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Por temor a la mora, los bancos abren el paraguas

Si bien el último Informe sobre Bancos emitido por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) marcó un apenas perceptible incremento de la morosidad, el comportamiento de los titulares de préstamos y tarjetas de crédito durante diciembre y las primeras semanas de enero obligó a las entidades financieras a salir a abrir el paraguas.

Aparece en los testeos preliminares una suba mayor en el número de incumplimientos en los pagos, situación que, de profundizarse, obligará a incrementar el previsionamiento ante la autoridad monetaria. Ese proceso requiere de fondos constantes y sonantes, lo cual en épocas de altas tasas de interés se convierte en un “doloroso” capital inmovilizado para los bancos.

Diciembre y enero traerían otros números a los que informó el BCRA en noviembre y el temor se centra en que la estacionalidad de febrero-marzo, donde se concentran los gastos del hogar por el inicio de las clases, más los impactos tarifarios, suban la tensión en los presupuestos familiares.

Por ello, bancos y tarjetas han acentuado estrategias para asegurarse la cobranza. Algunos con cierta premura, como el caso del banco privado ICBC que a las 72 horas hábiles de producido el vencimiento ya dispara la primera llamada telefónica para efectuar el reclamo a su cliente inquiriendo sobre “los motivos del atraso”, y otros con más tacto, mediante la oferta de refinanciamiento, como ocurre con Macro.

En el mundo de las tarjetas de crédito, en tanto, pasadas las Fiestas de fin de año desapareció completamente la financiación sin interés. A nivel de consumo, se sintió el corte de las tres cuotas sin interés para la compra de combustibles que ofrecían algunos plásticos.

Ahora, el esfuerzo está puesto en refinanciar saldos para que ese cliente no se convierta en un deudor con potencial perfil de incobrable.

Como sucede con el resto del sistema, Bancor registró un “leve aumento en el índice de mora en los últimos meses de 2018, principalmente a partir del segundo semestre, cuando la aceleración del proceso inflacionario afectó el poder adquisitivo”, puntualizó la entidad a La Voz.

“La evolución del índice de mora para el segmento mercado cerrado fue de 3,14 por ciento en diciembre, levemente superior a noviembre”, agregó.

Con la idea de evitar el previsionamiento que obliga la normativa, el banco oficial mantiene un esquema de reprogramación de saldos de tarjetas de crédito.

Durante el año pasado se concretaron en promedio, y de manera constante, 1.600 operaciones mensuales de programación de saldos, sobre una cartera total de 340 mil plásticos.

El otro gran actor del mercado bancario regional es Macro. La entidad también aceleró los pasos para refinanciar a clientes que, por sistema, observa bajo una situación apremiante. La entidad -que se excusó de realizar comentarios- se comunica telefónicamente para ofrecer refinanciar saldos de tarjetas a una tasa nominal anual del 54 por ciento.

Con costos administrativos, la tasa roza el 80 por ciento. Aun así, es más barata que realizar el pago mínimo y refinanciarse con la tarjeta. Visa, por ejemplo, tiene su Tasa Efectiva Anual (TEA) en el 100,5 por ciento, contra 75 del crédito de Macro.

“Hay casos donde se asistió a clientes sobre la base de sus ingresos y se les otorgaron préstamos personales y tarjetas de crédito. El sistema sólo detecta casos y tira alertas en los que la obligación mensual supera el máximo de afectación respecto al ingreso y, antes de que el cliente caiga en mora, se le ofrece reestructurar su deuda”, comentó una oficial de cuentas dedicada a este proceso.

Sergio Podingo, contador experto en bancos, apuntó que la mora del deudor “le hace un daño enorme” a la entidad financiera.

“Con el mero paso del tiempo en la mora del cliente, se le exige al banco un mayor previsionamiento, tiene que pasar a pérdida parte del crédito. Cuando ese cliente llega a situación 3, el banco ya debe dejar de devengar intereses contables, además de lo que le muerde la previsión”, explicó.

Si crece la cartera de clientes en mora, más el paso del tiempo, la situación termina por incidir en el patrimonio neto. “En momentos como este, prefieren reestructurar deudas -que no es igual que refinanciar- que hacerse cargo de la mora y hasta eventualmente tener que capitalizar”, agregó.

Una gran tajada

Según la comunicación A 6558, por un deudor en categoría 3, la entidad debe previsionar el 12 al 25 por ciento del crédito, según haya garantías preferidas (hipotecas, prendas, etcétera) o no.

En el mundo de las tarjetas, Naranja lidera el mercado regional con 5,5 millones de plásticos. “Los indicadores de morosidad crecieron durante el segundo semestre a partir de la turbulencia, aunque no se comparan con los indicadores de otras crisis”, evaluó Martín Porta, subdirector de Operaciones de Naranja.

“La relación de la cartera irregular versus el total de la cartera administrada tuvo una variación interanual del cinco por ciento en diciembre”, explicó. Para contener la mora y evitarle problemas al cliente, “aplicamos herramientas de analítica avanzada y machine learning que permitieron mejorar hasta en un 50 por ciento el poder predictivo de los procesos para intensificar la gestión en aquellos segmentos de mayor riesgo de incumplimiento”, ahondó.

Mantener el consumo

Clave para las tarjetas

El financiamiento se redujo, pero hay nuevas estrategias.

Cuotas. Bancor mantiene cuatro cuotas sin interés en las principales cadenas de supermercados. También tiene 12 a 20 pagos en construcción.

Colegio. Con Z como bandera, Naranja lanzará el 11 de febrero un plan de descuentos para la vuelta al colegio que incluye tiendas físicas y on line.

Fuente: La Voz del Interior. La Voz del Interior