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“El Santo Padre me preguntó si San Francisco sigue oliendo a Bagna Cauda los Viernes Santos”

Notablemente emocionada, Silvia relata los pormenores de este encuentro y en el comienzo de la charla describe como se produjo este increíble momento. “La madre de mi esposo lo conoce al Papa Francisco desde hace muchos años, de sus tiempos en la Compañía de Jesús. Amparo trabajo con él en la Universidad del Salvador. También lo conoce a Maximiliano (mi marido) desde pequeño porque él estudió en el Colegio del Salvador. Mi suegra le comentó al Padre Bergoglio que estaríamos en Roma y nos mandó una invitación a pasar a saludarlo.”

Directamente desde Europa, esta oriunda de nuestra ciudad que cursó sus estudios secundarios en el Colegio Inmaculada Concepción describe con precisión el lugar donde Francisco reside. “Nos recibió en su casa de Santa Marta. El lugar contrasta por su austeridad con la Basílica de San Pedro y los Palacios Vaticanos. Ahí se respira más calor de hogar. El mismo nos comentó que prefiere vivir allí para estar más en contacto con la gente, que se habría sentido muy solo en el palacio papal, tan grande y con acceso a pocos”.

Origen piamontés

“Pasamos con él charlando más de una hora, de todo un poco. Compartiendo anécdotas, su visión del mundo y brindando permanentes consejos a los chicos. Es como «un abuelo bueno» al decir de Lucia mi nena pequeña”. Sinceramente, continúa Silvia, “a uno le tiemblan las piernas de pensar que esta en presencia del Santo Padre, pero de verdad que nos hizo sentir en casa. No hay palabras para describir su sencillez”. “Me pregunto si San Francisco sigue siempre oliendo a Bagna Cauda los Viernes Santos, lo cual nos hizo reír mucho”.

Por la paz internacional

Respecto de los temas conversados, Silvia manifestó que “esta muy preocupado por nuestro mundo en guerra. Nos insistió mucho en la necesidad de oración. Que recemos no solo por él, sino por el mundo entero, por la paz, la misericordia, la tolerancia entre las naciones. Más allá de nuestros credos, nos dijo, el mundo tiene una necesidad profunda de espiritualidad, de acercarse a Dios. Y eso lo ve en cada encuentro con líderes religiosos”.

El drama de los refugiados

Según la visión del Santo Padre, este problema es algo muy crítico en Europa. “Porque más allá de recibir a las familias desplazadas, según su visión, existe una gran carencia de acogida verdadera, de integrar verdaderamente a esos niños y a sus padres”.

Respetar a los más grandes

“Conversó muchísimo con mis hijos Ignacio, Belén y Lucia sobre la importancia del dialogo con los abuelos. Él les decía que los abuelos, como nadie, son transmisores de fe y esperanza. Muchos de ellos llevan a cuesta una vida heroica, un pasado de guerra, han luchado y han salido adelante. Los abuelos les pueden dar una perspectiva de la historia, familiar y del mundo, que nadie más puede darles, y sobre todo con tanto amor”.

En este sentido, continúa relatando Silvia, “les recomendó que atesoren los momentos que comparten con sus abuelos”. “Para nosotros que vivimos en Europa este es un tema muy especial. Mis hijos no los tienen en el día a día. Pero cuando se encuentran son momentos maravillosos”. “Habló mucho con los chicos, sobre su escuela, sus relaciones con amigos de todo el mundo, de diferentes culturas y credos. Y volvió a insistir en cuán importante es que eduquemos para la paz y la tolerancia”.

Una selfies con los niños

Durante toda la reunión el Papa Francisco se mostró como una persona maravillosa y tuvo momentos distendidos fundamentalmente con los niños. “Luci le pregunto si le hacían rico de comer, asado, empanadas. Y resulta que no. Pero le dijo que se quedara tranquila que le hacían comida italiana muy rica. De todas maneras nos contó que él se arreglaba con cualquier cosa. Todos allí lo quieren mucho y lo tratan muy bien”.

Ya sobre el final “se sacó selfies con Ignacio y Belén. Con mi esposo nos preocupamos cuando ellos se lo pidieron, pero él estuvo de lo más feliz. Ya estoy acostumbrado a estas cosas con los chicos, dijo. Con Ignacio la tomo el mismo, aunque se lamentó que le faltara práctica con estos teléfonos modernos”.

Ciudadanos del mundo

Silvia Salvagno, junto a su familia reside actualmente en Bruselas, luego de haberlo hecho en varias partes del mundo debido a la actividad de su marido. Maximiliano se desempeña profesionalmente para una compañía farmacéutica belga y el pasado mes de Marzo vivieron muy de cerca el atentado terrorista ocurrido en esa ciudad. De hecho, su esposo había estado en el aeropuerto un día antes a la misma hora de la tragedia. La casa familiar se encuentra a solo 20 minutos de donde se desencadenaron los hechos.

Ser de luz

En la despedida y luego de expresar el afecto para con su querida ciudad de San Francisco, Silvia manifestó: “Como verán fue un encuentro tan íntimo y familiar que aún no salimos del asombro de haber vivido semejante bendición. Francisco es una persona que irradia luz. Pero más aún paz y calidez como el Buen Pastor”. “Mis hijos adoran esa parábola y de verdad creo que es una manera muy acertada de describirlo”.

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