Policiales

El comercio, bajo los efectos de dos años en recesión

Dos años sobreviviendo a una caída sistemática de ventas. Eso acumula el comercio minorista en la provincia, según las mediciones mensuales que realizan las entidades representativas del sector.

El departamento de estadísticas de la Federación Comercial de Córdoba (Fedecom) informó que en enero hubo una baja interanual en el volumen de ventas del sector del 5,7 por ciento, por lo que se completaron 23 meses de números negativos a nivel provincial.

Para la ciudad de Córdoba y en el mismo mes, la Cámara de Comercio (CCC), integrante de Fedecom, informó desde su observatorio un retroceso interanual de ventas de 6,15 por ciento. En ese caso, se trató del 24º mes de caídas consecutivas.

¿Cómo pelea el comercio semejante retracción? Achique de estructuras, pérdida de empleo, migración de locales desde los centros de grandes ciudades a zonas más periféricas, alta rotación y mayor informalidad. Esos son algunos de los fenómenos que el desplome del consumo viene detonando en esta actividad que, subraya Fedecom, explica el 18,4 por ciento del producto bruto geográfico cordobés: casi 140 mil millones de pesos.

Lo que no produjo hasta ahora el proceso, aseguran desde las entidades, es una reducción drástica de la cantidad de comercios.

“Tenemos valores aproximados del número de comercios. Los organismos oficiales no publican datos de bajas y eso hace complicado contar con el dato preciso. Pero en nuestros relevamientos no detectamos cierres ni despidos masivos. Sucede que el comercio Pyme hace un esfuerzo denodado por no cerrar o despedir, es una actividad con mucha resiliencia”, señala Ezequiel Cerezo, presidente de Fedecom.

Según la entidad, en la provincia hay entre 98.600 y 100 mil comercios, el 40 por ciento en Capital y el resto en el interior.

José Viale, presidente de la CCC, coincide: “Además de perder rentabilidad, la gente redujo todos los costos que podía, hizo los mayores esfuerzos, incluido el de evitar desvinculaciones todo lo posible. Pese a tantos meses de caída, no hubo despidos masivos: en el segundo semestre de 2019, nuestros datos señalan que el 85 por ciento de los comercios no despidió personal”.

Sin embargo, sea por efecto del “despido hormiga” o del cierre de sucursales de grandes cadenas comerciales (no incluidas en el universo de Fedecom), el empleo viene acompañando la retracción del sector.

“Las estadísticas dicen que fue uno de los más golpeados entre 2017 y 2019, el único que lo empeora es el de la construcción”, apunta Virginia Giordano, economista de Idesa.

“En Córdoba, la Encuesta de Indicadores Laborales revela que el sector ‘comercio, restaurantes y hoteles’ viene mostrando caídas en la cantidad de empleo desde el segundo trimestre de 2018. El último dato disponible, cuarto trimestre 2019, indica una baja del empleo del dos por ciento (ver gráfico)”, agrega.

Y aporta: hasta marzo de 2019 (último dato disponible de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec), sumaban 139.820 los cordobeses empleados en el “comercio al por mayor y menor, reparación de vehículos y motos” en los aglomerados Gran Córdoba y Gran Río Cuarto.

De ellos, 27 por ciento estaba en condición informal, con una remuneración mensual promedio de 17.738 pesos. Para los formales, ascendía a 25.950 pesos. “Las remuneraciones en el sector, de acuerdo a EPH, incrementaron 19 por ciento entre el segundo trimestre 2019 y el segundo de 2018, muy por debajo de la inflación del período. Es decir que los trabajadores del sector vienen perdiendo poder de compra”, agregó Giordano.

Este mismo fenómeno, que afecta a la mayor parte de la población en actividad desde 2017, es el motivo central de la caída del consumo y el desplome paralelo en ventas que sufre el sector.

En materia de empleo, Fedecom señala que el comercio Pyme emplea unos 60 mil dependientes formales, cifra que debe multiplicarse al menos por tres si se suma el propietario del local y un familiar directo que también trabaja. Tal la estructura de recursos humanos que prima en el sector.

José Viale añade otro indicador gráfico de la crisis del sector: entre 2018 y 2019, los pedidos de concurso preventivos del rubro “comercio y servicios” crecieron 38,4 por ciento, y las quiebras, cuatro por ciento. A nivel nacional, el 70 por ciento de los concursos registrados en 2019 correspondieron a firmas de ese rubro.

Migración por alquiler

Tanto Viale como Cerezo señalan otro fenómeno que detonó la crisis: el traslado de una gran cantidad de comercios desde locales en los microcentros de las grandes ciudades a otras zonas, más periféricas. El motivo central: reducir costos de alquiler, estructura y servicios. Indumentaria es el principal rubro que protagoniza este proceso, aunque no el único.

“En el área central tenemos un 20 por ciento de locales vacíos, incluyendo a las galerías, donde son muchísimos. En la periferia, en cambio, la vacancia promedio es del siete por ciento: hay corredores con 12 por ciento y otros con un dos”, dice Viale. Cita como ejemplo el traslado de comercios del microcentro al Cerro de las Rosas o Argüello.

Martín Dahan, socio del Grupo Meade-Pucheta y con larga experiencia en el negocio inmobiliario, observa que, más que migración, lo que advierte, producto de la caída de ventas, es una “altísima rotación” en los alquileres.

“Son personas que toman un local para poner un negocio y a los siete meses rescinden el alquiler o buscan ser relevados por otro inquilino”, explica.

Asegura que, en muchos casos, la ocupación de locales se viene manteniendo a costa de bajar alquileres, lo que provoca una gran dispersión de precios. “El 75 a 80 por ciento de los alquileres comerciales no ha acompañado la inflación. Las subas promedio del sector fueron 15 y 17 por ciento en los dos semestres de 2019”.

El Centro, con la Peatonal como protagonista, sigue siendo el distrito de locaciones más altas. Dahan cita un ejemplo: “Un local de 60 metros en calle San Martín se alquiló a 110 mil pesos más IVA, contra otro de 50 metros, de mejor calidad, en Urca, por 22 mil pesos más IVA”.

En algunos casos, la migración coincidió con otro fenómeno: el paso de la formalidad a la informalidad, advierten desde las cámaras. Comercios que cambiaron un local por un enclave dentro de una vivienda o la venta a través de redes sociales, evitando con eso la tributación y para mejorar los márgenes. Las redes vienen siendo, de por sí, un gran canal de venta informal que las entidades tienen entre ceja y ceja.

“La informalidad se ha multiplicado con esta crisis. Es muy tentadora a la luz de la carga tributaria extrema que viene soportando la actividad”, señala Cerezo, casi con idénticas palabras que Viale.

Ambos aclaran: a pesar de la queja por la presión impositiva “asfixiante”, las cámaras defienden el comercio en blanco y denuncian que, en un contexto tan complejo, la informalidad se convierte en una competencia desleal que castiga el doble al sector.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior