificultades de la virtualidad sobre todo en carreras relacionadas con las ciencias duras, como es nuestro caso”, evaluó.

“Hay que volver a hablar sobre el regreso a las aulas aunque sea con una modalidad mixta (presencial y virtual). Si pudimos armar protocolos para asistir a bares, casinos, comercios ¿por qué no para asistir a la facultad?”, se preguntó.

LA RECIBIDA

Celeste rindió su última materia para recibirse de contadora en diciembre del año pasado. Fue en su casa, únicamente su familia íntima estaba allí para acompañarla en ese momento. Ni sus compañeros, ni quienes rindieron con ella la pudieron felicitar de manera personal, ni esperarla con huevos y papel picado a la salida de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC.

Hace unas semanas participó de la colación virtual. “No fue lo mismo que hacer el juramento y recibir el diploma en la Sala de las Américas, con tu familia y tus compañeros”, relata, con la esperanza de poder hacerlo alguna vez.

Desde su casa. Celeste se recibió de contadora rindiendo su última materia de manera virtual. (José Gabriel Hernández)

“Cursar el último año de manera remota no fue fácil. A algunos compañeros les generó mucho estrés, en un examen se te podía cortar la luz o internet. A mí no me pasó y si bien se contemplaban esos casos, lo cierto es que hubo varios que sintieron esa carga”, cuenta.

Celeste apunta que el intercambio que da la presencialidad es irreemplazable. “Se perdió estudiar con los compañeros en la biblioteca, intercambiar ideas y dudas y el acompañamiento de los profesores es distinto en la presencialidad, donde te podés acercar y plantear algo que no entendiste, no sólo con un mail”.

EN LAS PRIVADAS NO SE MOVIÓ EL “AMPERÍMETRO DE LA DESERCIÓN”

Las condiciones de aislamiento impuestas ante el avance de la pandemia por coronavirus también llegaron a las universidades privadas. En la Universidad Católica de Córdoba (UCC), una comparación entre los nuevos ingresos entre 2019 y 2020 mostró una disminución aproximada del 10 por ciento, según informaron en la institución.

En el plano de los egresos (en todas las carreras) el número fue prácticamente idéntico en ambos años. En 2019 se egresaron 1.447 estudiantes. Y en 2020, hubo 1.411 egresados.

La universidad destacó que tienen “en general un índice de deserción muy bajo y un sistema de tutorías de acompañamiento integral”.

Por su parte, desde la Universidad Siglo 21 (UES 21) sostuvieron que los estudiantes continuaron sus estudios con “metodologías educativas innovadoras”. Sobre este aspecto, remarcaron que la educación mediada por la virtualidad es una práctica usual en la institución.

“Los docentes son expertos en entornos virtuales, producto del modelo que utilizamos hace ya más de 10 años. Ello permitió que se cumpliera con absoluta regularidad el proceso de enseñanza-aprendizaje, independientemente de dónde se encontraran los estudiantes”, sostuvo la secretaria general Académica y de Desarrollo, Laura Rosso.

La vocera explicó que el periodo iniciado en 2020 implicó acompañar al alumno que elegía modalidades presenciales para adaptarse a entornos virtuales. De este modo, dijo, se garantizó la continuidad de los estudiantes.

Por su parte, el vicerrector de Asuntos Académicos de la Universidad Blas Pascal (UBP), Eduardo Bravio, destacó que desde el año 2000 ofrecen más de 20 carreras que se cursan totalmente a distancia en todo el país.

“La metodología que aplicamos en esta pandemia es una ‘presencialidad virtualizada’, que es una metodología nueva. Combina algunos aspectos de la modalidad presencial y de la modalidad a distancia”, detalló.

No obstante, en sintonía con la experiencia generalizada, dijo que no fue una tarea fácil. “Tuvimos que capacitar en aspectos pedagógicos y tecnológicos a alumnos y docentes, adaptar los sistemas de gestión presenciales a la virtualidad, desarrollar plataformas y metodologías para exámenes finales, hasta realizar Colaciones de Grado virtuales”, reconoció.

Además, detalló que el número de egresados durante el 2020 y lo que va del 2021 se ha mantenido sin cambios con años anteriores de “normalidad”. Y en lo referido a la deserción los números “han mejorado”, apuntó.

GOOGLE PIENSA EN CLAVE UNIVERSITARIA

Google hace ya tiempo que apunta a fortalecer lazos con las casas de altos estudios. Su estrategia se despliega en todo el territorio latinoamericano y Córdoba no es la excepción. La educación virtual durante la pandemia les planteó el desafío de formar a los educadores.

La gerenta de Ecosistemas Educativos Hispanoamérica de la firma, Fernanda Montes de Oca, dialogó con La Voz sobre los desafíos que presentó la pandemia. La referente detalló que la firma promueve la tecnología acompañada de “un trasfondo y una base pedagógica”.

“Con la pandemia, los casos de usos comenzaron a ser diferentes. Empezaron a ser útiles una serie de capacitaciones (webinar), que pudieran ser vistos en vivo, o en grabaciones. También se realizaron guías y se promociona material en vivo”, puntualizó.

No obstante, el paso total de la presencialidad a la virtualidad en el ámbito universitario demandó el desarrollo de producto para que sean más intuitivos, según registraron en el colosal buscador.

Una de las mayores trabas que se detectan no sólo en la provincia, sino en todo el continente, es la conectividad. “Es un tema superimportante en toda Latinoamérica. Tres de cada 10 estudiantes no tienen acceso a conectividad o dispositivo tecnológico. De lado de Google, la estrategia es sumar funcionalidades y herramientas sin conectividad para no seguir haciendo más grande la brecha”, detalló Montes de Oca.

En ese sentido, una de las herramientas que tiene un alto registro de demanda en el ecosistema universitario es Google Classroom. La plataforma está disponible para las personas que no tienen acceso a internet, pues se puede utilizar offline. “A partir de esto, se han lanzado aplicaciones de uso sin conectividad. De este modo, el futuro puede aportar a una mayor conectividad y mientras tanto la tecnología sigue avanzando”, analizó.

Además, destacó que en el ambiente universitario hay más docentes, estudiantes y especialistas que desarrollan contenidos educativos. Este fenómeno cobró, según detectaron, mayor dimensión durante el aislamiento.

“Algo muy importante es que cada vez más hay creadores de contenido. Antes se consumía mucho y ahora vivimos el nacimiento de los Edutubers. Son profesores que dan explicaciones de sus clases. Hoy en día tienen su canal y listas curadas. Muchos profesores hacen su biblioteca de contenido con videos e información en línea”, celebró Montes de Oca.

LA UNC Y LA FUTURA NUEVA PRESENCIALIDAD

La Universidad Nacional de Córdoba (UNC) fue una de las primeras instituciones en decidir suspender su actividad presencial. Lo hizo inclusive antes de que se emitiera el primer decreto presidencial que anunció las restricciones desde el 20 de marzo del año pasado. Durante el 2020 realizó un cambio en las prácticas pedagógicas que incluyeron a casi 10 mil docentes y cerca de 140 mil estudiantes activos. El desafío estuvo en la inclusión de una masa tan grande.

Para Miguel Montes, prosecretario de Informática de la UNC, “la pandemia ha acelerado un proceso de transformación digital, tanto desde el punto de vista de la gestión como de la educación, como universidad pública, claramente el desafío es encarar este proceso de manera inclusiva, sin dejar fuera del sistema a ningún estudiante. La tecnología debe ser herramienta de inclusión y no de exclusión”.

“Sin duda representa un problema la existencia de sectores de la sociedad que carecen de buen acceso a Internet. La UNC ha trabajado en ese sentido con planes de conectividad para los distintos sectores de la comunidad

universitaria, pero particularmente para el sector estudiantil, por ejemplo mediante la provisión de equipos y de planes de datos para telefonía celular”, apuntó Montes.Inversión. Durante el primer semestre la UNC invirtió para generar las condiciones edilicias en aulas y laboratorios de cara a un futura nueva presencialidad. (José Gabriel Hernández)

Por otro lado, señala que hubo un segmento de la población estudiantil a la que la virtualidad le mejoró las posibilidades de acceso a la educación superior. “Existe una población previamente excluida que ha podido ser incorporada a la comunidad universitaria”, indicó y pone el foco en las exigencias de la presencialidad y en todo lo que implica como es el transporte y la superposición de horarios.

“Existe un conjunto de problemas que no pueden resolverse con las herramientas tecnológicas actuales. Por ejemplo, en el área de las ciencias de la salud existen prácticas que no pueden realizarse a distancia. Lo mismo puede decirse de las disciplinas que requieren el uso de laboratorios, o de las prácticas artísticas”, consideró.

Montes dice que queda claro que es necesario repensar la educación, y la UNC lo está haciendo. “El retorno a las aulas no tendrá las mismas características que la educación anterior a la pandemia. Deberemos tomar las mejores características de cada modelo, y asumir que las herramientas digitales son indispensables en el proceso educativo”, apuntó.