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Vacaciones de invierno: un julio apenas moderado para Córdoba

Las cuatro semanas de vacaciones de julio, separadas por provincias, quedaron atrás y el balance final para la Córdoba turística parece ajustarse a lo que se presumía en la previa. Una temporada apenas moderada, aunque con diferentes resultados según las localidades.

Nada que sorprenda: para Córdoba, las vacaciones de invierno nunca fueron temporada alta. La ocupación real promedio en julio está por debajo de la mitad de la que se registra en verano o en los mejores fines de semana largos.

Según la Cámara Argentina de Turismo (CAT), que nuclea a las asociaciones de hoteleros y gastronómicos de todo el país, Córdoba promedió el 60 por ciento de ocupación en julio.

Según su informe, algunas localidades del Valle de Calamuchita tuvieron el mejor registro, con más del 80 por ciento. Eso significa que unas cuantas, en otras regiones de la provincia, no superaron el 50.

Hubo otros destinos nacionales, como Bariloche, San Martín de los Andes, Mendoza, Cataratas del Iguazú y Río Hondo, que registraron los mejores números, con más del 90 por ciento de ocupación promedio. También fue así en Salta y en Jujuy. Tampoco es sorpresa: son los destinos que tienen en invierno su principal temporada.

Los porcentajes, además, deben ser mirados de reojo. El 60 por ciento para Córdoba en invierno se mide respecto de la capacidad disponible para julio, que es bastante menor que la que esta provincia ofrece en verano, cuando suma casas de alquiler, campings y ciertos establecimientos de menor categoría que en invierno prefieren cerrar.

A la cordobesa

“Nuestra estimación se asemeja a la de la Cámara Argentina de Turismo. Creemos que rondó el 60 por ciento en la primera quincena, y que en la segunda estuvo algunos puntos por abajo”, planteó Julio Bañuelos, presidente de la Agencia Córdoba Turismo.

El funcionario admitió que la impresión dominante, entre la mayoría de los operadores cordobeses, es que, respecto de las expectativas, la primera quincena de julio en Córdoba estuvo algo mejor que lo esperado, por el impacto del fin de semana largo con el que empezó. Pero la segunda etapa mostró números por debajo de lo que muchos aguardaban para las dos semanas en que salían porteños y bonaerenses. “Percibimos que pesa cada vez el costo de los combustibles para decidir el destino de las escapadas cortas. Por eso, quizá, hubo en las Sierras buena presencia de cordobeses este julio, pero no tanto de porteños y de bonaerenses. Ese costo pesa más en turistas de clase media, que son mayoría para Córdoba”, interpretó Bañuelos.

La impresión dominante, tal como anticipó un informe de La Voz hace una semana, es que la ocupación promedio en Córdoba se ubicó entre el 55 y el 60 por ciento en julio.

Los mejores registros se vieron, otra vez, en algunas localidades del Valle de Calamuchita que conservan un perfil más ligado a los servicios de invierno. La Cumbrecita y Villa General Belgrano lideran ese lote, seguidos por sus vecinas Santa Rosa y Los Reartes.

La ciudad de Córdoba, que tiene en julio sus mejores registros en recepción de turistas, redondeó un 75 por ciento de promedio. Un número aceptable pero algo menor al de los inviernos anteriores, se admite en ámbitos empresariales.

Por debajo aparece el resto del mapa turístico provincial.

De acá al verano

Entre operadores del ámbito público y privado se abren ahora interrogantes y expectativas para lo que resta del año, hasta el verano. Quedan, para sumar oxígeno a la actividad en las Sierras, un fin de semana largo en noviembre por el feriado nacional del lunes 18 y otros dos “a medias”, por las jornadas puente “no laborables” de los lunes 19 de agosto y 14 de octubre.

Los interrogantes están ligados a la evolución de la situación económica y al impacto de la incertidumbre que genera un semestre con varias elecciones nacionales.

Hoteleros, cabañeros y gastronómicos insisten en que, además de la moderación en cantidad de visitantes, inquieta la baja rentabilidad del sector, que lleva años, por el aumento de costos de servicios, insumos e impuestos que no pueden acompañar en igual medida con ajustes de sus tarifas. De hacerlo –admiten casi todos–, perderían competitividad.

Más en una provincia a la que llegan muy escasamente los turistas extranjeros y en la que los nacionales, en su mayoría, son de la clase media que más recalcula cada gasto ante situaciones de recesión económica.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior