Policiales

El 12% del gasto de una familia se va en los servicios

En los últimos cinco años, el peso de los servicios en la estructura del gasto familiar se triplicó. Hasta 2014, asumir el pago de la luz, el gas de red y el agua de una familia tipo para un salario promedio se llevaba el cuatro por ciento de los ingresos. Hoy representa el 10, pero se estira al 12 cuando se le agrega la conectividad, un servicio que se ha convertido en algo tan esencial como los públicos.

Existe, además, una certeza: las subas no terminaron y todavía queda un trecho más en donde los servicios públicos se ajustarán por encima de la inflación.

En enero de 2014, el salario privado promedio en Córdoba, a precios nominales, estaba en 9.713 pesos, según datos del Ministerio de Trabajo de la Nación. El combo para una familia tipo de facturas en gas, agua y luz no superaba entonces los 400 pesos promedio al mes: 4,11 por ciento de un salario promedio.

Hoy, ese mismo gasto trepó a 3.548 pesos mensuales y, en un salario promedio de 35.053 pesos, se lleva el 10 por ciento de los ingresos. Cuando se le agrega una conexión a internet, se estira al 12 por ciento. Y con un abono de telefonía móvil, se va al 14.

De representar un gasto casi “marginal” en un hogar, los incrementos obligaron en todos los casos a racionalizar el consumo y buscar mayor eficiencia. Es más: en ese entonces, las facturaciones eran bimestrales, es decir que cada 60 días había que hacer frente al gasto. Pagar una boleta con los consumos de 60 días era relativamente manejable.

Hace casi dos años, el Gobierno nacional dispuso que los ciclos de facturación sean mensuales, por la sencilla razón de que no se puede hacer frente en un mes al gasto de dos.

Este avance es un foco de preocupación, al punto que, hoy, el 70 por ciento de los argentinos reconoce que las subas de los servicios son un tema de atención. A la cabeza del listado, según el Monitor Político y Social que realiza D’Alessio IROL con Sergio Berensztein, en enero estaba la inflación, seguida de la incertidumbre en la situación económica del país y, luego, la suba de los servicios.

“Creo que los argentinos se sienten como desamparados. Hay un tema económico que está, sí; pero lo que más llama la atención es la incertidumbre”, dice Nora D’Alessio, de la consultora que elaboró el informe.

Hábitos

Los hábitos están cambiando. La tecnología Inverter va a la cabeza en los aires acondicionados y el grueso de las familias incorporó las lámparas led. “Es un proceso de aprendizaje, porque hay una generación entera que vivió con luz y gas casi gratis. Hay que desandar eso. La pregunta es si la gente aprendió eso. Y sí, lo entendió y lo está haciendo”, sostiene Guillermo Olivetto, especialista en consumo y titular de la consultora W.

Allí midieron el comportamiento, y el 90 por ciento de los usuarios reconoce que el gas no podía costar lo mismo que un café. No obstante, nueve de cada 10 de los que admiten eso dicen que no les gustó la forma en que se implementó la suba y se preguntan hasta cuándo.

Saltos a la cabeza

En la apertura de datos del índice de precios al consumidor que elabora la Dirección de Estadísticas y Censo de Córdoba, el gas es el que registró el mayor aumento en la lista de más de 100 productos y servicios que releva el organismo.

Entre enero de 2014 y enero de 2019, subió 1.911 por ciento, cuando el índice general de ese período fue de 325 por ciento.

Una salvedad: los años 2014 y 2015 forman parte del “oscurantismo estadístico” al que Córdoba no fue ajena. Si se toma enero de 2016, apenas asumida la gestión de Mauricio Macri y, en Córdoba, la de Juan Schiaretti, la suba es del 728 por ciento del gas frente al 149 de precios.

Sobre la energía eléctrica, en cinco años aumentó 830 por ciento, de lo cual 483 puntos porcentuales se registraron en los últimos tres.

A menor ritmo pero también por encima de la inflación subió el ítem “agua, cloacas y saneamiento”, que en el caso de la ciudad de Córdoba es sólo agua: las cloacas –para quien las tiene– se pagan con la tasa municipal a los inmuebles.

En cinco años el incremento fue del 410 por ciento y en la gestión Schiaretti, de 215.

Así, un hogar que consume 180 kwh promedio por mes (que en 2014 pagaba 240 pesos), hoy abona 2.490. En gas, en una categoría R2-3, de 450 pesos anuales se pasó a 8.974 y el agua, de 100 mensuales llegó a 410.

Gas y energía van a la cabeza de los aumentos del quinquenio. En tercer lugar está el aceite, luego los servicios postales y en quinto, la telefonía.

Detalles

Los servicios públicos tienen algunas particularidades respecto de otros bienes o servicios. No se pueden suspender, no se pueden sustituir y no se pueden prever.

Un hogar con las finanzas apretadas puede cortar algún gasto, pero no puede quedarse sin gas, luz o agua. De hecho, el Monitor Social antes mencionado recoge entre los encuestados que el 48 por ciento de las familias suspendió el apoyo escolar de los chicos; 33 por ciento, las actividades extracurriculares; 32 por ciento, el cine, teatro y salidas; 30 por ciento, el gimnasio; otro 30 por ciento, las comidas fuera de casa y 28 por ciento, las vacaciones.

Como contrapartida, todavía resisten el abono de internet (68 por ciento lo conserva), la telefonía celular, los medicamentos y los servicios de streaming tipo Netflix. La conectividad ya es considerada por las familias como un servicio esencial.

Los servicios públicos, además, tienen un agravante: en el caso de suspensión (en general, por falta de pago), el costo de reconexión es muy alto.

Estos servicios no se pueden sustituir ni por otro más económico ni por otro pack que ofrezca la competencia. Hay un solo prestador en cada zona, con precios regulados por el Estado, que carece de incentivos reales para llegar a prestaciones eficientes y más baratas. Es decir, no hay otro prestador que le compita en precio o en calidad para llevarse los clientes.

Pero hay otro dato que no es menor: se consumen con “costo a ciegas”. Si la familia va al supermercado con un presupuesto de 3.000 mil pesos y en la caja ve que la cuenta supera ese monto, tendrá que dejar alguna cosa. ¿Quién sabe lo que a esta altura de febrero lleva gastado de luz? El usuario acaba de pagar los consumos de octubre pasado. Desde entonces, la energía sufrió tres aumentos: ¿cuánto cuesta lo que hoy está gastando?

No existen en Córdoba medidores de consumo inteligentes que le permitan al usuario saber, por ejemplo, cuántos m3 o kilovatios lleva gastados en el mes. Es más, hay tecnología que permite “precargar” una determinada cantidad de energía (como los medidores “Mide” de Edenor para zonas vulnerables) y, una vez agotada, recargar. Funciona como el teléfono móvil prepago: se consume lo que hay y si se necesita más, se paga el extra.

Aunque no hay datos oficiales, hay usuarios que decidieron suspender el servicio de gas natural y pasar a la garrafa porque permite controlar el gasto. En términos de tarifa, no conviene: un usuario R2-3, que es la categoría media se referencia, que en el año consumió 872 m3 de gas, gastará a precios de octubre 12.224 pesos en los 365 días. El mismo consumo, en gas envasado, costará 29.782 pesos: 144 por ciento más.

Preocupación

Argentina

70%. Es el porcentaje de argentinos que dice que las subas de los servicios son un tema de atención. El dato es de la consultora D’Alessio con Berensztein.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior